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Trastornos del estómago e intestinos en los gatos

PorStanley I. Rubin, DVM, MS, DACVIM
Última revisión/modificación ago 2018

Las enfermedades que afectan al estómago e intestinos incluyen enfermedades infecciosas (como enfermedades bacterianas, víricas y parasitarias) y trastornos no infecciosos (como tumores y obstrucción).

Inflamación del intestino grueso (colitis)

El intestino grueso (también llamado colon) ayuda a mantener el equilibrio de líquidos y electrolitos (sales) y a absorber nutrientes; también almacena temporalmente las heces y proporciona un entorno para bacterias intestinales sanas. Cuando el intestino grueso está dañado por una enfermedad, parásitos u otras causas, el resultado suele ser la diarrea.

La inflamación del colon (llamada colitis) puede ser de corta o larga duración. Los gatos con colitis crónica tienden a ser de mediana edad y a menudo son de raza pura. En la mayoría de los casos se desconoce la causa; se sospechan causas bacterianas, parasitarias, traumáticas, relacionadas con los riñones y alérgicas. La inflamación puede ser el resultado de un defecto en la función del sistema inmunitario en el colon. También se ha implicado una reacción exagerada a factores dietéticos o bacterianos dentro del intestino, la predisposición genética o los resultados de enfermedades infecciosas o parasitarias previas.

Los gatos con inflamación del colon tienen un historial de esfuerzo para defecar y el paso frecuente de heces cargadas de moco, que a veces contienen sangre roja brillante. Las heces suelen tener poco volumen y una consistencia más líquida. La pérdida de peso y los vómitos son raros.

Si es posible, la causa de la inflamación se debe identificar y eliminar. Su veterinario le hará preguntas detalladas sobre la historia clínica de su gato y le realizará una exploración física. Los ensayos con alimentos específicos también pueden usarse para diagnosticar algunas causas de colitis. También puede ser necesario realizar pruebas adicionales, que pueden incluir la toma de muestras de sangre, orina y heces, radiografías o ecografías abdominales, endoscopia o biopsias.

El tratamiento se basa en la causa de la inflamación. Si es posible, la causa subyacente se debe identificar y tratar. Siga las recomendaciones dietéticas de su veterinario. Es posible que se le pida retirar la comida durante 24 a 48 horas para que el aparato digestivo del gato descanse. Una vez que se reanuda la alimentación, a menudo se añade fibra soluble a la dieta. Con el tiempo, la dosis de fibra puede reducirse o eliminarse. Su veterinario también puede recomendar un alimento con una fuente de proteína que su gato no haya comido previamente, como cordero, venado o conejo. Esto es para identificar cualquier alergia alimentaria que pueda tener su gato. Los gatos con algunos tipos de inflamación pueden responder únicamente al tratamiento dietético (como el cambio a cordero y arroz, o a una dieta comercial). Para ayudar a que los signos mejoren más rápidamente, su veterinario puede añadir un antibiótico o un antiinflamatorio al cambio de dieta. Algunos animales requieren el uso adicional de medicamentos a corto plazo para espesar las heces hasta que se controle la inflamación. También se pueden recomendar antiparasitarios.

Es probable que la colitis de larga duración mejore inicialmente, pero los signos reaparecen con frecuencia. La mayoría de los gatos con enfermedad inflamatoria intestinal no se pueden curar y necesitarán algún tipo de tratamiento a largo plazo.

Estreñimiento

El estreñimiento es la evacuación poco frecuente o difícil de heces. La materia fecal suele estar seca y dura. Es un problema frecuente en gatos. En la mayoría de los casos, el problema se corrige fácilmente. Sin embargo, en los gatos con enfermedades más graves, los signos que las acompañan pueden ser graves. Cuanto más tiempo permanezcan las heces en el colon, más secas, duras y difíciles de expulsar se vuelven. La obstipación es un estreñimiento grave con una masa de heces secas y duras que no se elimina.

