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Descripción general de los tumores de la piel y los tejidos blandos en animales

Revisado/Modificado ago 2021 | Modificado nov 2022

Los tumores de la piel y los tejidos blandos son las enfermedades neoplásicas diagnosticadas con mayor frecuencia en los animales domésticos, en parte debido a que pueden identificarse fácilmente y en parte porque la exposición constante de la piel al medio ambiente externo predispone a este órgano a una transformación neoplásica. Se ha reconocido a los carcinógenos químicos, la radiación ionizante y los virus como agentes causales, pero los factores hormonales y genéticos también desempeñan un papel en el desarrollo de las neoplasias cutáneas.

La piel es una estructura compleja, compuesta de varios tejidos epiteliales (epidermis, anejos), mesenquimatosos (tejidos conectivos fibrosos, vasos sanguíneos, tejido adiposo) y tejidos neurales y neuroectodérmicos (nervios periféricos, células de Merkel, melanocitos). Todos ellos tienen el potencial de desarrollar tumores particulares. Dado que los tumores cutáneos son tan diversos, su clasificación es difícil y con frecuencia controvertida. También existe desacuerdo en relación con los criterios utilizados para definir si una lesión que emerge de la piel o de los tejidos blandos es una neoplasia y, en el caso de que lo sea, si es benigna o maligna.

Para evitar confusiones, en este capítulo se utilizan los términos que se explican a continuación. Un hamartoma(nevo) es un defecto embriológico localizado, asociado a la hipertrofia de uno o más elementos de la piel. Un hamartoma sebáceo, por ejemplo, se refiere a una región localizada de la piel donde las glándulas sebáceas son sumamente prominentes y algunas veces malformadas. Aunque por definición estricta los hamartomas están presentes en el nacimiento, en ocasiones pueden necesitar mucho tiempo para alcanzar un tamaño clínicamente visible, por lo que es posible que no se diagnostiquen hasta que el animal alcanza la edad adulta. En animales adultos se pueden desarrollar algunas lesiones con características clínicas e histológicas similares a los hamartomas congénitos. Estos llamados hamartomas adquiridos son difíciles de diferenciar de las neoplasias epiteliales y mesenquimatosas benignas. En la literatura médica humana y en algunos textos veterinarios, el término nevo se utiliza como sinónimo de hamartoma. Una neoplasia benigna se halla localizada, no es infiltrante y, debido a que está rodeada por una cápsula, es fácilmente extirpable. Una neoplasia de malignidad intermedia es localmente infiltrativa y a menudo difícil de extirpar, pero no metastatiza. Una neoplasia maligna es infiltrante y posee potencial metastásico.

Aunque las neoplasias cutáneas son característicamente nodulares o papulares, también pueden producirse como placas alopécicas localizadas o generalizadas, placas y manchas eritematosas y pigmentadas, ronchas o úlceras que no cicatrizan. La variabilidad en la presentación clínica puede dificultar la distinción de una neoplasia de una enfermedad inflamatoria; además, diferenciar un tumor benigno de un tumor maligno es aún más subjetivo porque los sarcomas o carcinomas en las primeras etapas de su desarrollo pueden palparse como masas discretas encapsuladas.

El tratamiento depende sobre todo del tipo de tumor, de su localización y tamaño, y de los signos clínicos observados en el animal. Para las neoplasias benignas que no se asocian con ulceración ni con trastornos clínicos, la opción más prudente puede ser no instaurar ningún tratamiento, especialmente en animales de compañía mayores. En el caso de enfermedades neoplásicas más agresivas o de tumores benignos que inhiben la función normal o son estéticamente desagradables, hay varias opciones terapéuticas. En la mayoría de los casos, la intervención quirúrgica con escisión completa ofrece la mejor posibilidad de cura al menor coste y, a menudo, con el menor número de efectos adversos.

