logoVERSIÓN PARA PROFESIONALES

Reanimación cardiopulmonar en pequeños animales

PorAndrew Linklater, DVM, DACVECC;Annie Chih, DVM, DACVECC
Última revisión/modificación nov 2020

El éxito de los esfuerzos de una reanimación cardiopulmonar (RCP) depende de muchos factores, como la causa subyacente de la parada, la oportunidad y eficacia de la intervención y la preparación del equipo que realiza la RCP. El pronóstico global de la recuperación de la parada cardiopulmonar (PCP) con los esfuerzos de RCP es del 35-44 %; sin embargo, <10 % de los animales sobreviven hasta el alta hospitalaria. Los animales con PCP asociada a la anestesia tienen un mejor pronóstico.

El American College of Veterinary Emergency and Critical Care desarrolló el primer conjunto de pautas para la RCP veterinaria; este esfuerzo se denominó Campaña de Revaluación sobre Reanimación Veterinaria (Reassessment Campaign on Veterinary Resuscitation, RECOVER). Recientemente, se han desarrollado cursos en línea y prácticos para certificar al personal veterinario como rescatistas e instructores de soporte vital básico (SVB) y soporte vital avanzado (SVA). Más información está disponible en https://recoverinitiative.org/.

La RCP se divide en 5 dominios:

Prevención y preparación

En un esfuerzo por tener todo el equipo veterinario preparado para la RCP en cualquier animal, las pautas de RECOVER recomiendan la estandarización y la auditoría regular del equipo de reanimación (una zona preparada y un carro de paradas), así como la disponibilidad inmediata de ayudas cognitivas y algoritmos de RCP descriptivos (p. ej., tablas de dosis, listas de verificación), que están disponibles a través del sitio web de RECOVER (véase más adelante).

El entrenamiento en habilidades cognitivas y la didáctica deben incorporarse a todos los miembros del equipo veterinario de forma regular. También se recomienda la asignación de un líder y la formación específica de liderazgo, que incluya un interrogatorio después de cualquier esfuerzo de RCP. Cada miembro del equipo debe estar familiarizado con el equipo médico disponible y con su función durante la RCP, y debe mantener una comunicación clara y fluida. La formación en RCP debe realizarse al menos cada 6 meses con los miembros del personal que puedan intervenir en la RCP.

Todo paciente ingresado en la UCI debe tener un código de RCP. La monitorización estrecha de los pacientes bajo anestesia es esencial para prevenir la PCP relacionada con la anestesia. La monitorización de los pacientes que están sedados o anestesiados es esencial para identificar tendencias y evitar la PCP. Los pacientes que acuden a la sala de urgencias deben someterse a un triaje inmediato para identificar a aquellos con problemas potencialmente mortales y así evitar la PCP.

Soporte vital básico

Cuando se reconoce la PCP, los esfuerzos de RCP deben comenzar inmediatamente. El reconocimiento y la intervención precoces son esenciales. No se recomienda la palpación de los pulsos antes de iniciar las compresiones, ya que esto retrasaría la intervención. Se debe efectuar una reanimación boca a nariz hasta que se pueda realizar la intubación endotraqueal y una ventilación con presión positiva con oxígeno al 100 %. La relación entre la compresión y la ventilación boca a nariz ha de ser de 30:2. En el hospital, la intubación se ha de realizar rápido; sin embargo, las compresiones torácicas no deben interrumpirse para facilitar la colocación de un tubo endotraqueal.

Una vez establecida la vía aérea, es imprescindible confirmar la colocación con auscultación torácica, visualización, palpación y monitorización del ETCO2, así como asegurar el tubo con una fijación. Las ventilaciones deben proporcionarse a una frecuencia de 10 respiraciones/minuto (1 respiración cada 6 segundos), con un volumen de 10 mL/kg y un tiempo inspiratorio de 1 segundo. Idealmente, estas respiraciones se proporcionan con un aparato portátil de bolsa-válvula-mascarilla.