El estreñimiento a largo plazo puede deberse a una obstrucción dentro de los intestinos, a una constricción desde fuera de los intestinos o a problemas neuromusculares en el colon mismo. La obstrucción es la causa más común y se debe a la incapacidad del gato para expulsar materia poco digerible y a menudo dura (como pelo, huesos o arena) que se ha mezclado con la materia fecal. También se pueden producir heces secas y duras debido a una ingesta insuficiente de agua o a la reticencia a defecar (p. ej., debido a una caja de arena sucia, a la vigilancia de la caja de arena por parte de otro gato de la casa o a una defecación dolorosa). Algunos gatos con estreñimiento u obstipación a largo plazo pueden desarrollar megacolon, un intestino dilatado causado por un defecto en la fuerza muscular del colon. La causa del megacolon a menudo no se diagnostica. Algunos fármacos provocan estreñimiento como efecto secundario.

Los signos de estreñimiento incluyen el esfuerzo para defecar y el paso de heces duras y secas. Algunos animales están bastante enfermos y también presentan letargo, depresión, pérdida de apetito, vómitos y molestias abdominales. Se aconseja una visita al veterinario. Durante la visita, asegúrese de decirle a su veterinario si su gato tiene tendencia a comer huesos, arena u otra materia dura. Su veterinario palpará el abdomen para ver si el colon está distendido con heces duras. A menudo también se necesitan radiografías abdominales y un examen rectal. Pueden ser necesarias pruebas adicionales (como ecografía abdominal, colonoscopia o análisis de sangre y orina) para ayudar a identificar la causa del estreñimiento.

Los gatos afectados deben recibir mucha agua. El estreñimiento leve a menudo se puede tratar cambiando a una dieta rica en fibra, evitando que su gato coma huesos u otros objetos, proporcionando un fácil acceso al agua, mejorando las oportunidades para la defecación (p. ej., proporcionando más cajas de arena y limpiando las cajas con mayor frecuencia) y el uso de laxantes apropiados (por lo general solo durante un periodo corto de tiempo). Asegúrese de proporcionar a su gato únicamente el laxante prescrito por su veterinario. Los laxantes formulados para uso humano pueden ser muy peligrosos para las mascotas. En los casos más graves de estreñimiento, el veterinario tendrá que eliminar las heces retenidas mediante enemas o extracción manual mientras su mascota está bajo anestesia general. Los gatos con estreñimiento crónico o megacolon que no han respondido al tratamiento médico pueden responder a la extirpación de la sección afectada del intestino grueso.

Coronavirus entérico felino

El coronavirus entérico felino es muy contagioso, especialmente entre los gatos que están en contacto estrecho. Está estrechamente relacionado con el virus que causa una enfermedad más grave, la peritonitis infecciosa felina. La infección por el coronavirus entérico felino causa inflamación del intestino delgado, pero no suele ser mortal.

El virus se excreta en las heces de los gatos infectados. El contacto estrecho entre gatos es necesario para la transmisión, aunque también existe la posibilidad de transmisión por objetos contaminados. La mayoría de las infecciones causan signos leves, si es que los hay. En ocasiones se pueden observar vómitos intensos, diarrea y signos respiratorios (como estornudos y tos).

El virus está muy extendido entre los gatos, y muchos de los que se recuperan de la infección siguen albergando y eliminando el virus. La infección por coronavirus entérico se puede prevenir solamente minimizando la exposición a gatos infectados y a sus heces. La mayoría de los gatos desarrollan una respuesta inmunitaria eficaz tras la exposición y se recuperan de la infección. No existe un tratamiento específico; sin embargo, los gatos afectados deben recibir tratamiento de apoyo y fluidos, si es necesario.

