La glosoplejía o parálisis de la lengua es poco frecuente. Las causas en los caballos incluyen la colocación incorrecta de lazos obstétricos en los neonatos durante una extracción forzada (parto), las infecciones del tracto respiratorio superior como las paperas, la meningitis, el botulismo, la encefalomielitis, la leucoencefalomalacia, la encefalomielitis protozoaria equina y los abscesos cerebrales. Cualquier afección que lesione el nervio hipogloso (par craneal XII), principal nervio motor de los músculos de la lengua, puede producir glosoplejía.
Estos neonatos con glosopejía deben ser monitorizados cuidadosamente para garantizar que puedan comer. Si es necesario, se debe colocar una sonda nasogástrica en los potros afectados para la alimentación suplementaria que incluya la administración de calostro, o administrar plasma intravenoso para evitar el fallo de la transferencia pasiva. Los potros incapaces de mantener la hidratación pueden necesitar fluidoterapia IV y medicación antiinflamatoria (p. ej., fenilbutazona, flunixino meglumina o dexametasona). También está indicada la profilaxis contra la ulceración gástrica. Si la afección persiste 10 días o más, después del nacimiento, el pronóstico para recuperar la función normal es reservado.
Las enfermedades inflamatorias y los traumatismos también pueden producir glosoplejía transitoria. Ocasionalmente, los caballos que se someten a procedimientos dentales prolongados que implican una tracción excesiva en la lengua pueden desarrollar glosoplejía temporal. El pronóstico de la glosoplejía depende de la respuesta del caballo al tratamiento de la afección primaria.
En el ganado vacuno, la glosoplejía puede acompañar a una actinobacilosis grave. Puede haber parálisis completa de la lengua junto con necrosis de la punta. Estas afecciones se dan ocasionalmente en forma de brotes en ganado vacuno de cebadero y pueden seguir a un brote de estomatitis vírica.