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Infertilidad en perros y gatos

PorAutumn P. Davidson, DVM, MS, DACVIM
Revisado/Modificado ago 2020

    La causa más frecuente de infertilidad en perros y gatos está relacionada con problemas de monta (tiempo, técnicas, selección del macho). La cría con machos cuya fertilidad ya se ha probado debe llevarse a cabo en el momento óptimo para la hembra. Los problemas infecciosos, anatómicos, metabólicos y funcionales asociados con infertilidad son menos frecuentes.

    La única causa infecciosa confirmada que provoca infertilidad en la perra es la brucelosis. Esta enfermedad altamente contagiosa causada por Brucella canis provoca abortos e infertilidad en las perras, e infertilidad asociada a orquitis y epididimitis en los machos. Los perros castrados pueden estar infectados y mostrar discoespondilitis, osteomielitis, uveítis y linfadenitis. Existe un equipo comercial para la prueba de aglutinación rápida en portaobjetos (RSAT) para descubrir anticuerpos séricos. Si la RSAT es negativa, se supone que la hembra está libre de Brucella, a menos que la exposición haya sido <2-3 semanas antes; si es positiva, están indicadas otras pruebas confirmatorias de laboratorio (p. ej., IDGA, PCR, 2-mercaptoetanol RSAT, cultivo).

    En los gatos, las causas infecciosas de infertilidad incluyen:

    Estos pueden causar abortos, muerte neonatal, resorción fetal e infertilidad aparente. Las causas infecciosas menos frecuentes de infertilidad y aborto incluyen la toxoplasmosis, la leishmaniosis, el parvovirus del minuto, la criptosporidiosis y el herpesvirus felino.

    Las causas anatómicas de infertilidad incluyen problemas adquiridos y congénitos. La fibrosis de los oviductos o de los cuernos uterinos, probablemente adquirida como resultado de una inflamación después de una infección o traumatismo, causa infertilidad. El diagnóstico se establece por medio de laparotomía con estudios de tinción. No existe un tratamiento fiable, aunque pueden intentarse los métodos microquirúrgicos. Igualmente, la obstrucción bilateral de los conductos espermáticos puede causar azoospermia e infertilidad. Las temperaturas elevadas del entorno y acondicionamiento excesivo que termina en un incremento de la temperatura corporal pueden inducir azoospermia temporal o permanente. El manejo de perreras y criaderos de gatos debe tener en cuenta permitir que los machos reproductores no sufran calor durante el verano. La dermatitis escrotal puede tener el mismo resultado. Los trastornos de diferenciación sexual dan lugar a infertilidad (p. ej., animales con hermafroditismo, pseudohermafroditismo).

    Las causas metabólicas de infertilidad, excepto en los individuos muy enfermos, son raras. El hipotiroidismo no tiene ningún efecto sobre la libido del macho o su calidad seminal. Las perras hipotiroideas pueden no tener ciclos o tener tasas mayores de aborto o escasa supervivencia neonatal.

    Las anomalías del ciclo sexual pueden causar infertilidad. El anestro prolongado puede ser congénito o adquirido. Algunos razas de perros grandes pueden no presentar su primer celo hasta ≥2 años de edad, y algunos individuos y algunas razas solo suelen tener un ciclo estral por año. Las formas congénitas de anestro pueden deberse a una falta de funcionalidad del eje hipotalámico-hipofisario o a una disgenesia ovárica.

    El diagnóstico del anestro congénito se basa en la edad del animal y en la eliminación de todas las otras causas posibles (incluso defectos cromosómicos, trastornos endocrinos y ooforectomía previa). Como el ciclo de las gatas viene determinado por el fotoperiodo, deben darse unas condiciones de luz apropiadas durante varios meses antes de diagnosticarse anestro congénito y administrarse hormonas exógenas. Un método disponible para inducir el celo en las gatas es la FSH a razón de 2 mg/gata, vía IM, una vez al día hasta que aparezcan signos de celo (no administrarlo durante >5 días).

    El anestro adquirido puede ser el resultado de una ooforectomía previa, tratamiento hormonal exógeno (incluidos glucocorticoides), hipotiroidismo profundo o enfermedad ovárica (quistes o neoplasia). El diagnóstico se basa en el historial, la exploración física, la evaluación bioquímica, la ecografía y la laparotomía.

    El estro prolongado puede estar causado por quistes ováricos productores de estrógenos, tumores ováricos funcionales o estrógenos exógenos (incluyendo la terapia de reemplazo hormonal transdérmica humana). El tratamiento con hormonas exógenas debe interrumpirse. Una laparotomía con histopatología suele estar indicada, ya que los intentos de inducir la ovulación (gonadotropina coriónica humana, FSH, GnRH) son por lo general inútiles. El diestro prolongado puede ser el resultado de quistes lúteos o de un tumor productor de progesterona en el ovario. El tratamiento médico con prostaglandinas no suele ser útil y está indica la ovariectomía con histopatología. La biopsia del endometrio puede estar indicada después de una exposición prolongada a la progesterona; la inducción de la hiperplasia endometrial también podría derivar de la biopsia.

    La prostatitis (bacteriana) puede ser subclínica y contribuir a la subfertilidad e infertilidad en los perros, principalmente al afectar a la calidad del semen. La hiperplasia prostática benigna no afecta a la fertilidad, pero suele dar lugar a hemospermia, una afección benigna, excepto cuando la criopreservación del semen no tiene éxito. La hiperplasia prostática quística benigna no es maligna y produce hemospermia, pero puede predisponer al perro a la colonización bacteriana de los quistes y causar prostatitis séptica. La hiperplasia prostática benigna y la hiperplasia prostática quística benigna pueden tratarse con finasterida (1-5 mg, PO, diariamente) con cierto éxito.

    La neoplasia testicular, a veces funcional y con producción de estrógenos, puede causar infertilidad. La gonadectomía unilateral del testículo afectado puede permitir que el otro testículo vuelva a producir espermatozoides, pero el pronóstico es reservado.