Inflamación del estómago (gastritis)

La gastritis es un vómito súbito o de larga duración causado por una inflamación del estómago. Está causada por la ingesta de algo que irrita o lesiona el revestimiento del estómago o por infecciones, parásitos, enfermedades del organismo, fármacos, venenos, disfunción del sistema inmunitario o tumores estomacales. En los casos de gastritis de corta duración, los vómitos son repentinos y pueden contener evidencias de lo que el gato ha comido (como hierba). Puede verse bilis, espuma, sangre fresca o sangre digerida con aspecto de posos de café. También puede haber diarrea u otros signos, según la causa. Los vómitos a largo plazo suelen ser intermitentes y pueden estar asociados a debilidad, letargo, pérdida de peso, deshidratación y desequilibrio de electrolitos (sales). La gastritis linfoplasmocitaria y la gastritis eosinofílica son tipos de gastritis a largo plazo que implican el movimiento de células inmunitarias hacia los tejidos del estómago.

El diagnóstico suele hacerse evaluando el historial del gato, la exploración física y la respuesta al tratamiento. Pueden ser necesarios análisis de sangre, orina y heces, así como radiografías y/o una ecografía abdominal. La visualización del estómago con un endoscopio largo y flexible (endoscopia) y la evaluación de muestras de tejido pueden ser necesarias en gatos con gastritis de larga duración.

El tratamiento de la gastritis es el mismo que para los vómitos. Los gatos con gastritis linfoplasmocitaria o eosinofílica pueden necesitar medicamentos para inhibir el sistema inmunitario. El pronóstico depende de la causa del vómito y de la probabilidad de corregir el trastorno subyacente.

Cánceres del aparato digestivo

El cáncer del aparato digestivo es poco frecuente y representa menos del 10 % de todos los cánceres en los gatos. Cuando se produce, se desarrolla con mayor frecuencia en el intestino delgado. Los animales más mayores están predispuestos, apareciendo con una edad media de 10-12 años en los gatos. Los gatos Siameses tienen un mayor riesgo de padecer algunos tipos de cáncer intestinal. No se ha identificado ninguna causa específica para la mayoría de los tumores intestinales, aunque se cree que el linfoma alimentario en los gatos está causado por el virus de la leucemia felina, incluso en gatos que dan negativo en las pruebas del virus. Los tumores intestinales en los gatos tienden a diseminarse rápidamente y suelen ser malignos (cancerosos). El linfoma y el adenocarcinoma son dos tipos comunes de tumores del aparato digestivo que se observan en los gatos.

Los signos de un posible tumor varían en función de su localización y extensión y de las consecuencias asociadas. Los vómitos (a veces con sangre), la diarrea (también con sangre), la pérdida de apetito, la pérdida de peso y el letargo son los signos más comunes. También se han descrito estreñimiento, esfuerzo para defecar, dolor abdominal, dilatación abdominal e infección abdominal asociada con la rotura del intestino afectado. Los gatos con tumores intestinales también pueden tener signos de anemia, como encías pálidas.

El diagnóstico se basa en una anamnesis completa y en la exploración física. También pueden ser necesarios análisis de sangre, radiografías abdominales y ecografía y endoscopia. El diagnóstico se confirma mediante biopsia de tejido. El tratamiento consiste en la extirpación quirúrgica y/o la quimioterapia, según el tipo de tumor. Su veterinario también intentará determinar el grado de diseminación del cáncer. El pronóstico puede variar de excelente a malo, dependiendo del tipo específico de tumor y de si se puede extirpar todo. Los tumores malignos suelen tener un mal pronóstico con tiempos de supervivencia de menos de 6 meses.

Obstrucción gastrointestinal

La obstrucción gastrointestinal es el bloqueo del tracto digestivo. El bloqueo puede surgir fuera, dentro de la pared o dentro de la cavidad del tracto digestivo. Una obstrucción interfiere en el paso de alimentos y líquidos, puede dañar los tejidos digestivos y puede tener consecuencias potencialmente mortales.

