Los desgarros rectales pueden estar causados por cuerpos extraños, heridas por mordedura o traumatismos por palpación. El tenesmo y la hemorragia son los signos clínicos más frecuentes. El diagnóstico se basa en la exploración física. Los desgarros parciales en perros y gatos pueden tratarse de forma conservadora mediante tratamiento médico, pero los desgarros de espesor total y la mayoría de los desgarros en grandes animales requieren reparación quirúrgica.
La separación, defecto o desgarro en la mucosa rectal o anal, se puede producir como resultado de una laceración intraluminal. Los cuerpos extraños (p. ej., huesos afilados, agujas y otros materiales) se han descrito como agentes etiológicos. Las heridas por mordedura y, en grandes animales, el traumatismo resultante de la palpación rectal, son causas habituales. La laceración puede involucrar solamente las capas superficiales del recto (laceración parcial) o perforarlas todas (laceración completa).
Hallazgos clínicos y diagnóstico de los desgarros rectales en animales
El estreñimiento y la resistencia a defecar suelen atribuirse al dolor. El diagnóstico se basa en el tenesmo y la hemorragia, la decoloración perineal y la inspección del recto y el ano; la sangre fresca hallada en un guante o en las heces después del examen rectal es una buena prueba de un desgarro rectal. Puede haber edema cuando la lesión lleva cierto tiempo. Debe evaluarse cuidadosamente la integridad del esfínter anal externo.
Tratamiento de los desgarros rectales en animales
Los desgarros parciales pueden tratarse mediante tratamiento médico; los desgarros de espesor total requieren reparación quirúrgica.
En pequeños animales, los desgarros parciales por lo general pueden tratarse con un tratamiento y una monitorización conservadores. Los defectos de la mucosa se suelen cerrar en 5-7 días. El tratamiento antibiótico sistémico no suele estar indicado. Los ablandadores de heces pueden estar indicados si hay estreñimiento o tenesmo significativos. Los desgarros completos se deben desbridar y se pueden suturar a través del orificio anal mediante laparotomía o ambos, según la localización y el grado de la laceración. Después de la operación se deben administrar antibióticos y laxantes.
En animales grandes, el tratamiento debe iniciarse inmediatamente. El área anorrectal debe limpiarse a fondo y administrarse antibióticos sistémicos de amplio espectro. Pueden administrarse fluidos IV y flunixino meglumina para prevenir o tratar el shock séptico y endotóxico.
En el ganado vacuno y en los caballos, la perforación accidental durante el examen rectal exige tratamiento inmediato para disminuir el riesgo de peritonitis y muerte. La exploración del abdomen debe ser lenta, pausada y suave. Debe evitarse la tentación de usar demasiado los dedos o de presionar con el brazo en una región que ofrezca resistencia. Las laceraciones rectales en el caballo han sido clasificadas según las capas tisulares penetradas. Las laceraciones de grado I afectan a la mucosa o submucosa. Las de grado II implican desgarro solo de las capas musculares. Las de grado III involucran la mucosa, la submucosa y las capas musculares, incluyendo también las laceraciones que se extienden al mesorrecto. Las de grado IV consisten en la perforación de todas las capas del recto, con extensión a la cavidad peritoneal.
Las laceraciones de grado I pueden tratarse de forma conservadora con antibióticos de amplio espectro y fluidoterapia IV. Puede administrarse flunixino meglumina para evitar o tratar el shock endotóxico. Se debe administrar vaselina líquida por sonda nasogástrica para ablandar las heces y dar una dieta a base de hierba fresca o alfalfa.
Las laceraciones de grado II y III requieren cirugía inmediata y más extensa. Se sugiere una consulta con un especialista inmediatamente después del diagnóstico.
Los desgarros de grado IV tienen un pronóstico grave; solo deben repararse si son pequeños y si el tratamiento se instaura antes de que la cavidad peritoneal esté muy contaminada.
Puntos clave
Los desgarros rectales son poco frecuentes en perros y gatos, y pueden producirse durante la palpación rectal en el ganado vacuno y los caballos.
Los desgarros parciales en perros y gatos por lo general se pueden tratar con cuidado.
Los desgarros completos requieren reparación quirúrgica y cuidados de apoyo.