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La valoración neurológica de los perros

PorThomas Schubert, DVM, DACVIM, DABVP
Última revisión/modificación feb 2018 | Última modificación del contenido mar 2018

La evaluación del sistema nervioso comienza con una anamnesis precisa y una exploración física general, seguida de una exploración neurológica. Hay una serie de pruebas físicas específicas que se pueden realizar para evaluar el funcionamiento de los diversos componentes del sistema nervioso. Estas incluyen pruebas de varios reflejos, función y control muscular, y postura y marcha.

A menudo se necesitan pruebas de laboratorio para diagnosticar el problema específico. Las pruebas de laboratorio comunes incluyen análisis de sangre, análisis de orina, pruebas fecales, análisis del líquido cefalorraquídeo, radiografías, radiografías de contraste, tomografía computarizada (TC), resonancia magnética (RM) y evaluación de la actividad eléctrica del cerebro, nervios periféricos y músculos.

La exploración neurológica

Una exploración neurológica evalúa 1) la cabeza y los pares craneales, 2) la marcha o el caminar, 3) el cuello y las patas delanteras, y 4) el torso, las patas traseras, el ano y la cola. También se evaluarán los reflejos de su mascota para determinar, si es posible, la localización de la lesión en el cerebro, la médula espinal o los nervios del sistema nervioso periférico.

Evaluación de la cabeza y los pares craneales

Los 12 pares de nervios craneales se extienden desde segmentos específicos del tronco encefálico hasta los lados izquierdo y derecho de la cabeza ( ver la Tabla: Los pares craneales). Incluyen los nervios que transmiten el olfato, los responsables de la visión y el movimiento de los ojos, los que controlan los movimientos faciales, los responsables de la audición y el equilibrio y los responsables de masticar, tragar, ladrar y el movimiento de la lengua. La prueba de los reflejos de estos nervios puede ayudar a identificar la localización del daño.

Una evaluación de la cabeza evalúa la actividad mental, la postura y la coordinación de la cabeza y los pares craneales. Los signos identificados durante esta evaluación indican una lesión o enfermedad del cerebro. Los signos de daño al cerebro y al diencéfalo (centros cerebrales superiores) pueden incluir deterioro mental, deambulación constante, convulsiones, depresión o coma, o un giro de la cabeza o dar vueltas en una dirección. Una inclinación de la cabeza puede indicar una enfermedad del sistema vestibular (responsable del equilibrio y la postura) o del cerebelo. La incoordinación de la cabeza, el balanceo, los temblores u otros movimientos inusuales de la cabeza pueden indicar una lesión en el cerebelo.

Tabla
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Valoración de la marcha (caminar)

Su veterinario evaluará la marcha observando a su mascota mientras camina, corre, gira, da un paso hacia un lado y retrocede. Los signos de disfunción incluyen dar vueltas en círculos, debilidad o parálisis completa de cualquier extremidad, caídas, tropiezos, vueltas o pérdida de coordinación.

Evaluación del cuello y de las extremidades delanteras

La evaluación del cuello y de las patas delanteras incluirá la búsqueda de signos de dolor y pérdida de tamaño o tono muscular, lo cual puede indicar una lesión en la parte superior de la médula espinal. Se realizan varios tipos de pruebas para ayudar a detectar lesiones menores de la médula espinal.

Algunos ejemplos de pruebas que se suelen usar para evaluar el cuello y las patas delanteras incluyen la prueba de la carretilla (en la que las patas traseras se levantan ligeramente y el animal se evalúa mientras camina sobre sus patas delanteras), la prueba de enderezamiento (en la que el perro se coloca de lado o al revés para ver si se puede enderezar solo) y la prueba de posicionamiento (en la que se mueve un pie o una extremidad desde su posición normal para evaluar la rapidez y precisión con la que el perro recupera su postura normal). También se evalúan los reflejos espinales y el estado muscular.

