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Trastornos hemorrágicos de los gatos

PorSusan M. Cotter, DVM, DACVIM
Última revisión/modificación may 2018

Cuando se produce sangrado en un órgano o parte del cuerpo, se pone en marcha un proceso para detener ese sangrado. Esto se llama hemostasia. Para que funcione, la hemostasia requiere un número adecuado de plaquetas, la cantidad correcta de proteínas de coagulación sanguínea (a menudo denominadas factores) y vasos sanguíneos que se contraigan adecuadamente. Cuando se produce una lesión, la pared del vaso sanguíneo se rompe. Un vaso sanguíneo que responda normalmente se estrechará para que la sangre fluya más lentamente, permitiendo que se inicie el proceso de coagulación. Las plaquetas también se concentran en la pared rota, donde ciertas proteínas cambian la forma de las plaquetas de redondas a espinosas, de modo que pueden adherirse a las células sanguíneas, a la pared vascular rota y entre sí. Otras proteínas forman hebras largas llamadas fibrina. Estas hebras de fibrina forman una red que atrapa y ayuda a mantener unidas las plaquetas y las células sanguíneas, creando un coágulo que obstruye la rotura de la pared del vaso. Una vez que el coágulo se ha formado y estabilizado, otras proteínas detienen el proceso de coagulación y finalmente lo disuelven.

Los trastornos hemorrágicos pueden estar presentes desde el nacimiento (congénitos) o aparecer más tarde. Los defectos en las proteínas de la coagulación sanguínea se suelen manifestar como hemorragias retardadas y hematomas profundos en los tejidos, hemorragias en las articulaciones o cavidades corporales o la formación de hematomas (una bolsa de sangre que se forma fuera de un vaso sanguíneo). Los defectos plaquetarios se suelen manifestar como pequeños hematomas superficiales, hemorragias nasales, heces negras causadas por hemorragias en los intestinos o hemorragias prolongadas en los lugares de inyección y cirugía.

Los animales también pueden coagular excesivamente. Estos trastornos, llamados estados de hipercoagulabilidad, pueden conducir a la obstrucción de las arterias. Pueden producirse debido a trastornos hereditarios de las proteínas anticoagulantes o pueden ser adquiridos. Las enfermedades de la coagulación adquiridas son más frecuentes en los animales que los trastornos hereditarios.

Las pruebas de coagulación de la sangre pueden ayudar a identificar a los animales con proteínas de coagulación defectuosas. Sin embargo, las pruebas no son muy sensibles, por lo que un animal debe tener una deficiencia grave para que las pruebas encuentren el problema. Las pruebas más recientes pueden proporcionar más información, pero no están ampliamente disponibles.

Los trastornos hemorrágicos comprenden trastornos de la coagulación de las proteínas, trastornos plaquetarios y trastornos vasculares. A continuación se describen los más comunes en los gatos.

Trastornos congénitos de las proteínas de coagulación

Si los niveles de proteína de la coagulación son demasiado bajos o si no funcionan correctamente, los signos aparecen a una edad temprana. Los defectos graves suelen ser mortales. Los animales pueden nacer muertos o morir poco después de nacer. La producción insuficiente de proteínas de la coagulación puede empeorar un defecto de coagulación. Si la actividad de cualquier proteína de la coagulación en particular es del 5-10 % de lo normal, el recién nacido puede sobrevivir, pero por lo general aparecen signos antes de los 6 meses de edad. Es durante este tiempo, en el que se suelen realizar numerosos procedimientos rutinarios (p. ej., vacunación, castración o esterilización), cuando el veterinario puede observar una tendencia al sangrado.

La hemofilia A (deficiencia del factor VIII) es el trastorno hemorrágico hereditario más común en los gatos. Los gatos afectados pueden mostrar una hemorragia prolongada después de una cirugía o una lesión, pero rara vez sangran de forma espontánea, probablemente debido a su agilidad y su poco peso. El diagnóstico es más difícil de confirmar en animales de menos de 6 meses de edad, porque sus hígados pueden no haber producido todavía suficientes proteínas de coagulación. El tratamiento requiere transfusiones repetidas de sangre total o plasma hasta que el sangrado se haya controlado.