En la mayoría de los casos se debe realizar un examen citológico de aspirados con aguja fina de tumores de piel y tejidos blandos para permitir la determinación del tipo de tumor y la planificación del tratamiento apropiado. La aspiración con aguja fina puede evitar que muchos animales de compañía realicen una cirugía innecesaria para las masas benignas. Si el tumor es maligno, el cirujano puede planificar márgenes quirúrgicos amplios y profundos para lograr una extirpación adecuada en la primera cirugía. Para algunas neoplasias (p. ej., tumores de células redondas), el examen citológico puede rivalizar con el examen histológico o incluso superarlo. La exploración citológica puede no ser diagnóstica debido a una técnica deficiente, y algunos tipos de tumores son poco exfoliativos. Cuando se aspira una masa, se debe tener cuidado de no introducir la aguja demasiado profundamente y que salga por el otro lado a los tejidos circundantes, ya que las biopsias con aguja pueden desalojar y sembrar células neoplásicas a lo largo del trayecto de la aguja o dar lugar a metástasis. El juicio clínico apropiado y la información del propietario pueden sugerir la necesidad de proceder directamente a la biopsia por escisión (es decir, la extirpación de la masa sin evaluación histológica previa) en algunos casos.

Para establecer un diagnóstico definitivo se suele necesitar un examen histológico junto con una tinción inmunohistoquímica para detectar la expresión de marcadores celulares específicos que determinan el fenotipo. La evaluación histológica del estado de los márgenes es útil para predecir la recidiva local de los tumores malignos cutáneos en perros y gatos tratados únicamente mediante escisión. Sin embargo, esta capacidad varía entre los tipos y grados de tumor. Los tiempos de recidiva sugieren que el seguimiento posquirúrgico debe continuar durante ≥2 años. Se recomienda un tratamiento posquirúrgico cuidadoso en aquellos animales con márgenes tumorales estrechos y/o infiltrados.

La lumpectomía es adecuada en el caso de lesiones benignas, pero si se sospecha una enfermedad maligna, la lesión debe extirparse conjuntamente con unos márgenes quirúrgicos amplios (3 cm). Para tumores que no pueden extirparse completamente, la eliminación parcial o la reducción del bulto puede prolongar la vida del animal y aumentar la eficacia de la radioterapia o la quimioterapia. La electroquimioterapia (electroporación) aplicada a los márgenes del tumor y al lecho del tumor en el momento de la cirugía, antes del cierre, o aplicada a la incisión del lecho del tumor después de la cirugía, puede extender el intervalo libre de tumor.

La criocirugía también es una opción, aunque es más efectiva para lesiones superficiales benignas que para neoplasias cutáneas malignas. La radioterapia, incluida la radiación estereotáctica y la paliativa, es más efectiva en el caso de las neoplasias infiltrantes que no pueden resecarse quirúrgicamente, o cuando la intervención quirúrgica causaría un deterioro físico inaceptable. La quimioterapia puede utilizarse de forma sistémica (y, si procede, intralesionalmente o por electroporación) como método principal para el tratamiento de neoplasias malignas o como coadyuvante de la cirugía o la radioterapia.

En la piel, la radiación se usa más habitualmente para tratar tumores de células redondas (p. ej., linfosarcomas, tumores de mastocitos, tumores venéreos transmisibles) o tumores sólidos que no pueden extirparse completamente. Aunque suele ser paliativa, en ocasiones se han obtenido remisiones prolongadas con radioterapia. Otras formas de tratamiento consisten en hipertermia, terapia con láser, terapia fotodinámica, terapia antiangiogénica, terapia metronómica, terapia genética, inmunoterapia y terapia multimodal usando una combinación de varias terapias.

Para más información

  • Biller B, Berg J, Garrett L, et al. 2016 AAHA Oncology Guidelines for Dogs and Cats. J Am Anim Hosp Assoc. 2016 Jul-Aug;52(4):181-204.

  • Withrow and MacEwen's Small Animal Clinical Oncology, 6th Edition.

  • Veterinary Society of Surgical Oncology

  • Consulte también la información para propietarios sobre los tumores de la piel en perros, gatos y caballos.