La obstrucción del movimiento de los alimentos fuera del estómago puede ser el resultado de tumores, cuerpos extraños, pólipos y sobrecrecimiento de tejido gástrico.

La obstrucción intestinal puede ser parcial o completa y puede estar causada por cuerpos extraños, intususcepción (una afección en la que el intestino se extiende sobre sí mismo), incarceración (como la constricción de una hernia) y tumores. Los objetos extraños largos y finos (como cuerdas, hilos o telas) pueden adherirse a la base de la lengua. Si el objeto es lo suficientemente largo como para llegar a los intestinos, el movimiento intestinal normal tiende a causar un movimiento de sierra o corte en el intestino, lo que provoca una perforación intestinal y una infección abdominal.

Los signos de obstrucción gástrica o del intestino delgado varían, pero suelen incluir vómitos y pérdida de apetito. Otros signos son el letargo, la diarrea, el dolor o la dilatación abdominal, la fiebre o la temperatura corporal por debajo de lo normal, la deshidratación y el shock. Para hacer un diagnóstico, su veterinario necesitará saber todo lo posible sobre los hábitos alimenticios de su gato. El acceso a cuerdas, agujas de coser u objetos perdidos (como juguetes) pueden ser hechos importantes y deben comunicarse. La palpación abdominal (usando suavemente las manos para palpar los órganos internos) puede permitirle al veterinario detectar agrandamiento de órganos, asas intestinales engrosadas y gases. Las radiografías abdominales son a menudo necesarias. La ecografía o el examen con un endoscopio también pueden usarse para identificar el problema. Se realizan análisis de sangre para identificar las complicaciones de la obstrucción.

Los gatos que presentan signos generalizados de enfermedad, como depresión o fiebre, se benefician del tratamiento con fluidos intravenosos. Se puede utilizar un endoscopio para extraer algunos objetos del estómago. Si una obstrucción no puede eliminarse con el endoscopio o si se produce en los intestinos, se necesitará una cirugía. Los gatos con signos abdominales repentinos de causa desconocida, y los que siguen empeorando, también pueden necesitar cirugía. Muchos de estos animales se recuperan bien siempre que se diagnostiquen y traten rápidamente.

Úlceras gastrointestinales

Las úlceras gastrointestinales son heridas en el estómago o el revestimiento intestinal causadas por el ácido del estómago o las enzimas digestivas. Son poco frecuentes en los gatos. La ulceración gastrointestinal se asocia a menudo con tumores en los gatos, pero la causa también puede ser desconocida.

Los gatos con ulceración gástrica pueden no presentar signos y pueden desarrollar una hemorragia repentina, potencialmente mortal, dentro del tracto digestivo. En otros casos, pueden tener una historia que incluye vómitos, a veces con sangre, y molestias abdominales que pueden parecer menos graves después de una comida. Puede haber heces oscuras y alquitranadas, que indican la presencia de sangre, y encías pálidas que sugieren anemia. Los signos también pueden estar relacionados con la causa de la úlcera (p. ej., signos relacionados con insuficiencia renal).

En los gatos que tienen antecedentes de vómitos, malestar abdominal, pérdida de apetito o pérdida de peso inexplicable, su veterinario puede realizar varias pruebas en un intento de diagnosticar la causa. Se pueden utilizar análisis de sangre, ecografías abdominales o radiografías. Para confirmar el diagnóstico, a menudo se recomienda la endoscopia y la biopsia del estómago y los intestinos.

El objetivo del tratamiento de las úlceras es determinar la causa de estas y, a continuación, eliminarlas o controlarlas. Es fundamental proporcionar cuidados de apoyo. La hospitalización con cuidados intensivos a menudo es necesaria debido al alto riesgo de hemorragia grave. La medicación dirigida a la propia úlcera reduce la acidez estomacal, evita una mayor destrucción del revestimiento del estómago y favorece la curación de la úlcera. En general, el tratamiento debe continuar durante 6-8 semanas. A veces también se utilizan antibióticos. Su veterinario le recomendará una dieta adecuada.

