Por definición, un absceso pancreático es una acumulación de pus, por lo general en la proximidad del páncreas, que contiene poca o ninguna necrosis pancreática. Los abscesos pancreáticos se consideran una complicación de la pancreatitis y, por lo tanto, su presentación clínica es similar, aunque la mayoría de los casos se asocian con pancreatitis crónica leve y los signos clínicos pueden ser más vagos. Puede haber infección bacteriana, pero casi todos los casos descritos en perros y gatos han sido estériles. El aumento de las concentraciones de inmunorreactividad de la lipasa pancreática (PLI) no se ha descrito en perros o gatos con un absceso pancreático, pero algunos informes anecdóticos sugieren que la PLI puede estar incrementada en estos animales.
El drenaje quirúrgico y el tratamiento antimicrobiano agresivo son de elección en pacientes humanos con un absceso pancreático infectado. Los perros y gatos pueden también responder de forma favorable al drenaje quirúrgico. Sin embargo, en un informe, solo algo más del 50 % de los animales sobrevivieron al periodo posquirúrgico inmediato. Por eso, debido a los resultados variables y riesgos, dificultades y gastos asociados a la anestesia, la cirugía y al cuidado posoperatorio, la cirugía puede no ser recomendable salvo si hay claros signos de una masa extendida y/o sepsis en un animal tratado médicamente.