Simultáneamente con la ventilación, se debe promover la circulación en los animales pequeños comprimiendo el tórax externamente. A continuación se exponen los puntos clave con respecto a la realización de compresiones torácicas:

  • El animal está en decúbito lateral (o en decúbito supino para los animales con el tórax en forma de barril, como los Bulldogs).

  • Los codos deben estar estirados, con una mano encima de la otra y con los hombros directamente por encima de las manos. Los músculos centrales (que se comprimen con el movimiento de la cintura), en lugar de los bíceps/tríceps, deben estar implicados; se debe usar un taburete si es necesario.

  • Las compresiones se han de realizar sobre la parte más ancha del tórax utilizando la técnica de "bomba torácica" en animales con una conformación torácica que sea igual de ancha que de alta.

  • Las compresiones se pueden realizar directamente sobre el corazón (en el cuarto y quinto espacio intercostal) usando la técnica de "bomba cardiaca" en animales con una confirmación torácica que es más alta que ancha.

  • La tasa de compresión debe ser de 100-120 compresiones/minuto independientemente del tamaño del animal.

  • Cada compresión debe administrarse rápidamente, comprimiendo de 1/3 a 1/2 del ancho de la pared torácica y permitiendo un retroceso completo entre compresiones.

  • Las compresiones torácicas deben realizarse durante un total de 2 minutos sin interrupción, ya que se necesita aproximadamente 1 minuto de compresiones torácicas continuas antes de que la presión de perfusión miocárdica alcance su máximo.

Cuando se usa la técnica de la bomba cardiaca, la compresión directa de los ventrículos del corazón contribuye al flujo sanguíneo directo; en la técnica de la bomba torácica, los cambios en la presión torácica son el mecanismo importante para generar flujo sanguíneo directo. Las ventilaciones y compresiones simultáneas deben realizarse en ciclos de 2 min; los individuos que realizan la ventilación y las compresiones deben cambiar las funciones cada 2 min para evitar la fatiga y las compresiones menos eficaces. Las interrupciones de las compresiones torácicas para evaluar el ECG, palpar los pulsos o auscultar el corazón deben ser mínimas y solo se deben realizar entre ciclos de 2 minutos. Pueden añadirse compresiones abdominales interpuestas en animales sin enfermedad abdominal si se dispone de personal adecuadamente entrenado. Esto se realiza colocando ambas manos sobre el abdomen y presionando rápidamente, alternando la compresión para que se produzca entre las compresiones torácicas.

La finalidad es mejorar el retorno venoso al corazón durante la fase diastólica del ciclo de compresión. La monitorización de la RCP (véase abajo) puede requerir un cambio en la técnica de RCP.

Soporte vital avanzado

Se deben dar varios pasos para instituir el SVA:

  • Se obtiene un ECG para caracterizar las arritmias.

  • El CO2 teleespiratorio se mide para controlar la calidad de los esfuerzos de RCP (véase más adelante).

  • Se obtiene un acceso IV (las vías intraósea [IO] o intratraqueal [IT] pueden usarse como alternativas).

  • se administran fármacos o desfibrilación, según el ritmo identificado

El objetivo es restablecer la actividad eléctrica y mecánica del corazón. El ECG se evalúa y los pulsos se palpan solo a intervalos de ciclo de 2 minutos, cuando se intercambian los compresores. Los principales ritmos de parada en medicina veterinaria incluyen la bradicardia sinusal, la asistolia, la actividad eléctrica sin pulso (AESP, anteriormente denominada disociación electromecánica), la taquicardia ventricular sin pulso y la fibrilación o el aleteo ventricular.

