La influenza porcina es una enfermedad respiratoria altamente contagiosa que resulta de la infección por el virus de la influenza A (VIA). El VIA causa una enfermedad respiratoria caracterizada por anorexia, depresión, fiebre, estornudos, tos, secreción nasal mucosa y letargo, y la fiebre en las cerdas gestantes puede provocar abortos. La influenza se diagnostica principalmente por PCR o aislamiento del virus. Se controla principalmente mediante vacunación, pero se pueden utilizar antimicrobianos para tratar infecciones bacterianas secundarias.
La influenza porcina es una enfermedad respiratoria altamente contagiosa causada por la infección por el virus de la influenza A (VIA). Los aislados de campo tienen virulencia variable y los signos clínicos de la enfermedad pueden deberse a infecciones secundarias. Los cerdos desempeñan un papel importante en la epidemiología general de la influenza porque son capaces de replicar los virus de la influenza de origen aviar y humano, desempeñando un posible papel en la aparición de cepas zoonóticas con potencial pandémico. Los cerdos pueden infectar a las personas, pero las cepas porcinas de VIA no parecen transmitirse fácilmente entre humanos. Sin embargo, se han producido muertes en personas inmunodeprimidas. Por el contrario, no es raro que los virus de la gripe estacional humana se establezcan en los cerdos, lo que contribuye a la diversidad genética general de los VIA que se encuentran en los cerdos. En 2009, una cepa H1N1 del VIA de origen porcino se extendió por todo el mundo; infectó a humanos, cerdos, aves de producción y, en menor medida, a perros, gatos y otros animales. El VIA en los cerdos está muy extendido en todo el mundo y se ha descrito principalmente en las regiones productoras de cerdos.
Etiología del virus de la influenza A en porcinos
El VIA porcino es un virus ARN envuelto, de cadena negativa y con un genoma segmentado que pertenece a la familia Ortomixoviridae. El VIA tiene dos proteínas antigénicas principales, denominadas hemaglutinina y neuraminidasa. Estas proteínas son responsables de la unión del virus a las células, la liberación de viriones de las células infectadas y la determinación del subtipo del virus. Hay tres subtipos principales responsables de las infecciones por influenza en los cerdos (H1N1, H1N2 y H3N2), con múltiples cepas dentro de cada subtipo. Se han descrito esporádicamente otros subtipos y se han aislado virus de la influenza B y C en cerdos, pero no se ha descrito que causen la enfermedad clásica. Las coinfecciones por el VIA con otros virus como el virus del síndrome reproductivo y respiratorio porcino, y bacterias como Glaesserella parasuis (enfermedad de Glässer), Actinobacillus pleuropneumoniae y Mycoplasma hyopneumoniae, son comunes. La mezcla de animales portadores o subclínicamente infectados y cerdos sensibles es un factor predisponente importante. El virus se inactiva fácilmente por los desinfectantes.
Transmisión y epidemiología del virus de la influenza A en cerdos
En América del Norte, los brotes de VIA en cerdos se producen durante todas las estaciones, pero son más frecuentes en otoño o invierno, a menudo al comienzo de un clima particularmente frío. En las áreas más cálidas del mundo, la infección puede producirse en cualquier momento. Un brote suele estar precedido por uno o dos casos individuales de cerdos; la infección entonces se disemina rápidamente dentro de una explotación, principalmente por aerosolización (distancia limitada), contacto directo de cerdo a cerdo y transferencia de fómites. La influenza es endémica y está muy extendida en los cerdos de todo el mundo, por lo que la evidencia de infección por el VIA, anticuerpos o virus circulantes está bien documentada en Europa, América del Norte, América del Sur y Central y Asia. La seroprevalencia y los títulos del virus varían entre países pero, en general, el VIA se considera ubicuo en la población porcina mundial. Se sabe que todos los subtipos de virus (H1N1, H1N2 y H3N2) circulan en la mayoría de los países, y la cocirculación de subtipos y cepas es frecuente en explotaciones individuales. Hasta la pandemia de 2009, muy pocos países (p. ej., Noruega) tenían registros documentados de seronegatividad por influenza en cerdos.
