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Enfermedades neoplásicas de las aves de compañía

PorSharman M. Hoppes, DVM, DABVP (Avian)
Revisado/Modificado sept 2021

La neoplasia se da con cierta frecuencia en aves de compañía de todas las edades e incluye cáncer de piel, senos nasales, cavidad oral, tracto GI, pulmones, sacos aéreos, hígado, bazo, riñones, tracto reproductor, hueso, tejido vascular y conectivo y cerebro. Es probable que la incidencia de cáncer aumente a medida que las aves de compañía envejecen.

A menudo, los tumores externos pueden observarse en la exploración física y diagnosticarse mediante aspiración con aguja fina y citología o biopsia. Las neoplasias internas a menudo requieren imágenes (radiografías, ecografías o TC), exploración endoscópica o cirugía exploratoria para determinar el tipo y la extensión de la neoplasia. Los protocolos de tratamiento son cada vez más eficaces, pero todavía se extrapolan de otras especies y a menudo se han realizado solo en una o dos aves. Se necesita más información (estudios clínicos e investigación) sobre las pruebas diagnósticas, los tratamientos (incluidos los efectos adversos) y el pronóstico de las neoplasias en aves de compañía.

Neoplasias cutánea, subcutánea y otras

El carcinoma de células escamosas (CCE) es un tumor maligno compuesto por células escamosas de moderadamente indiferenciadas a poco diferenciadas. Los CCE son más frecuentes en la piel y el pico, en la cavidad oral, el esófago o el buche, y en el ala distal y las falanges. Estos tumores tienden a ser localmente invasivos. Los CCE cutáneos a menudo aparecen como masas proliferativas o úlceras en forma de herida. Los tumores se desarrollan a menudo en lugares de irritación crónica. Se ha demostrado experimentalmente que la inflamación puede promover la proliferación neoplásica. Puede producirse un CCE de la glándula uropigial y dar lugar a un agrandamiento de la glándula y ulceración. Los CCE del pico dan lugar a un crecimiento excesivo y a la deformación del pico. Los tumores que afectan a los senos paranasales o la cavidad oral suelen tener bordes mal definidos y se asocian con necrosis y hemorragia.

Los signos clínicos de los CCE del seno o de la cavidad oral son disnea, disfagia, anorexia, exoftalmía y secreción nasal. Los signos clínicos de las aves con CCE del buche o del esófago incluyen anorexia, regurgitación y depresión. Los CCE cutáneos tienden a ser localmente agresivos y recidivantes, pero hay pocos informes de metástasis. Los tumores se asocian a menudo con infecciones bacterianas y fúngicas crónicas (secundarias). El diagnóstico se basa en estudios de imagen (radiografías, TC) y aspiración con aguja fina y citología o biopsia de la lesión.

El tratamiento recomendado es la escisión quirúrgica con o sin radioterapia. La radioterapia con cobalto-60 y el carboplatino y el cisplatino intralesionales han tenido un éxito limitado en el tratamiento de los CCE. La radioterapia con una sonda de estroncio-90 ha tenido cierto éxito en el tratamiento de los CCE de la glándula uropigial después de la extirpación quirúrgica o la citorreducción.

Las neoplasias musculoesqueléticas descritas en psitácidas incluyen el osteosarcoma, condroma, condrosarcoma, hemangioma y el leiomiosarcoma. La resección quirúrgica con márgenes amplios es el tratamiento de elección.

Los carcinomas internos incluyen neoplasias ováricas (de varios orígenes celulares), carcinomas renales, adenocarcinoma hepático y adenocarcinoma hepatobiliar (asociado a los papilomas en loros del Amazonas).

