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Enfermedades ambientales de los mamíferos marinos

PorCara L. Field, DVM, PhD, DACZM
Revisado/Modificado jun 2022

Enfermedades oculares de los mamíferos marinos

La enfermedad ocular es frecuente en los pinnípedos y cetáceos en cautividad y a menudo se asocia con factores ambientales. El uso excesivo de desinfectantes oxidantes y las altas cargas bacterianas se han asociado con enfermedades tanto en piscinas cubiertas como al aire libre. El exceso de luz brillante, incluido el reflejo de la pintura de color claro y los charcos poco profundos, así como la falta de sombra, también se han relacionado con la enfermedad ocular. Los pinnípedos alojados en agua dulce también son más propensos a desarrollar enfermedades oculares. El edema corneal es a menudo la primera indicación de un problema ambiental, pero las queratopatías y la uveítis no son infrecuentes y pueden deberse a un traumatismo u otra enfermedad subyacente. Los defectos corneales pueden ser dolorosos y difíciles de observar porque los animales pueden cerrar los párpados con fuerza.

El diagnóstico de la enfermedad ocular en los mamíferos marinos es similar al diagnóstico en otras especies, e incluye el examen oftálmico, la tinción con fluoresceína, la medición de la presión intraocular y otras pruebas. El cultivo bacteriano o fúngico de la lesión antes del tratamiento puede ayudar a dirigir el tratamiento.

El tratamiento incluye tratamientos tópicos, sistémicos o ambos, según el temperamento del animal. La administración de doxiciclina a 5-10 mg/kg, PO, cada 12 horas puede producir concentraciones terapéuticas en la película lagrimal de los pinnípedos. Las inyecciones subconjuntivales de agentes terapéuticos, particularmente cuando se combinan con un gel de poloxámero de liberación sostenida, pueden proporcionar un tratamiento eficaz durante aproximadamente 1 semana. Se recomienda la consulta con un oftalmólogo para el tratamiento de lesiones persistentes y graves y procedimientos avanzados. La administración oral de antioxidantes y carotenoides (luteína, semilla de uva, vitamina C, etc.) puede ayudar a mantener la salud ocular; sin embargo, la resolución exitosa y la prevención de recidivas dependen de la eliminación de la causa subyacente.

Cuerpos extraños gástricos de mamíferos marinos

Muchos mamíferos marinos cautivos desarrollan el hábito de tragar objetos que caen en sus piscinas. En los cetáceos, la abertura al segundo compartimiento del estómago es pequeña, por lo que los cuerpos extraños permanecen en el primer compartimiento. El píloro pequeño de los pinnípedos impide el paso de la mayoría de los cuerpos extraños. Con frecuencia no muestran signos clínicos. En ocasiones, se puede observar anorexia, regurgitación o letargo. El diagnóstico se realiza a menudo al observar al animal tragar un objeto. Se pueden realizar radiografías en animales de pequeño tamaño. En cetáceos pequeños, se puede palpar el esófago para determinar la presencia de cuerpos extraños.

Los animales, en ocasiones, regurgitan los cuerpos extraños; sin embargo, suele estar indicado provocar el vomito. La extracción se suele realizar mejor con una gastroscopia, que sirve también para confirmar el diagnóstico. Deben hacerse todos los esfuerzos posibles para prevenir la ingestión de cuerpos extraños. Se piensa que el entrenamiento de los animales para que intercambien estos objetos por un premio es beneficioso para disminuir la ingesta. Los cuerpos extraños también se encuentran en mamíferos marinos en libertad. Algunos elementos, como las piedras pequeñas, pueden ser accidentales y no ser problemáticos; sin embargo, la ingestión de desechos marinos como bolsas de plástico puede causar impactación gástrica grave y la muerte.

Estómago, delfín

Esquema del estómago, delfín. Arriba) Vista dorsal. Abajo) Vista ventral. Ilustración del Dr. Gheorghe Constantinescu. Dibujado, con autorización, de diapositivas por cortesía del Dr. Raymond Tarpley, Universidad de Texas A & M.