La selección de los fármacos o la desfibrilación se basa en la arritmia o en la enfermedad subyacente conocida o sospechada ( ver la Tabla: Fármacos y desfibrilación utilizados en la reanimación cardiopulmonar). Los fármacos se administran a través de la siguiente vía prioritaria: IV central, IV periférica, IO y luego IT. Los fármacos que pueden administrarse por vía IT incluyen la naloxona, la atropina, la vasopresina, la adrenalina y la lidocaína (mejor recordadas por el acrónimo NAVEL). La dosis de todos los fármacos se suele duplicar cuando la administración es IT. La administración intracardíaca de fármacos ya no se recomienda porque puede dar lugar a arritmias, hemorragia miocárdica o laceración de los vasos miocárdicos. Hay algoritmos en forma de póster disponibles a través de la iniciativa RECOVER (véase anteriormente).

Tabla
Tabla

Si el paciente recibió medicamentos que tienen un agente de reversión, se debe administrar: naloxona para los opioides, atipamezol para la dexmedetomidina, flumazenilo para las benzodiacepinas y yohimbina para la xilacina. Los anestésicos inhalatorios (como el isoflurano) deben interrumpirse y se ha de lavar el circuito anestésico con oxígeno.

Si el animal sufre o se sospecha que está hipovolémico, se deben infundir rápidamente soluciones cristaloides equilibradas e isotónicas para restaurar el volumen y favorecer la perfusión. Una administración de líquido demasiado rápida puede provocar un edema pulmonar fulminante debido a la precariedad de la contractilidad miocárdica y arritmias. No se debe administrar fluidos a animales euvolémicos, incrementan la presión venosa central y reducen el flujo sanguíneo miocárdico y cerebral. Las alteraciones metabólicas como la hiperpotasemia, la hipocalcemia y la acidosis grave deben tratarse cuando son evidentes.

En situaciones de paro cardiaco que se sabe o se sospecha que están asociadas con hiperpotasemia, se debe administrar gluconato de calcio. La insulina regular a 0,2 U/kg, seguida de glucosa a 1-2 g/U de insulina, diluida al 25 %, reduce temporalmente los niveles séricos de potasio y debe considerarse.

Arritmias de paro cardiaco

Asístole en el paro cardiaco de los animales

La asistolia aparece como una línea plana en el ECG y sugiere una ausencia completa de actividad eléctrica. Se administra adrenalina o vasopresina cada segundo ciclo de RCP. La atropina también puede considerarse cada segundo ciclo. La fibrilación ventricular puede parecer asistolia y, por esta razón, se justifica el masaje cardiaco a pecho abierto y la observación directa de la actividad miocárdica en las primeras etapas de esta arritmia; si se visualiza fibrilación, está indicada la desfibrilación.

Actividad eléctrica sin pulso (AESP) en el paro cardiaco en animales

El trazado del ECG puede ser normal o mostrar una arritmia (por lo general una bradiarritmia de origen ventricular o supraventricular), pero el corazón no tiene actividad mecánica asociada con la actividad eléctrica: no hay contracciones ni gasto cardiaco y, consecuentemente, no hay pulsos. En esta arritmia, es vital que la auscultación torácica se realice junto con la palpación del pulso central (arteria femoral) y la evaluación del ECG entre los ciclos de SVB. Los sonidos cardíacos y los pulsos están ausentes. La hipovolemia grave, el derrame pericárdico, un paciente obeso y la acumulación significativa de líquido o aire en la cavidad pleural pueden impedir la detección de sonidos cardiacos normales; el ECG en estas afecciones típicamente muestra taquiarritmias, lo que contrasta con la velocidad por lo general normal o reducida de la AESP. La adrenalina o la vasopresina son los fármacos de elección con esta arritmia, y se administran cada segundo ciclo; se puede considerar la administración de atropina, alternando con adrenalina.

Bradicardia sinusal en la parada cardiaca en animales

La bradicardia sinusal en el ECG presenta ondas P, QRS y T que parecen normales, excepto que se producen a una frecuencia mucho más lenta. Este ritmo de detención puede estar causado por muchos procesos patológicos, como un tono vagal elevado debido a enfermedades gastrointestinales, urinarias, oculares, o torácicas, e hiperpotasemia debida a obstrucción o rotura urinaria y PCP prolongada con esfuerzos de RCP. Puede ser necesario el tratamiento de la hiperpotasemia conocida o sospechada con gluconato de calcio, insulina y dextrosa con o sin bicarbonato de sodio. La atropina está indicada en esta arritmia.

