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Pulgas en perros y gatos

PorMichael W. Dryden, DVM, PhD, DACVM
Última revisión/modificación abr 2021

Existen >2200 especies de pulgas reconocidas en todo el mundo. En América del Norte, solo unas pocas especies suelen infestar a perros y gatos: Ctenocephalides felis (la pulga del gato), Ctenocephalides canis (la pulga del perro), Pulex simulans (una pulga de los pequeños mamíferos) y Echidnophaga gallinacea (una pulga de las aves de producción). Sin embargo, la pulga más prevalente en los perros y en los gatos es, con diferencia, C felis. Las pulgas del gato causan una intensa irritación en los animales y las personas y son responsables de la dermatitis alérgica por pulgas. También son vectores de una rickettsia parecida a la que transmite el tifus y de Bartonella spp, y son el hospedador intermediario para parásitos como las filarias y los cestodos. Se ha averiguado que las pulgas de los gatos infestan >50 tipos diferentes de hospedadores mamíferos y aves en todo el mundo. En América del Norte, los hospedadores infestados con mayor frecuencia son los cánidos domésticos y silvestres, los félidos domésticos y silvestres, los mapaches, las zarigüeyas, los hurones y los conejos domésticos.

Transmisión, epidemiología y patogenia de las pulgas en perros y gatos

Las pulgas de los gatos depositan sus huevos en el pelaje de sus hospedadores. Los huevos son ovalados con bordes redondeados, de color blanco perlado y de 0,5 mm de longitud. Se desprenden fácilmente del pelo y caen sobre las camas, las alfombras o el suelo, donde se produce la eclosión en ~1-6 días. Las larvas de pulga recién eclosionadas miden 1-5 mm de longitud, son delgadas, blancas, segmentadas y están escasamente cubiertas por pelos cortos. Las larvas viven libremente, se alimentan de detritos orgánicos encontrados en su medio ambiente y en las heces de las pulgas adultas, que son esenciales para un desarrollo con éxito. Las larvas de las pulgas evitan la luz directa y se mueven activamente hacia el fondo de las fibras de las alfombras o debajo de los detritos orgánicos (p. ej., hierba, ramas, hojas o el suelo).

Las larvas son sensibles a la desecación, y las exposiciones prolongadas a condiciones de humedad relativa de <50 % son letales. Las zonas dentro de un hogar con la humedad necesaria son limitadas y los lugares exteriores apropiados son aún más escasos. El desarrollo de las pulgas se produce en el medio externo, solo donde el suelo está en sombra y húmedo (humedad del suelo del 1-20 %) y donde el animal infestado por pulgas pasa una cantidad considerable de tiempo, lo que permite que las heces de pulgas adultas se depositen en el medio ambiente de las larvas. Los sitios típicos incluyen debajo y al lado de cubiertas, porches, casetas para perros y arbustos. La arena es una matriz excelente para el desarrollo larvario de pulgas, por lo que las zonas más grandes de patios arenosos y sombreados en los estados costeros del sudeste del Golfo pueden albergar pulgas. En el medio ambiente interior, las larvas de pulga probablemente solo sobreviven en el microclima protegido por las fibras de las alfombras, en rendijas entre las lamas del parqué en climas húmedos y en suelos de cemento de sótanos húmedos en obras. La fase larvaria suele durar 5-11 días, pero puede prolongarse 2-3 semanas, según las condiciones climáticas y la disponibilidad de alimento.

Tras completar su desarrollo, la larva madura produce una crisálida similar a la de la seda, en la que se empupa. La crisálida es ovoide, de unos ~0,5 cm de longitud, blanquecina y ligeramente hilada. Las crisálidas de las pulgas se pueden encontrar en el suelo, bajo la vegetación, en las alfombras, debajo de los muebles y en las camas de los animales. Una vez que la pupa se ha desarrollado completamente (1-2 semanas), la pulga adulta puede emerger de la crisálida cuando es estimulada adecuadamente por la presión física, el dióxido de carbono, los movimientos del sustrato o el calor.

El adulto preemergente (una pulga adulta plenamente formada) reside en la crisálida en un estado que puede prolongarle la vida. Si el adulto preemergente no recibe el estímulo apropiado para emerger, puede quedarse quiescente en la crisálida durante varias semanas hasta que llegue un hospedador apropiado. El surgimiento puede retrasarse hasta 350 días si las formas preadultas están protegidas de la desecación. Se ha observado un retraso en la aparición de hasta 6-8 meses en sótanos sin terminar y espacios bajos.