Úlceras gastrointestinales de los mamíferos marinos

Las úlceras GI son un problema notable tanto en los mamíferos marinos en cautividad como en libertad. Las úlceras del esófago y del primer compartimento del estómago de los cetáceos son un hallazgo frecuente en la necropsia y son clínicamente menos graves que las úlceras de la región pilórica o del duodeno proximal. Las úlceras gástricas y duodenales proximales en los pinnípedos evolucionan con frecuencia a una perforación, que causa peritonitis y como consecuencia la muerte. Las úlceras gástricas también se encuentran en sirénidos, nutrias marinas y osos polares. Aunque las úlceras se perforan con menos frecuencia en los cetáceos que en los pinnípedos, deben tratarse como un problema grave. Diferentes causas pueden estar involucradas en la aparición de una úlcera GI, incluyendo el daño de origen parasitario y el incremento de histamina del pescado en mal estado. Sin embargo, la enfermedad en animales cautivos debe considerarse asociada a factores ambientales o estresantes. Los cambios ambientales drásticos, incluyendo los cambios de cuidadores o de ejemplares convivientes, pueden propiciar una ulceración GI grave en cetáceos, en pinnípedos y nutrias marinas.

Los signos clínicos comprenden letargo, anorexia parcial, rigidez abdominal, palidez y en ocasiones regurgitación. Los animales con úlceras sangrantes a menudo desarrollan anemia y posiblemente leucocitosis (o leucopenia con sepsis). El diagnóstico se suele basar en la identificación de eritrocitos de mamíferos y células mucosas anómalas, como las células basales, en los lavados gástricos; la confirmación se realiza mediante visualización endoscópica de las lesiones.

El tratamiento paliativo de las úlceras no perforadas consiste en la administración de antagonistas de la histamina y de antiácidos a base de gel de aluminio con o sin sucralfato y simeticona, acompañados del aporte frecuente de comida en pequeña cantidad. La causa subyacente se debe identificar y corregir para que se resuelva con éxito. El tratamiento de las úlceras perforantes con peritonitis secundaria incluye la administración intensiva de antibióticos de amplio espectro y fluidoterapia. Las úlceras gastrointestinales secundarias al estrés son más propensas a desarrollarse en mamíferos marinos que previamente han tenido una úlcera.

Traumatismos de mamíferos marinos

Las lesiones traumáticas (p. ej., cortes, heridas de armas de fuego o por hélices afiladas y enredos) son frecuentes en los mamíferos marinos. Las lesiones causadas por hélices y traumatismos cortantes son un problema importante en los manatíes, que acceden frecuentemente a aguas de navegación recreativa en Florida. Los traumatismos conespecíficos e interespecíficos son particularmente frecuentes en los animales en libertad, incluyendo mordeduras y golpes bruscos, y pueden dar lugar a miopatía e infección. Las mordeduras de odontocetos suelen aparecer como laceraciones lineales paralelas (marcas de rastrillo) y suelen ser más superficiales, mientras que las heridas por mordedura de pinnípedos y nutrias marinas pueden producir traumatismos más graves y formación de abscesos después de una punción profunda. Las nutrias marinas macho pueden causar traumatismos nasales considerables a las hembras durante el apareamiento.

Las heridas traumáticas se deben limpiar, desbridar y permitir que cicatricen por segunda intención, a no ser que se hayan perforado las cavidades corporales. Los antibióticos a menudo se deben administrar para prevenir una infección importante. El mantenimiento de la buena calidad del agua y una nutrición equilibrada son beneficiosos para el proceso de cicatrización. Las heridas extensas suelen cicatrizar sin incidentes. Los traumatismos más graves, como las fracturas, pueden necesitar intervención quirúrgica.

Exposición al petróleo de mamíferos marinos

La preocupación principal es la exposición de los mamíferos marinos a los vertidos de hidrocarburos de petróleo. Las nutrias marinas son particularmente sensibles a esta exposición debido a sus hábitos naturales de aseo y a su carencia de una capa de grasa aislante. Los lobos marinos son igualmente vulnerables, pero también tienen grasa para protegerse frente a la hipotermia grave, y los animales jóvenes de cualquier especie también son muy vulnerables. La hepatotoxicidad, la nefrotoxicidad, las lesiones GI, de la mucosa y oculares y la pérdida de la capacidad homeotérmica son efectos importantes de la exposición a los hidrocarburos del petróleo. Sin embargo, los efectos más devastadores se suelen deber al daño pulmonar directo por inhalación de hidrocarburos volátiles.