Si se cree que la PCP está asociada con la administración de fármacos, se debe administrar un agente de reversión además de tratar las arritmias en el soporte vital cardiaco avanzado.

Aleteo ventricular en el paro cardiaco en animales

Este ritmo es más caótico que la taquicardia ventricular y es prefibrilatorio. La lidocaína es el fármaco de elección para bloquear el foco excitado. Si la lidocaína no es eficaz después de dos bolos y existe una ausencia de perfusión, puede ser necesaria la desfibrilación.

Fibrilación ventricular o taquicardia ventricular sin pulso en el paro cardiaco en animales

La fibrilación ventricular implica que los focos múltiples entre los ventrículos están emitiendo impulsos rápidos e independientes, lo que produce una actividad mecánica descoordinada. No existen contracciones ventriculares ni rendimiento cardiaco. En la taquicardia ventricular sin pulso, el complejo QRS es ancho, la frecuencia es rápida (por lo general >180 lpm) y hay un gasto cardiaco coordinado limitado o nulo.

El objetivo es detener bruscamente la actividad eléctrica anormal y permitir que se adopte un ritmo eléctrico normal y coordinado. La desfibrilación eléctrica tiene más éxito cuando existen pocos focos fuertes (fibrilación gruesa) que cuando existen múltiples focos débiles (fibrilación fina). La desfibrilación eléctrica tiene más éxito poco después del inicio de la fibrilación (<20 segundos de duración) porque, por cada minuto de fibrilación ventricular, la probabilidad de un intento de desfibrilación eléctrica con éxito disminuye en un 10 %. Se debe realizar un ciclo completo de SVB antes de la desfibrilación en un paciente que ha estado en fibrilación ventricular durante >4 minutos para permitir el flujo sanguíneo y el aporte de oxígeno a las células miocárdicas. Esto también permite la determinación de la dosis, preparación y carga del desfibrilador.

Después de la desfibrilación, se inicia inmediatamente un ciclo de SVB y se evalúan el ECG y el paciente después de este ciclo de 2 minutos. Si la desfibrilación no tuvo éxito, se puede administrar otra descarga; puede considerarse aumentar la dosis hasta en un 50 %. Si no se dispone de un desfibrilador, se puede administrar un golpe precordial. Si la desfibrilación no tiene éxito, se puede administrar amiodarona, lidocaína o adrenalina.

Reanimación cardiopulmonar a tórax abierto

Si el soporte vital básico de tórax cerrado no tiene éxito (según lo determinado por la falta de respiración espontánea o la incapacidad de generar un flujo sanguíneo detectable) después de 5-10 min, se indica la RCP a tórax abierto (véase más adelante). Los casos en los que está indicada la RCP a tórax abierto durante el SVB inicial incluyen:

  • arresto no presenciado

  • cirugía abdominal o torácica reciente

  • sospecha de enfermedad pleural o pericárdica

  • traumatismo o patología del tórax o de la pared abdominal con pérdida de sangre

  • hernia diafragmática

  • Perros más grandes en los que es improbable que las compresiones externas generen un flujo sanguíneo hacia delante adecuado.