Los signos clínicos de los tumores celómicos incluyen anorexia, pérdida de peso, depresión y/o disnea (por agrandamiento del órgano y compresión de los sacos aéreos). Los carcinomas gástricos, por lo general diagnosticados en necropsia, se hallan frecuentemente en la unión proventricular-ventricular. La muerte por neoplasia gástrica puede estar causada por hemorragia, perforación gástrica y sepsis o shock endotóxico, o inanición y emaciación subsecuente. Las pruebas diagnósticas incluyen radiografías con o sin contraste de bario, TC o ecografía con aspiración con aguja fina y citología o biopsia.

Tanto el carboplatino como el cisplatino se han usado de manera exitosa en varias formas de carcinoma interno. Los estudios de toxicidad con cisplatino en cacatúas indican que la tolerancia de las psitácidas a este fármaco puede ser mayor que en los mamíferos. Varios casos de neoplasia ovárica se han tratado con agonistas de la GnRH (implante de leuprolida o deslorelina) con cierto éxito. Para la neoplasia del oviducto se recomienda la extirpación quirúrgica.

Los adenomas hipofisarios son más prevalentes en periquitos y ninfas pero se han observado en otras especies psitácidas. Los tumores pueden causar afecciones neurológicas agudas (p. ej., convulsiones, opistótonos, ataxia, ceguera y dificultad para volar). Las aves afectadas también pueden mostrar signos relacionados con las hormonas hipofisarias afectadas (p. ej., hormona adrenocorticotropa [ACTH] asociada con polidipsia y poliuria). Las pruebas diagnósticas son de uso limitado. Los tumores hipofisarios se suelen diagnosticar en función de la especie y los signos clínicos y se confirman en la necropsia.

El linfoma/linfosarcoma es la neoplasia linfoide más común en aves psitácidas y paseriformes. El linfosarcoma multicéntrico es el más común, mientras que las leucemias linfocíticas son raras. El linfoma puede afectar al bazo, hígado, riñones, tracto GI, piel, hueso, oviducto, pulmones, senos paranasales, timo, testículos, cerebro, mesenterio, tráquea y páncreas. El hígado es el más comúnmente afectado, seguido del bazo y los riñones. Numerosas descripciones de exoftalmía en psitácidas, particularmente en loros grises africanos jóvenes, se han diagnosticado como linfoma retrobulbar. El linfoma cutáneo a menudo se produce en la cabeza o el cuello. Las lesiones son de color amarillo grisáceo, difusas o multifocales, y pueden parecerse a un xantoma o inflamación.

Los signos clínicos varían según la localización del tumor, pero pueden incluir depresión, anorexia, pérdida de peso, distensión celómica, paresia, cojera, ceguera, regurgitación o disnea. Los canarios suelen presentarse por haber dejado de cantar.

El diagnóstico se basa en los hallazgos de la exploración física, las imágenes (radiografías con o sin contraste, la ecografía o la TC) y el aspirado con aguja fina o la biopsia de los órganos afectados, las masas o la médula ósea. Un hemograma completo a menudo revela leucocitosis o linfocitosis más que una leucopenia. A menudo se ha descrito anemia (hematocrito <35 %). No hay evidencia de actividad retrovírica asociada con el linfoma en psitácidas.

El tratamiento ha incluido la extirpación quirúrgica con o sin quimioterapia. Los protocolos de quimioterapia han incluido uno o más de los siguientes: corticoesteroides, radiografía de ortovoltaje, clorambucilo, doxorubicina, l-asparaginasa, ciclofosfamida, interferón alfa y/o sulfato de vincristina. La difenhidramina y la dexametasona se han utilizado para reducir la incidencia de reacciones alérgicas o anafilaxia. Aunque la quimioterapia y la radioterapia han tenido éxito, el éxito del tratamiento en general ha sido variable.

La neoplasia respiratoria primaria es poco frecuente en psitácidas, con la excepción de un tumor pulmonar mixto que se ha descrito en carolinas. Puede aparecer neoplasia pulmonar metastática.