Evaluación del torso, extremidades traseras, ano y cola

El tronco, o torso, se evalúa por la postura o posición anormal de las vértebras, el dolor, la pérdida de sensibilidad o hipersensibilidad al tacto ligero o a los pinchazos, y la pérdida de masa muscular. Algunas pruebas utilizadas para evaluar los nervios del cuello y las patas delanteras (véase anteriormente) también se usan para evaluar el torso y las patas traseras. También se pueden evaluar varios reflejos. Los resultados de las pruebas del reflejo espinal de las patas traseras, como el reflejo patelar, son más fiables que los de las patas delanteras. La pérdida de músculo alrededor del torso o de las patas traseras puede indicar daño en un nervio asociado con ese músculo. La pérdida del sentido del tacto de un animal o de la capacidad de sentir dolor sugiere una lesión medular de moderada a grave.

Pruebas de laboratorio y diagnóstico por imagen

Los análisis de sangre se utilizan a menudo para detectar trastornos metabólicos, algunos de los cuales pueden afectar a la actividad del sistema nervioso. Los análisis de sangre también pueden identificar otras afecciones, como la intoxicación por plomo, ciertas infecciones y la miastenia gravis, una enfermedad autoinmunitaria en la que se bloquean las conexiones entre el nervio y el músculo y se produce debilidad. Pueden ser necesarias biopsias de músculo, nervio o (raramente) de cerebro para diagnosticar ciertos trastornos.

El análisis de líquido cefalorraquídeo (el líquido que rodea el cerebro y la médula espinal) es a menudo útil para diagnosticar un trastorno del sistema nervioso central. El líquido cefalorraquídeo se recoge de la base del cráneo o de la parte baja del dorso en un procedimiento llamado punción lumbar. Una cantidad inusualmente elevada de proteína en el líquido cefalorraquídeo puede indicar encefalitis (inflamación del cerebro), meningitis (inflamación de la cubierta del cerebro), cáncer o una lesión compresiva de la médula espinal. El aumento del número de glóbulos blancos en el líquido cefalorraquídeo indica una inflamación o infección. Otros trastornos que pueden identificarse mediante el análisis del líquido cefalorraquídeo incluyen infecciones bacterianas o fúngicas, hemorragias internas, abscesos cerebrales y algunos tipos de tumores. El líquido cefalorraquídeo también puede analizarse para detectar la presencia del virus del moquillo canino, la fiebre maculosa de las Montañas Rocosas y algunas otras enfermedades infecciosas.

Se pueden utilizar varios tipos diferentes de pruebas radiográficas para detectar trastornos del sistema nervioso. Las radiografías simples del cráneo y la columna vertebral pueden detectar fracturas, infecciones o cáncer de hueso. Sin embargo, en la mayoría de las infecciones o cánceres del cerebro y la médula espinal, las radiografías simples parecen normales. En un procedimiento conocido como mielografía, se inyecta en el canal cerebroespinal una tinción especial que es visible en las radiografías. Esta tinción puede resaltar tipos específicos de problemas espinales, como discos herniados ("deslizados") y tumores de la médula espinal. La TC y la RM también pueden ayudar a evaluar cambios en la estructura ósea, sangrado interno, abscesos, inflamación y determinados cánceres del sistema nervioso.

En algunos casos se pueden utilizar otras pruebas. Un electroencefalograma registra la actividad eléctrica en el cerebro. Los resultados son anormales en la meningitis o encefalitis, lesiones en la cabeza, tumores cerebrales y una afección llamada hidrocefalia (agua en el cerebro). Un electroencefalograma a veces puede ayudar a determinar la causa y la gravedad de una convulsión. Una electromiografía registra la actividad eléctrica en los músculos para evaluar la función nerviosa y muscular. En esta prueba se estimula eléctricamente un nervio y se calcula la velocidad de conducción a lo largo de las neuronas. Esta técnica puede detectar lesiones nerviosas y la miastenia gravis. La respuesta auditiva evocada del tronco encefálico (RATE) registra la actividad eléctrica en la vía que va desde los receptores del sonido en el oído hasta el tronco encefálico y el cerebro. En los casos de sordera causada por daño nervioso, la RATE no genera respuesta. Los trastornos del tronco encefálico también alteran la RATE. Los potenciales evocados de la médula espinal son una prueba de la función de la médula espinal. Se realizan estimulando un nervio periférico y luego midiendo la actividad eléctrica en la médula espinal.

Para más información

Consulte también el contenido para veterinarios sobre la evaluación neurológica.