Si es posible, es útil realizar un corte rápido del pelo en el sitio donde se pretende realizar la incisión. No hay tiempo para una preparación aséptica de la zona. Se utiliza una hoja de bisturí o unas tijeras de Mayo para realizar una incisión en la piel, los tejidos subcutáneos y las capas musculares a lo largo del borde craneal de la cuarta o quinta costilla desde la columna vertebral al esternón. Las tijeras de Mayo cerradas o las pinzas de Carmalt, protegidas por el pulgar y el índice para evitar lesiones en el corazón y los pulmones, se utilizan para hacer una penetración roma en el espacio pleural mientras se interrumpe temporalmente la ventilación. Después de entrar en la pleura, se usan tijeras de Mayo para incidir en los músculos intercostales a lo largo de todo el espacio intercostal en la cara craneal de la costilla. Se debe tener cuidado para evitar la incisión de los vasos torácicos internos que discurren paralelos y laterales al esternón. Para mejorar la visualización, se pueden utilizar retractores de Finochietto; puede ser necesario realizar una aspiración o colocar temporalmente al paciente en decúbito esternal para extraer sangre rápidamente.

Una vez abierta la cavidad torácica, se deben reanudar las ventilaciones manuales. El ligamento pericárdico diafragmático debe elevarse con un dedo o un instrumento e incidirse con tijeras, extendiendo la incisión dorsalmente y teniendo cuidado de no lesionar el nervio frénico. Entonces se extrae el corazón del saco pericárdico y se observa para detectar contracciones espontáneas coordinadas. Si no se detectan contracciones cardiacas, se agarra el corazón con una o ambas manos y se comprime progresivamente desde el vértice hasta la base. Entonces se disminuye la compresión para permitir que las cámaras cardiacas se llenen de sangre. Si se observa una fibrilación fina o gruesa del músculo cardiaco, se debe realizar una desfibrilación interna. Cualquier hemorragia activa puede pinzarse en este momento.

Se localiza la aorta descendente en la línea media dorsal y se puede aislar y pinzar temporalmente de forma transversal para dirigir el flujo sanguíneo hacia el cerebro. El pinzamiento transversal de la aorta se puede realizar con unas pinzas vasculares atraumáticas, o mediante el uso de un torniquete de Rommel modificado, pasando un tubo de goma, un tubo de látex o una cinta umbilical alrededor de la aorta con la ayuda de pinzas hemostáticas curvas y luego pinzando el tubo para ocluir el flujo aórtico. El pinzamiento aórtico transversal se puede realizar durante 10 minutos sin complicaciones graves (por falta de flujo sanguíneo a la médula espinal) y luego debe liberarse durante 2 minutos.

Durante el SVA debe evaluarse el ECG y se suministran los fármacos de la forma indicada. El retorno de la circulación espontánea permite el lavado del tórax con una gran cantidad de suero salino isotónico estéril y caliente, la colocación de un tubo de toracostomía y el cierre quirúrgico del tórax. Se requiere frecuentemente un soporte cardiovascular para mantener la circulación mientras se trata la causa subyacente de la parada.

Monitoreo

El CO2 teleespiratorio (ETCO2) debe medirse en los pacientes intubados, especialmente en aquellos con riesgo de sufrir una PCP, y es una herramienta de monitorización necesaria durante los esfuerzos de RCP. Usar un lector del ETCO2, junto con la visualización, la palpación y la auscultación, puede ayudar a confirmar la intubación endotraqueal. El ETCO2 también puede ser un indicador precoz del retorno de la circulación espontánea (RCE) y la eficacia de los esfuerzos de RCP (cuando la ventilación por minuto es constante). Un ETCO2 <10 mmHg indica intubación esofágica, técnica de RCP ineficaz, colocación incorrecta del tubo endotraqueal o hiperventilación (si se ha establecido una perfusión adecuada). Cuando se confirma la intubación y el ETCO2 permanece bajo, se deben hacer esfuerzos para mejorar la técnica de RCP (confirmar la colocación del tubo, la técnica de RCP como la colocación a mano, la profundidad de compresión, etc.). Una lectura de ETCO2 de 12-18 mmHg indica un esfuerzo adecuado de RCP. Un fuerte aumento del ETCO2 de 20 mmHg o una lectura de >45 mmHg suele indicar RCE a medida que el CO2 aumenta el aporte a los pulmones; el paciente debe estar estrechamente vigilado para detectar hipoventilación.