Idealmente, la curación de las úlceras se debería monitorizar mediante endoscopia. El pronóstico para los gatos con úlceras no causadas por tumores malignos es bueno. El pronóstico es de reservado a malo para aquellos con úlceras causadas por tumores.

Enfermedad inflamatoria intestinal (EII)

La enfermedad inflamatoria intestinal (EII) es en realidad un grupo de enfermedades del aparato digestivo que se reconocen por ciertos signos persistentes (véase más adelante) y por la presencia de inflamación sin una causa conocida. Las distintas formas de la enfermedad inflamatoria intestinal se clasifican según su localización en el organismo y el tipo de células que están involucradas. La enteritis linfoplasmocitaria y la enteritis eosinofílica son los tipos más comunes en gatos.

La enfermedad inflamatoria intestinal parece afectar a todas las edades, sexos y razas, aunque puede ser más frecuente en gatos de raza pura. La edad media descrita para el desarrollo de la enfermedad en gatos es de 7 años. Los signos suelen ser de larga duración y, a veces, aparecen y desaparecen. Pueden observarse vómitos, diarrea, alteración del apetito y pérdida de peso. En los gatos, existe una asociación entre la enfermedad hepática inflamatoria, la pancreatitis y la enfermedad inflamatoria intestinal. Esta combinación de trastornos inflamatorios se suele denominar triaditis. Aunque no se ha demostrado, también puede existir una asociación entre la enfermedad inflamatoria intestinal grave y los tumores intestinales.

La enfermedad inflamatoria intestinal puede ser difícil de diagnosticar, porque muchos de sus signos se pueden observar también en otras enfermedades. Los veterinarios a menudo usan pruebas de sangre, orina y heces para descartar otras enfermedades e identificar complicaciones, como niveles bajos de proteínas o electrolitos. Una ecografía abdominal puede ayudar a identificar secciones anormales del tracto digestivo. Los cambios intestinales causados por la enfermedad se pueden observar usando un endoscopio en algunos casos. Las biopsias de tejido obtenidas con un endoscopio o cirugía son necesarias para el diagnóstico de la enfermedad inflamatoria intestinal.

Los objetivos del tratamiento son reducir la diarrea y los vómitos, estimular el apetito y el aumento de peso, y disminuir la inflamación intestinal. Si se puede identificar una causa (como la dieta, parásitos, sobrecrecimiento bacteriano o reacción a fármacos), esta se debe eliminar. La modificación de la dieta, sin otro tratamiento, puede ser eficaz en algunos casos. En otros casos, los cambios en la dieta pueden mejorar el tratamiento médico, permitiendo reducir la dosis del fármaco o suspenderlo una vez que los signos mejoren. Los glucocorticoides, que inhiben el sistema inmunitario, se encuentran entre los fármacos más utilizados en el tratamiento de la enfermedad inflamatoria intestinal. También se pueden recomendar antiparasitarios, ciertos antibióticos, suplementos vitamínicos, inmunosupresores (medicamentos para inhibir el sistema inmunitario) u otros antiinflamatorios.

Su veterinario puede recomendar alimentar a su gato con una dieta hipoalergénica o de eliminación. Esto significa alimentar con una fuente de proteína que el gato no haya comido previamente. Las dietas con estos ingredientes suelen estar disponibles en clínicas veterinarias en lugar de en establecimientos comerciales, o pueden ser caseras. Esta dieta debe ser la única fuente de alimento durante un mínimo de 4-6 semanas, y no se deben dar golosinas de ningún tipo a menos que lo apruebe su veterinario. Este tipo de dietas son eficaces para controlar los signos en algunos gatos con enfermedad inflamatoria intestinal, sensibilidad alimentaria o alergia alimentaria. Algunos gatos se resisten a cambiar de comida. Hable con su veterinario si su gato se niega a comer un alimento recomendado. No dé la comida a la fuerza ni permita que su gato se muera de hambre. La suplementación de fibra dietética por sí sola rara vez es eficaz en los casos graves.