El VIA se vuelve endémico en las explotaciones debido al reclutamiento continuo de hospedadores sensibles. En la cría, los lechones de una explotación, antes del destete, están identificados como un reservorio de la infección por influenza capaz de transmitir el virus de la influenza aviar a otras explotaciones después del destete. Los portadores suelen ser los responsables de la introducción del virus de la influenza porcina en explotaciones y países previamente no infectados. Además, la falta de prácticas estrictas de todo dentro/todo fuera y el movimiento de los cerdos entre lotes se asocian con la transmisión de nuevas infecciones de influenza. En los lotes positivos a anticuerpos, los brotes de infección se repiten a medida que decrece la inmunidad. Hasta el 40 % de las explotaciones pueden contener cerdos con anticuerpos positivos.
Patogenia del virus de la influenza A en cerdos
El espectro de la infección varía de subclínica a aguda. En la forma aguda clásica, el virus se multiplica en el epitelio bronquial en las 16 h siguientes de haberse producido la infección, y causa necrosis focal del epitelio bronquial, atelectasia focal e hiperemia visible de los pulmones. Después de 24 h se observan exudados bronquiales y atelectasia generalizada, que aparecen macroscópicamente como lesiones moradas que afectan a los lobulillos individuales de los lóbulos apical e intermedio. Las lesiones continúan desarrollándose hasta las 72 h después de la infección, después de lo cual los virus son más difíciles de detectar. Las pérdidas en la reproducción asociadas con los brotes parecen ser secundarias a la respuesta de fiebre alta, porque el VIA rara vez causa infección sistémica.
Hallazgos clínicos del virus de la influenza A en cerdos
Un brote clásico agudo de influenza A se caracteriza por un comienzo brusco y su rápida difusión en toda la explotación, por lo general en 1-3 días. Los principales síntomas son:
Depresión.
anorexia, fiebre (hasta 42 °C), postración
tos o disnea
Debilidad.
secreción mucosa nasal y ocular
La mortalidad suele ser del 1-4 %. El curso de la enfermedad suele durar 3-7 días en las infecciones no complicadas, con recuperación clínica de la explotación casi tan súbita como su comienzo. Sin embargo, el virus puede continuar circulando entre los cerdos cuando los signos clínicos son suprimidos por parte de las respuestas inmunitarias porque los cerdos pueden reinfectarse con cepas similares o distintas. En muchas explotaciones, la principal pérdida económica se debe a coinfecciones o infecciones secundarias que provocan retraso en el crecimiento y en alcanzar el peso de mercado. También se ha descrito cierto aumento en la mortalidad de los lechones, y los efectos sobre la fertilidad del lote, incluidos los abortos al final de la gestación, pueden producirse en los brotes en los lotes sin inmunidad.
Lesiones
En las infecciones no complicadas, las lesiones estan limitadas a la cavidad torácica. Las zonas afectadas del pulmón están claramente delimitadas, colapsadas y de color rojo violáceo en la inspección macroscópica. Pueden estar distribuidas por los pulmones ("neumonía en parches"), pero tienden a ser más extensas y confluentes ventralmente. Las áreas no afectadas están pálidas y enfisematosas. Las vías aéreas contienen un exudado mucopurulento copioso, y los nódulos linfáticos bronquiales y mediastínicos están edematosos pero rara vez congestionados. Puede haber edema pulmonar grave, especialmente en los tabiques interlobulares, o pleuritis serosa o serofibrinosa. Histológicamente, las lesiones, cuando se desarrollan por completo, son principalmente las de una bronquiolitis exudativa con alguna neumonía intersticial.
Diagnóstico del virus de la influenza A en cerdos
El diagnóstico presuntivo se basa en signos clínicos.
RT-PCR y aislamiento vírico directo.