La monitorización rutinaria del ECG es esencial durante la RCP para permitir la identificación y el tratamiento específico de las arritmias. El ECG solo debe evaluarse al final de un ciclo de SVB de 2 minutos. No se recomienda la palpación de los pulsos para detectar PCP o para controlar la eficacia de los esfuerzos de RCP debido a la naturaleza insensible de esta prueba, pero puede usarse para controlar el RCE entre ciclos. Tampoco se recomienda el uso de monitorización Doppler (en ojos o arterias periféricas) para detectar PCP o monitorizar los esfuerzos de RCP.

El uso de muestras de sangre puede ayudar a guiar el tratamiento en algunos casos durante la RCP. Las muestras recogidas centralmente son ideales; sin embargo, muchos pacientes no tienen un catéter central. Las muestras de sangre periférica no reflejan necesariamente la circulación central, pero pueden ayudar a guiar el tratamiento en algunos casos (como la hiperpotasemia o la acidosis grave). No se recomienda monitorizar con muestras de gas arterial u oximetría de pulso; estos requieren un flujo arterial pulsátil, que es inadecuado durante la RCP.

Cuidados posteriores a la reanimación

La monitorización exhaustiva de un animal después de la PCP y el RCE es vital, ya que son frecuentes las alteraciones ácido-base y de electrolitos significativas (especialmente la hiperpotasemia y la acidosis) que pueden requerir un tratamiento adicional. Es frecuente que se vuelva a producir una parada, por lo que debe identificarse y corregirse la etiología subyacente que provocó la PCP. Parámetros como el ECG, la presión arterial, el estado neurológico, la oximetría de pulso, el ETCO2 y los gases sanguíneos venosos deben controlarse exhaustivamente. El soporte de la presión arterial con dopamina, noradrenalina, inótropos positivos como la dobutamina u otros agentes presores pueden estar indicados para mantener el gasto cardiaco. La temperatura corporal, la glucosa, el hematocrito/sólidos totales y el lactato proporcionan información adicional.

Con el metabolismo anaerobio que se produce durante el shock y la PCP, los niveles de lactato sanguíneo aumentan drásticamente (los niveles normales son <2 mmol/L). Con el RCE, los niveles de lactato pueden aumentar drásticamente y luego resolverse con el tratamiento apropiado.

No se recomienda el uso rutinario de grandes volúmenes de líquidos y debe evitarse en animales con insuficiencia cardiaca congestiva. Es importante utilizar los criterios de valoración de la reanimación durante el tratamiento pos-PCP para normalizar el contenido de oxígeno venoso, lactato, presión arterial, presión venosa central, hematocrito y saturación de oxígeno ( ver Terapia de fluidos en animales). A menudo se recomiendan medicamentos para ayudar a reducir el edema cerebral, como el manitol y la furosemida. La ventilación mecánica rutinaria no se recomienda de forma habitual, pero es razonable en animales hipercápnicos o hipoxémicos. Los animales con RCP de tórax abierto requerirán el control de la hemorragia, el lavado pleural, la colocación de un tubo de toracostomía, antibióticos perioperatorios y el cierre de la cavidad torácica. Los analgésicos pueden usarse con precaución a medida que el paciente se vuelve más estable. Un gran porcentaje de animales que sufren una PCP tendrán otro episodio de PCP.

La investigación y el tratamiento de la afección subyacente que provocó la PCP es esencial para ayudar a evitar la recidiva.

Puntos clave

  • El inicio de la RCP debe producirse sin demora cuando se produce una parada cardiopulmonar.

  • Los fármacos que pueden haber contribuido a la parada cardiopulmonar deben revertirse.

  • La colocación del ECG es esencial para el soporte vital avanzado.

  • Existen varias indicaciones para los esfuerzos de RCP a tórax abierto.

  • La valoración y monitorización de un paciente con retorno de la circulación espontánea debe realizarse como en cualquier animal críticamente enfermo, ya que es frecuente que se produzcan nuevas paradas y se debe abordar la causa subyacente.

Para más información