La hemofilia B (deficiencia del factor IX) se diagnostica con menos frecuencia en gatos que la hemofilia A. Se ha descrito en gatos Himalayos, en una familia de gatos cruzados con Siameses y en una familia de gatos Británicos de pelo corto. Los signos son similares a los de los animales con deficiencia del factor VIII. Los animales con actividad del factor IX extremadamente baja (menos del 1 %) suelen morir al nacimiento o poco después. Los animales con un 5-10 % de la actividad normal del factor IX pueden desarrollar repentinamente coágulos sanguíneos, sangrado en las articulaciones, exudado de sangre hacia la cavidad corporal o hemorragia orgánica. Puede producirse una hemorragia de las encías durante la dentición o una hemorragia prolongada después de la cirugía. Algunos animales no presentan signos hasta que se lesionan o se someten a cirugía. El tratamiento requiere transfusión con plasma fresco congelado. A menudo se producen hemorragias internas en el abdomen, el tórax, el sistema nervioso central o los músculos, que pueden pasar desapercibidas hasta que se produce una crisis.

La deficiencia de factor XII (Hageman) no causa hemorragia anormal, pero puede detectarse en pruebas de detección diseñadas para detectar trastornos de la coagulación.

La deficiencia de los factores II, VII, IX y X se ha descrito en gatos Devon Rex que experimentaron sangrado, más comúnmente después de la cirugía. La hemorragia puede controlarse mediante la administración de vitamina K, y algunos de estos gatos parecen superar la tendencia al sangrado cuando son adultos.

Trastornos adquiridos de las proteínas de coagulación

La mayoría de las proteínas de la coagulación se producen en el hígado. Por lo tanto, las enfermedades del hígado pueden provocar una disminución de la producción de proteínas de la coagulación. Tras una enfermedad hepática grave pueden producirse disminuciones pequeñas o grandes de las proteínas de la coagulación. Afortunadamente, pocos animales con enfermedad hepática presentan hemorragias anormales.

Los gatos que ingieren veneno para ratas pueden tener problemas de coagulación sanguínea porque algunos tipos de veneno para ratas reducen la producción de proteínas de coagulación en el hígado. Los animales afectados pueden presentar coágulos sanguíneos y hematomas en múltiples tejidos. Si sospecha que su gato ha ingerido algún tipo de veneno para ratas o ratones, se trata de una urgencia y se recomienda una visita inmediata a su veterinario.

La coagulación intravascular diseminada (CID) es una afección en la que se desarrollan pequeños coágulos sanguíneos en todo el torrente sanguíneo, que bloquean los vasos sanguíneos pequeños y consumen las plaquetas y los factores de coagulación necesarios para controlar la hemorragia. Suele desarrollarse tras numerosos acontecimientos desencadenantes, como infecciones graves, golpes de calor, quemaduras, tumores o lesiones graves. En muchos casos, los signos son una hemorragia incontrolada y la incapacidad de formar un coágulo normal. La muerte se debe a coágulos sanguíneos extensos o al colapso de la circulación, que provocan el fallo de uno o varios órganos. Si el animal sobrevive a esta crisis, puede aparecer una forma crónica de CID. Su veterinario determinará e intentará corregir el problema subyacente. Para mantener la circulación normal es extremadamente importante administrar fluidos intravenosos. La CID es un trastorno muy grave y con frecuencia mortal.

Trastornos plaquetarios

Los trastornos plaquetarios incluyen tener muy pocas plaquetas (trombocitopenia) o tener plaquetas que no funcionan correctamente. Cada tipo de trastorno puede ser congénito (presente al nacer) o adquirido más tarde en la vida. La trombocitosis consiste en tener demasiadas plaquetas en respuesta a un proceso fisiológico o patológico o, raramente, como un componente del cáncer.

Trombocitopenia adquirida

Las trombocitopenias adquiridas se describen con frecuencia en gatos y perros y raramente en otras especies. Se han identificado numerosas causas, como la destrucción de las plaquetas por parte del sistema inmunitario, el cáncer, las enfermedades hepáticas, las enfermedades infecciosas, ciertos fármacos y causas desconocidas.

La trombocitopenia primaria inmunomediada implica la destrucción de plaquetas en la sangre o la médula ósea por el sistema inmunitario. Es poco frecuente en gatos. La concentración de plaquetas en la sangre es a menudo muy baja en el momento del diagnóstico, dando lugar a hematomas en las encías y la piel, heces oscuras causadas por sangrado en el tracto digestivo o hemorragias nasales. Su veterinario puede recomendar reposo y medicamentos para suprimir el sistema inmunitario. También pueden ser necesarias las transfusiones de sangre si hay anemia grave. Una sola dosis de un medicamento llamado vincristina también puede ser útil.