El VIA se diagnostica principalmente mediante la detección del virus de la influenza por RT-PCR, el aislamiento del virus y, en ocasiones, la detección de anticuerpos frente al VIA en animales no vacunados. El virus puede aislarse de las secreciones nasales y orales en la fase febril, del tejido pulmonar afectado en la fase aguda inicial o de las toallitas de ubres recogidas de cerdas con lechones lactantes infectados. La secuenciación y caracterización de los aislados víricos de la influenza puede ser necesaria para seleccionar cepas epidemiológicamente relevantes que puedan ser necesarias para evaluar anticuerpos específicos del virus o la producción de vacunas a medida. Se puede establecer un diagnóstico clínico (diagnóstico presuntivo) observando la aparición súbita de un gran número de cerdos que presentan tos, fiebre y secreciones nasales. Sin embargo, las infecciones subclínicas y crónicas por influenza son frecuentes y, en estos casos, la tos y las secreciones nasales pueden ser esporádicas.
Se puede realizar un diagnóstico retrospectivo mediante la prueba de inhibición de la hemaglutinación, al demonstrar un aumento de los títulos de anticuerpos virales específicos en muestras séricas durante las etapas agudas y de convalecencia. Se deben incluir los antígenos de subtipo H3 y H1. Esta prueba también se usa para los estudios de explotación, y también está disponible un ELISA para la nucleoproteína (no específico de subtipo). Para diagnosticar la infección no complicada de influenza, se deben excluir afecciones como la pasteurelosis, la pseudorrabia, el síndrome reproductivo y respiratorio porcino y la infección por clamidia y Haemophilus.
Tratamiento y control del virus de la influenza A en cerdos
Cuidados de apoyo que incluyen antipiréticos y antimicrobianos para tratar infecciones bacterianas secundarias.
La vacunación y las prácticas de manejo mejoradas son necesarias para la prevención.
No existe ningún tratamiento eficaz, aunque los agentes antimicrobianos pueden reducir las infecciones bacterianas secundarias y los antipiréticos pueden proporcionar alivio sintomático. Los expectorantes pueden también ayudar a aliviar los signos en las explotaciones gravemente afectadas. La vacunación y el control estricto de las importaciones son las únicas medidas preventivas específicas. La vacunación de las cerdas antes del parto o de toda la explotación a la vez (vacunación en masa) son los protocolos de vacunación más comunes. La vacunación de la cerda intenta maximizar la transferencia de inmunidad materna a la progenie. La vacunación de los lechones es posible, pero la reducción de la eficacia debido a los anticuerpos maternos es un problema.
Las buenas prácticas de manejo, como procedimientos estrictos de todo dentro/todo fuera, limitar el movimiento de cerdos y cerdas dentro de las salas de parto y entre lotes, salas y naves, y la ausencia de estrés, especialmente debido al hacinamiento y al polvo, ayudan a reducir la transmisión y las pérdidas.
Las vacunas inactivadas disponibles que contienen tanto el subtipo H1N2 como el H3N2 parecen inducir una fuerte respuesta inmunitaria protectora. En América del Norte, las vacunas fabricadas a medida (autógenas) preparadas con los aislados de la granja son comunes, y en 2017 se comercializó una vacuna viva atenuada frente a la influenza. Por último, se recomienda la vacunación estacional del personal que interactúa con los cerdos para limitar la transmisión bidireccional del VIA entre los cerdos y las personas.
Puntos clave sobre la influenza porcina
El VIA porcino es una enfermedad importante de los cerdos en todo el mundo que también puede afectar a los humanos.
La vacunación es la estrategia más común para controlar las infecciones por influenza.
La detección del virus de la influenza en tejidos, secreciones nasales y líquidos orales mediante RT-PCR es el método de diagnóstico más común y rápido para detectar el virus de la influenza.
Para más información
Zimmerman JJ, Karriker LA, Ramirez A, et al (eds). Diseases of Swine, 11th Edition. Wiley-Blackwell; 2019.
Salvesen HA and Whitelaw CBA. Current and prospective control strategies of influenza A virus in swine. Porc Health Manag 2021;7(23). https://doi.org/10.1186/s40813-021-00196-0
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