La queratoconjuntivitis infecciosa del ganado vacuno, ovino y caprino es una afección ocular común que se caracteriza por blefaroespasmo, conjuntivitis, epífora y por un grado variable de opacificación y ulceración corneal. En los casos graves, puede producirse una rotura ocular que desencadene una ceguera. Los animales pueden verse afectados a cualquier edad, pero se da más comúnmente en los jóvenes. La enfermedad puede presentarse en cualquier época del año, pero los brotes se asocian con mayor frecuencia con las épocas más cálidas del año, cuando la exposición a los factores de riesgo es mayor.
Los factores de riesgo para la queratoconjuntivitis infecciosa bovina (QIB) incluyen:
Irradiación solar ultravioleta.
Moscas.
Polvo.
Irritación mecánica (aristas de plantas como colas de zorro).
Deficiencias de oligoelementos (cobre, selenio).
Agentes infecciosos (véase más adelante).
Mezcla reciente de animales en el transporte.
Asistencia a ferias/ventas/subastas.
Aunque Moraxella bovis se ha considerado durante mucho tiempo como el agente etiológico de la QIB, otras especies de Moraxella (como M bovoculi), M ovis, varias especies de Mycoplasma (M bovis y M bovoculi) y la infección por el herpesvirus bovino tipo 1 y el virus de la rinotraqueítis infecciosa bovina (RIB) también pueden desempeñar un papel en la enfermedad.
Los agentes asociados con conjuntivitis o queratoconjuntivitis de origen natural en ovejas y cabras incluyen:
Chlamydia pecorum.
Mycoplasma spp (principalmente M conjuntivae).
Moraxella ovis.
Colesiota conjunctivae.
Infección por Listeria monocytogenes.
Acholeplasma oculi.
Thelazia spp.
Hallazgos clínicos de la queratoconjuntivitis infecciosa en animales
Cortesía del Dr. John A. Angelos.
Cortesía del Dr. John A. Angelos.
La queratoconjuntivitis infecciosa suele ser aguda y tiende a difundirse rápidamente. Puede afectar uno o ambos ojos. Los signos clínicos iniciales son fotofobia, blefaroespasmo y epífora; posteriormente, la descarga ocular puede ser mucopurulenta. La conjuntivitis suele estar presente con o sin un grado variable de queratitis. En ovejas y cabras, la poliartritis concomitante puede desarrollarse asociada a infecciones por C pecorum. El apetito puede ser menor debido a las molestias oculares, o a una alteración visual, que puede dar lugar a una incapacidad para localizar la comida. El curso clínico habitual varía de unos días a varias semanas. La mayoría de las úlceras corneales en el ganado vacuno con QIB se resuelven sin pérdida de visión; sin embargo, la rotura de la córnea y la ceguera permanente pueden darse en los casos más graves.
Lesiones
Las lesiones de la queratoconjuntivitis infecciosa varían en gravedad. En el ganado vacuno suelen desarrollarse una o más úlceras pequeñas cerca del centro de la córnea. Inicialmente, la córnea de alrededor de la úlcera no se muestra alterada, pero pocas horas después aparece una leve opacificación que posteriormente se incrementa. Se puede producir una regresión de las lesiones durante las etapas iniciales de la enfermedad, o bien las lesiones pueden continuar evolucionando. Al cabo de 48-72 horas, en los casos graves, la córnea, en su totalidad, puede opacificarse y el animal quedarse ciego de ese ojo. Los vasos sanguíneos pueden invadir la córnea desde el limbo y desplazarse hacia la úlcera a razón de ~1 mm/día. La opacidad corneal puede ser resultado del edema (córneas de color blanquecino a azul), lo cual forma parte del proceso inflamatorio, o infiltración de leucocitos (córneas de color blanco lechoso a amarillo), lo que indica infección grave. La ulceración activa continua puede causar rotura corneal. La recidiva puede producirse en cualquier etapa de la recuperación.
Diagnóstico de la queratoconjuntivitis infecciosa en animales
Signos clínicos y cultivo bacteriano.
En todas las especies, el diagnóstico presuntivo de las infecciones por queratoconjuntivitis se basa en los signos oculares y en la enfermedad sistémica simultánea. Es importante diferenciar que las lesiones no sean consecuencia de cuerpos extraños como espigas de plantas o parásitos ( ver Thelaziosis en grandes animales). En la rinotraqueítis infecciosa bovina predominan los signos de las vías respiratorias altas y de la conjuntivitis, mientras que la queratitis acompañada de ulceración es rara. En la fiebre catarral maligna del bovino, los signos respiratorios predominan, junto con uveítis primaria y la queratitis asociada. El cultivo bacteriano puede ayudar a confirmar los microorganismos causantes.
El diagnóstico de agentes bacterianos clásicos como Moraxella se consigue por cultivo aerobio de muestras tomadas de los ojos afectados. Chlamydia y Mycoplasma spp requieren un medio de cultivo especial; se debería consultar al laboratorio antes de la recogida de muestras. La evaluación citológica de preparaciones teñidas a partir de raspados conjuntivales de ovejas y cabras puede mostrar Chlamydia; no obstante, los cuerpos de inclusión intracitoplasmáticos pueden ser difíciles de reconocer. Los análisis de PCR pueden emplearse para detectar Chlamydia y Mycoplasma spp. Los recientes avances en pruebas de diagnóstico molecular permiten una identificación más fácil y rápida de especies de Moraxella.