Las pulgas recién salidas se desplazan hasta la superficie de los pelos de las alfombras o a la vegetación, donde es más probable que encuentren un hospedador de paso. En condiciones ideales de temperatura (27 °C) y humedad relativa (90 %), una pulga de gato puede sobrevivir ~12 días antes de necesitar alimentarse de sangre; con un 50 % de humedad relativa, este intervalo desciende a ~3 días. Estas pulgas recién emergidas son las que infestan a los animales y pican a las personas. Suele existir un mínimo movimiento entre los hospedadores de las pulgas del gato. Sin embargo, se ha documentado que antes de que C felis alcance el estado reproductivo, puede haber algún movimiento dentro y fuera de los hospedadores. Las pulgas del gato que han encontrado un hospedador preferente (p. ej., el perro, el gato, la zarigüeya) y han iniciado la reproducción no suelen abandonarlo mientras no se vean forzadas por el acicalado o por el efecto de los insecticidas.

Según la temperatura y la humedad, el ciclo biológico de la pulga del gato puede completarse desde los 12-14 días o puede prolongarse hasta 350 días. Sin embargo, bajo las condiciones de la mayoría de los hogares en los que exista actividad humana y animal normal, las pulgas del gato completan su ciclo biológico en 3-8 semanas.

Las adultas empiezan a alimentarse inmediatamente después de encontrar un hospedador. Las hembras de la pulga del gato pueden consumir 13,6 mcL de sangre al día, que es 15 veces su peso corporal. Tras un rápido tránsito a través de la pulga, la sangre excretada se seca en minutos como bolitas fecales de color rojizo o como rollos largos y tubulares ("heces de pulga"). Las pulgas maduran tras alimentarse y, a las 24-48 h de la ingestión, las hembras comienzan la producción de huevos. Las hembras de la pulga del gato pueden producir hasta 40-50 huevos/día durante el pico de producción, con un promedio de 27 huevos/día durante 50 días. Las hembras pueden continuar produciendo huevos durante >100 días.

Las pulgas del gato son sensibles al frío. Ningún estado del ciclo biológico (huevo, larva, pupa o adulto) puede sobrevivir a <3 °C durante varios días. Por lo tanto, las pulgas de los gatos sobreviven a los inviernos en climas templados como adultos en perros y gatos no tratados o en pequeños mamíferos silvestres (p. ej., mapaches o zarigüeyas) en el entorno urbano. Cuando estos animales pasan a través de los corrales en primavera o colocan sus nidos a ras del suelo o en las alturas, los huevos puestos por las hembras de pulga supervivientes caen y posteriormente evolucionan a adultos. Las pulgas del gato también pueden sobrevivir al invierno como adultos preemergentes en microclimas protegidos del frío.

Las pulgas pueden causar una anemia por deficiencia en hierro en hospedadores muy infestados, especialmente en animales jóvenes. Se ha descrito que las pulgas del género Ctenocephalides producen anemia en aves, perros, gatos, cabras, terneros y ovejas.

Las pulgas del gato también están implicadas en la transmisión de enfermedades. El tifus murino, causado por Rickettsia typhi y Rickettsia felis, es una enfermedad febril de leve a grave en las personas que se caracteriza por dolores de cabeza, escalofríos y erupciones cutáneas, con afectación poco frecuente de los riñones y el sistema nervioso central. La enfermedad se produce en personas y en muchos pequeños mamíferos a lo largo de las costas sudeste, sudoeste y del Golfo. En EE. UU., el principal ciclo de transmisión es el de las zarigüeyas y el de las pulgas del gato. Las pulgas del gato también sirven como hospedador intermediario del nematodo filarial subcutáneo no patógeno de los perros, Dipetalonema reconditum. Dipylidium caninum, un cestodo intestinal común de los perros y los gatos (y ocasionalmente en los niños), se desarrolla como un cisticercoide en C felis, C canis y Trichodectes canis. La larva de la pulga ingiere los huevos del cestodo, que evoluciona a la forma cisticercoide en el cuerpo de la pulga. Cuando se acicalan, los perros y los gatos pueden ingerir pulgas infectadas, liberando los cisticercoides en el tracto gastrointestinal.

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