La respuesta al tratamiento varía y el pronóstico es incierto. Aunque la enfermedad inflamatoria intestinal felina a menudo se puede controlar con una combinación apropiada de dieta y medicación, la afección rara vez se cura. Pueden producirse recidivas.

Malabsorción

La malabsorción es la absorción deficiente de un nutriente que procede de la interferencia en su digestión, absorción o ambas. Las interferencias en la digestión de los gatos suelen deberse a la falta de determinadas enzimas del páncreas, lo que se denomina insuficiencia pancreática, mientras que la mayoría de los casos de fallo de absorción están causados por enfermedades del intestino delgado. Algunos ejemplos de enfermedad del intestino delgado incluyen la enfermedad inflamatoria intestinal, enfermedades infecciosas (trastornos causados por virus, bacterias o parásitos), sensibilidades dietéticas y tumores intestinales.

Los signos de malabsorción se deben principalmente a la falta de absorción de nutrientes y a su pérdida en las heces. Los signos suelen incluir diarrea prolongada, pérdida de peso y alteración del apetito (pérdida de apetito o ingesta excesiva). Sin embargo, la diarrea puede estar ausente incluso cuando la enfermedad es grave. La pérdida de peso puede ser considerable a pesar de tener un buen apetito. Los gatos con malabsorción por lo general parecen sanos en otros aspectos, a menos que haya inflamación grave o cáncer. Los signos inespecíficos pueden ser la deshidratación, la anemia y la acumulación de líquido en el abdomen u otros tejidos. Su veterinario puede detectar asas intestinales engrosadas o nódulos linfáticos abdominales agrandados.

El diagnóstico de la malabsorción puede ser complejo, ya que la diarrea a largo plazo y la pérdida de peso son signos comunes en varias enfermedades. Un examen exhaustivo con las pruebas de laboratorio adecuadas puede ayudar a determinar si los signos están causados por una enfermedad multisistémica o metabólica subyacente (como el hipertiroidismo). El historial del gato es especialmente importante porque puede sugerir una alergia alimentaria específica, el consumo de productos no alimentarios u otra sensibilidad. Las pruebas iniciales suelen incluir pruebas de sangre, orina y heces, radiografías y una ecografía abdominal. También pueden ser necesarios análisis de sangre especializados (como pruebas del virus de la leucemia felina, del virus de la inmunodeficiencia felina o de la función tiroidea). El diagnóstico se confirma tomando biopsias de tejido intestinal mediante cirugía o con un endoscopio.

El tratamiento de la malabsorción implica el tratamiento dietético, el manejo de las complicaciones y el tratamiento de la causa (si se puede identificar). La modificación de la dieta es un aspecto importante del tratamiento de la malabsorción. Las dietas suelen contener niveles moderados de fuentes limitadas de proteínas, carbohidratos altamente digeribles y niveles moderados de grasa (para reducir la diarrea grasa). Los gatos con enfermedad inflamatoria intestinal tienen una mayor incidencia de sensibilidad dietética que los perros. Su veterinario puede recomendar que alimente a su gato con una dieta de exclusión consistente en una única fuente proteica novel (p. ej., cordero o venado) como prueba cuando se sospeche una sensibilidad dietética. Es muy importante que proporcione la dieta especial para su gato exactamente como le haya indicado su veterinario. Se puede prescribir medicación antiinflamatoria oral si la respuesta inicial a la dieta de exclusión es decepcionante.

El pronóstico de malabsorción es bueno si existe una solución sencilla (como la insuficiencia pancreática exocrina). Sin embargo, el pronóstico empeora en los gatos con enfermedad grave del intestino delgado.

Para más información

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