Prevención y tratamiento de la queratoconjuntivitis infecciosa en animales
Las mejora en las prácticas de manejo ayudan a prevenir la queratoconjuntivitis infecciosa.
En el ganado vacuno, las bacterinas también están disponibles para la prevención.
El tratamiento incluye el uso de antibióticos basándose en la sensibilidad específica de los patógenos y en los cuidados de apoyo.
El tratamiento adecuado es de suma importancia para reducir o prevenir la propagación de la infección por queratoconjuntivitis infecciosa en el ganado vacuno, ovino y caprino. Cuando es posible, resulta beneficiosa la separación de los animales infectados. Deben emplearse guantes y ropa protectora, y se han de desinfectar entre un animal y otro cuando se manipula a los individuos afectados. Puede ser útil el aislamiento temporal y el tratamiento preventivo de los animales de reciente introducción en el rebaño, porque algunos de ellos pueden ser portadores asintomáticos. La radiación ultravioleta de la luz solar puede potenciar la enfermedad (principalmente en el ganado vacuno); por lo tanto, a los animales afectados se les debe proporcionar sombra. Se pueden utilizar bolsas de basura o crotales impregnados de insecticidas para reducir el número de moscas de la cara (Musca autumnalis), un vector importante para Moraxella bovis.
Para la QIB, las bacterinas comerciales y autógenas de M bovis y M bovoculi están disponibles; sin embargo, la eficacia de estas vacunas contra la QIB no ha sido probada en ensayos controlados y aleatorios. Esta falta de eficacia puede deberse a la variación antigénica entre el brote y las cepas vacunales de Moraxella. No obstante, hay evidencias que sugieren que, para algunos rebaños, las bacterinas de M bovis y/o M bovoculi autógenas pueden ser beneficiosas.
Es poco probable que cualquier vacuna frente a Moraxella spp sea capaz de controlar completamente la QIB frente al desafío abrumador y la exposición a otros factores de riesgo como las moscas, el polvo, otros agentes infecciosos y las deficiencias de oligoelementos. Como tal, la planificación y la implementación de un programa de control de la QIB debería reducir la exposición del ganado a los múltiples factores de riesgo asociados con la QIB.
Las vacunas se recomiendan al menos 4-6 semanas antes de los primeros casos anuales previstos de QIB, para dar tiempo a que se desarrolle una respuesta inmunitaria adecuada. El uso de vacunas vivas modificadas de RIB se ha asociado con QIB en el ganado vacuno, y puede ser importante considerar el momento de la vacunación contra la RIB con el transporte de animales, especialmente en épocas del año de mayor riesgo (verano/meses más cálidos).
Moraxella spp son sensibles a muchos antibióticos. Dado que la sensibilidad a los antibióticos puede variar según las diferentes localizaciones geográficas, se recomiendan las pruebas de sensibilidad de los organismos aislados. En EE. UU., la oxitetraciclina de acción prolongada (dos inyecciones de 20 mg/kg, IM o SC, en un intervalo de 48 a 72 h) y la tulatromicina (2,5 mg/kg, SC, administrada una vez) están aprobadas para el tratamiento de la QIB en ganado vacuno. Otros antibióticos eficaces (pero no aprobados por la FDA) incluyen el ácido libre cristalino de ceftiofur (6,6 mg/kg, SC, en la base de la oreja) y el florfenicol (20 mg/kg, IM, dos dosis en un intervalo de 2 días). De acuerdo con las regulaciones federales vigentes en EE. UU., para el uso del ceftiofur en el ganado bovino se deben seguir las instrucciones que aparecen en el producto, incluidas la dosis, la vía y la frecuencia.
Otro tratamiento común para la QIB es la infiltración en conjuntiva bulbar con penicilina, pero la ausencia de una indicación en la etiqueta para la QIB/Moraxella puede hacer que otros tratamientos aprobados sean más atractivos.
Para la queratitis infecciosa en ovejas y cabras, la oxitetraciclina tópica y los aerosoles antisépticos son tratamientos actualmente aprobados. Las aplicaciones tópicas deben aplicarse al menos tres veces al día para que sean eficaces y, por lo tanto, a menudo no son rentables ni prácticas en los rebaños.
Un colgajo de tercer párpado o una tarsorrafia, que aporta sombra a la córnea, junto con infiltración subconjuntival, podría reducir la morbilidad en animales gravemente afectados. Un parche ocular temporal es un tratamiento sin coste económico y fácil de aplicar. El parche ocular proporciona sombra, previene la exposición a moscas y puede contribuir a disminuir la propagación de microorganismos.
Los animales con una uveítis importante, secundaria a una queratoconjuntivitis que es particularmente dolorosa, pueden beneficiarse de una aplicación oftálmica de atropina al 1 % de 1 a 3 veces al día. Esto evitará espasmos dolorosos del cuerpo ciliar y reducirá la probabilidad de formación de una sinequia posterior que se manifiesta con miosis. Debido a la midriasis causada por la atropina, a los animales tratados se les ha de proporcionar sombra. El tratamiento sistémico con AINE (p. ej., flunixino meglumina) también puede proporcionar alivio.
Puntos clave
La identificación y el tratamiento temprano de la conjuntivitis en el ganado vacuno, ovino y caprino es importante para minimizar el dolor y el sufrimiento de los animales y reducir la diseminación en el rebaño.
Abordar los factores de riesgo es un aspecto importante en el control de la enfermedad.
Para la QIB en el ganado vacuno, la vacunación es controvertida, pero informes anecdóticos sugieren beneficios.