A pesar de la evidencia experimental que sugiere que los cetáceos, los pinnípedos y los osos polares, a diferencia de las nutrias marinas, evitan los vertidos de petróleo si es posible, estas especies pueden verse muy afectadas. La ingestión de grandes cantidades de petróleo por estas especies es menos probable, excepto a través de las presas afectadas, y en los pinnípedos y osos polares a través del aseo. Se produce contaminación de las barbas en las ballenas misticetas, pero por lo general se resuelve en 24-36 horas. La ingestión de petróleo en sirénidos no se ha descrito, pero podría dar lugar a disbiosis, ya que son fermentadores del intestino posterior con un largo tiempo de tránsito GI. El daño pulmonar de moderado a grave se ha documentado en cetáceos en libertad durante años después de un derrame masivo de petróleo, además de la insuficiencia adrenal crónica y el aumento de la mortalidad perinatal. Se deben priorizar al máximo los esfuerzos para reducir la exposición humana a los hidrocarburos cuando se traten animales contaminados, por lo que se recomienda encarecidamente una formación adecuada antes de manipular mamíferos marinos afectados por el petróleo.

El estrés por captura, transporte y retención reducen el umbral de toxicidad por hidrocarburos en estos animales. El tratamiento prioritario de los animales expuestos es la estabilización antes del lavado, incluidas la hidratación y la corrección de los desequilibrios electrolíticos potencialmente mortales, como la hipoglucemia, la corrección de la hipotermia o la hipertermia, y el posible compromiso nutricional y otros cuidados de urgencia. El tratamiento adicional suele incluir la eliminación de la grasa tanto del pelo como de la piel usando detergentes suaves (p. ej., detergente de lavavajillas líquido al 2 %) y del sistema GI si es posible. El carbón activado no es eficaz para el aceite en sí, pero puede ser eficaz para unir otras sustancias químicas potencialmente peligrosas, como los metales pesados, unidos a los productos derivados del petróleo.

El lavado de los mamíferos marinos engrasados requiere grandes volúmenes de agua tibia y blanda (3-5 granos de dureza), especialmente para animales con un pelo denso (p. ej., nutrias marinas y focas). El aceite y el alquitrán degradados pueden pretratarse con metil sojaato caliente o aceite vegetal aplicado vigorosamente en el pelo, seguido de uno o más lavados con detergente y un aclarado y secado a fondo. La recuperación completa y la impermeabilización se producirán a medida que el animal reanude el comportamiento normal de aseo, y los animales se deben reintroducir gradualmente en el agua con un control regular de la recuperación. El alojamiento temporal en agua blanda después del lavado puede reducir el tiempo de recuperación.

Neumonía de mamíferos marinos

La neumonía es una causa común de morbilidad y muerte tanto en mamíferos marinos en cautividad como en libertad. La mayoría de los casos de neumonía en mamíferos marinos tienen una importante participación bacteriana, fúngica o vírica, y la mayoría de los microorganismos cultivados a partir de especies terrestres se han identificado en mamíferos marinos. La neumonía a menudo puede ser el resultado de errores en el manejo, aunque la muerte asociada a neumonía es frecuente incluso en animales en cautividad manejados con cuidado. Los mamíferos marinos necesitan aire de buena calidad, lo que requiere también una ventilación adecuada de las instalaciones interiores. El aire templado o la aclimatación a temperaturas frías también son importantes para prevenir la enfermedad pulmonar, incluso en las especies polares. Los animales aclimatados a temperaturas frías suelen ser bastante resistentes. Sin embargo, la transición repentina de ambientes cálidos a aire frío, incluso con el agua más caliente, puede precipitar la aparición de neumonías fulminantes, sobre todo en animales débiles por déficits nutricionales o por otras causas.

Los signos clínicos comprenden letargo, anorexia, halitosis grave, disnea, pirexia y posiblemente leucocitosis marcada. Se ha observado enfisema subcutáneo en pinnípedos con neumonía por diferentes causas. La enfermedad puede evolucionar rápidamente.

El diagnóstico preliminar se suele basar en los signos clínicos y la auscultación y se confirma mediante técnicas diagnósticas como la radiografía torácica y la ecografía, además de la respuesta al tratamiento. Las imágenes avanzadas, la broncoscopia y los aspirados con aguja fina pueden ayudar a evaluar la extensión y establecer la causa de la enfermedad.

El tratamiento comprende la corrección de los factores ambientales, la administración de antibióticos y un tratamiento de soporte.