Ciertos tipos de cáncer que pueden causar coagulación intravascular diseminada (véase anteriormente) pueden producir trombocitopenia. La trombocitopenia también se asocia a algunas enfermedades infecciosas, incluyendo la leucemia felina, la peritonitis infecciosa felina, el moquillo felino (panleucopenia) o la toxoplasmosis (una enfermedad protozoaria).

En los gatos se produce trombocitopenia causada por fármacos. Algunos fármacos y clases de fármacos (incluidos los estrógenos y algunos antibióticos) suprimen la producción de plaquetas en la médula ósea. Otros fármacos (como la aspirina, el paracetamol, la penicilina y otros) destruyen las plaquetas que circulan en el torrente sanguíneo. Las reacciones a los medicamentos son raras e imprevisibles. Los niveles de plaquetas suelen volver a valores normales poco después de suspenderse la toma del fármaco. Sin embargo, la supresión de la médula ósea inducida por fármacos puede durar más tiempo. Si su gato está tomando uno de estos fármacos, su veterinario probablemente controlará el recuento sanguíneo para comprobar si hay reducciones graves en el número de plaquetas.

Los gatos son curiosos e investigan el mundo con la lengua. Pueden lamer o comer píldoras anticonceptivas, aspirina, analgésicos u otros medicamentos. Este es otro ejemplo de por qué los medicamentos deben guardarse cuidadosamente. Esta simple precaución puede salvar la vida de su mascota.

Trastornos congénitos de la función plaquetaria

Los gatos con síndrome de Chédiak-Higashi tienen glóbulos blancos anómalos, melanocitos (células cutáneas productoras de pigmento) y plaquetas. El defecto en los melanocitos causa un color pálido del pelo. Los glóbulos blancos no funcionan correctamente y las plaquetas no se agrupan ni se separan como deberían hacerlo cuando se forman o descomponen los coágulos sanguíneos. El sangrado prolongado en los gatos Persas gris-azulados se produce después de la cirugía o cuando se saca una muestra de sangre.

La enfermedad de von Willebrand está causada por un defectuoso o deficiente factor de von Willebrand (también llamado antígeno relacionado con el factor VIII). Es más frecuente en perros; sin embargo, también se ha descrito en gatos. El factor de von Willebrand es necesario para que las plaquetas se adhieran a los vasos sanguíneos rotos; sin él, los coágulos no se pueden formar correctamente.

Trastornos adquiridos de la función plaquetaria

Se han relacionado diversas enfermedades con los trastornos adquiridos de la función plaquetaria. Los defectos adquiridos del sistema inmunitario, la enfermedad renal a largo plazo, la enfermedad hepática y ciertos fármacos también pueden causar trastornos en la función plaquetaria. Su veterinario puede diagnosticar estos trastornos con análisis de sangre y otras herramientas.

Trastornos de los vasos sanguíneos

El síndrome de Ehlers-Danlos, también conocido como astenia cutánea, está causado por un defecto (presente al nacimiento) en el desarrollo de las proteínas del tejido conectivo presentes en la piel. Esto hace que el soporte estructural de los vasos sanguíneos sea débil y puede dar lugar a la formación de coágulos de sangre y a la aparición de hematomas con facilidad. Este trastorno se ha descrito en gatos, pero es poco frecuente. El signo más llamativo es la piel flácida que se estira más de lo normal y se desgarra fácilmente. No existe tratamiento.

Trastornos de la coagulación sanguínea

Algunas enfermedades en animales se han relacionado con un riesgo aumentado de coágulos sanguíneos. Los gatos con cardiomiopatía (una enfermedad del músculo cardiaco) pueden formar coágulos de sangre en las grandes arterias. Se cree que las lesiones en la pared del corazón y el flujo sanguíneo turbulento a través de las cámaras y válvulas del corazón, causados por el mal funcionamiento de este, inician la formación de coágulos. Los gatos con enfermedad cardiaca causada por niveles altos de hormona tiroidea (hipertiroidismo) a menudo reciben fármacos que disminuyen los signos de problemas cardiacos. Estos fármacos parecen proteger contra un mayor riesgo de coágulos sanguíneos al cambiar la probabilidad de que las plaquetas formen un coágulo. Su veterinario puede prescribir la medicación más apropiada para su gato.

Para más información

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