Agentes de quimioterapia y radioterapia empleados

La mayoría de los informes de quimioterapia en aves han demostrado tanto una mayor tolerancia a los agentes quimioterapéuticos de lo esperado como una menor respuesta tumoral de la deseada. Algunas descripciones anecdóticas indican que la neoplasia en las aves es más resistente a la radiación que en los mamíferos. Hay muy pocas descripciones de casos e incluso menos estudios de investigación disponibles para protocolos de quimioterapia o radioterapia en aves. Dado que se sabe muy poco sobre la quimioterapia y la radiación en las aves, se recomienda realizar una búsqueda bibliográfica actual y consultar con un oncólogo veterinario antes del tratamiento de un ave de compañía diagnosticada con cáncer. Además de los fármacos antineoplásicos que se han utilizado en las aves que se describen a continuación, ver Agentes antineoplásicos.

La vincristina se utilizó en el régimen quimioterapéutico de un loro gris africano con neoplasia linforreticular maligna, una cacatúa de las Molucas con linfoma y un pato Pekín con linfoma y leucemia.

El cisplatino/carboplatino se evaluó en ocho cacatúas de cresta de azufre. Una dosis de 1 mg/kg infundida durante 1 h se toleró bien, y los niveles plasmáticos estuvieron en un rango terapéutico. Los efectos adversos fueron pérdida de peso, regurgitación y supresión de la médula ósea. El cisplatino intratumoral y la radioterapia se usaron para tratar el fibrosarcoma en un guacamayo. El cisplatino intralesional se utilizó sin éxito en el tratamiento del CCE en un guacamayo de Buffon. El carboplatino se utilizó con éxito para tratar un carcinoma del conducto biliar en un loro amazónico de nuca amarilla y un adenocarcinoma del conducto pancreático en un guacamayo aliverde.

La l-asparaginasa se utilizó para tratar el linfoma en una cacatúa de las Molucas. Los efectos adversos asociados con el tratamiento fueron pérdida de peso, letargo, anorexia y regurgitación. La doxorubicina se utilizó con éxito en una amazona frentiazul con osteosarcoma. La doxorubicina en terapia combinada no tuvo éxito en el tratamiento del linfoma en una cacatúa de las Molucas. El clorambucilo se utilizó con éxito en el tratamiento del pseudolinfoma cutáneo en un guacamayo azul y amarillo. La ciclofosfamida se ha utilizado para tratar el linfoma en una cacatúa de las Molucas.

La radioterapia se ha utilizado en aves con resultados variables.

Lesiones dérmicas pseudoneoplásicas

Los xantomas no son neoplasias sino masas de grasa subcutánea, amarillas y localmente invasivas en la piel. Los xantomas rara vez se encuentran en los órganos internos. La parte distal del ala, quilla y el área esternopúbica son localizaciones comunes, aunque los xantomas se pueden encontrar en cualquier sitio. Las carolinas y cotorras están sobrerrepresentadas, aunque los xantomas se ven en la mayoría de las especies de psitácidas.

Las lesiones pueden ser pruriginosas y estar asociadas con lipomas o sitios de irritación crónica. Se desconoce la causa; no obstante, la mejora en la dieta, incluyendo suficiente vitamina A, ha sido curativa en los casos menos avanzados. Los xantomas tienden a ser vasculares. El tratamiento incluye la resección quirúrgica, aunque en las masas grandes el cierre puede ser difícil y se debe prestar una atención estricta a la hemostasia. La amputación se recomienda para los xantomas en la punta del ala.

Los lipomas aparecen sobre todo en periquitos, cacatúas rosadas, loros del Amazonas y ninfas. Estas masas subcutáneas benignas, blandas, amarillentas y encapsuladas se localizan con mayor frecuencia en la quilla o en el área esternopúbica. Si están traumatizados, pueden inflamarse o necrotizarse. Los lipomas pueden crecer rápidamente y producir ulceración de la piel subyacente. El tratamiento incluye la conversión a una dieta baja en grasas, la pérdida de peso en aves obesas y la extirpación quirúrgica. La recidiva es frecuente si la escisión no es completa.

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