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Infección por el virus de Hendra en caballos

PorNina Yu-Hsin Kung, PhD, MSc, BVSc, BVM, FACTM
Última revisión/modificación oct 2020

La infección por el virus Hendra es una enfermedad vírica que puede causar signos respiratorios y/o neurológicos mortales en caballos de todas las edades. Se han infectado personas y perros como resultado de un contacto cercano con caballos clínicamente infectados. El diagnóstico puede lograrse mediante aislamiento viral, PCR o serología. No existe un tratamiento eficaz para los animales clínicamente infectados, aunque una vacuna puede prevenir la enfermedad clínica en los caballos.

El virus de Hendra se describió por primera vez en Australia en 1994 tras un brote de enfermedad respiratoria aguda en un establo de entrenamiento de Pura Sangre Ingleses en el que los caballos y una persona resultaron mortalmente infectados. Los casos esporádicos continúan dándose en el este de Australia, y se presentan como una enfermedad febril aguda que progresa rápidamente y de forma variable con afectación sistémica y enfermedad respiratoria marcadamente aguda y/o neurológica grave. En dos ocasiones distintas de infección mortal por el virus Hendra en caballos, un solo perro de la misma propiedad del caballo se infectó con el virus Hendra sin signos clínicos. Los murciélagos frugívoros del género Pteropus (familia Pteropodidae), conocidos coloquialmente como zorros voladores, han demostrado ser el reservorio del virus y la supuesta fuente de infección para los caballos.

El virus de Hendra está clasificado como un agente de nivel de bioseguridad 4 (definido como un agente que presenta un alto riesgo de enfermedad potencialmente mortal en las personas), y el uso de prácticas laborales seguras y el equipo de protección personal es esencial para controlar el riesgo de exposición humana. Las primeras denominaciones de morbillivirus equino y síndrome respiratorio equino agudo ya no son apropiadas.

Etiología y patogénesis de la infección por el virus Hendra en caballos

El virus de Hendra es un virus grande de ARN con envoltura pleomórfica. Aunque inicialmente se consideró que estaba más estrechamente relacionado con los miembros del género Morbillivirus que con otros géneros de la familia Paramyxoviridae, posteriores investigaciones mostraron una limitada homología con las secuencias genéticas de respirovirus, morbillivirus y rubulavirus, así como una mínima reacción cruzada inmunológica con otros paramixovirus. El virus de Hendra está genética y antigénicamente relacionado con el virus de Nipah, con el que comparte >90 % de homología en aminoácidos. Ambos virus están clasificados en un nuevo género, Henipavirus, en la subfamilia Paramyxovirinae. En 2012, el virus Cedar se identificó en Australia y se añadió al género Henipavirus. Su genoma es muy similar al del virus Hendra y al del virus Nipah, pero no ha causado enfermedades clínicas en animales expuestos experimentalmente.

Es cada vez más evidente que la variación de la cepa del virus de Hendra es mínima, y que la presentación clínica y la patológica varía más frecuentemente con la vía de infección. Históricamente, la neumonía intersticial de gravedad variable fue el principal hallazgo en caballos infectados naturalmente. También se observaron hallazgos similares en caballos infectados experimentalmente expuestos por vía respiratoria o parenteral.

El virus de Hendra presenta un tropismo específico por los tejidos vasculares, al margen de la vía de transmisión. En infecciones recientes, las lesiones vasculares pueden incluir edema y hemorragia de paredes de vasos sanguíneos, degeneración fibrinoide con núcleos picnóticos en las células endoteliales y de la túnica media, y numerosas células gigantes (sincitio) en el endotelio y, a veces, en la túnica media de los vasos afectados (vénulas y arteriolas). El virus llega a distribuirse más ampliamente en varios tejidos por todo el organismo a medida que avanza la infección, presumiblemente como resultado del curso de una viremia asociada a leucocitos. El virus se ha detectado en el endotelio vascular de los vasos subaracnoideos y cerebrales y en la zona vascular del glomérulo renal y la pelvis, la lámina propia del estómago, el bazo, varios nódulos linfáticos y el miocardio.

Cuando se manifiesta la enfermedad respiratoria, existe una destrucción progresiva de las paredes alveolares, con aparición de macrófagos alveolares e intravasculares. Además de su tropismo vascular, el virus de Hendra puede ser también neurotrópico y producir necrosis neuronal y gliosis focal. Un hallazgo en un brote de una clínica veterinaria equina en Australia en 2008 fue la grave enfermedad neurológica y la ausencia de enfermedad respiratoria. Se han observado varios grados de signos neurológicos con más frecuencia en los últimos años. Por lo tanto, el virus de Hendra no debe considerarse como una causa predominantemente respiratoria en los caballos.

Epidemiología y transmisión de la infección por el virus Hendra en caballos

La enfermedad que se da de forma natural por el virus de Hendra se ha documentado solamente en caballos, perros y personas. Experimentalmente, la enfermedad se ha reproducido en gatos, hámsteres, zorros, monos, cerdos y cobayas, pero no en ratones, ratas, conejos o pollos. La respuesta clínica y los hallazgos patológicos en gatos son muy similares a los observados en caballos. La infección por el virus Hendra y la enfermedad en caballos sólo se han descrito en Australia, y los acontecimientos son esporádicos y poco frecuentes, con 14 acontecimientos registrados entre 1994 y 2010. La mayoría de ellas fueron infecciones de un solo caballo. Sin embargo, a principios de 2011, la frecuencia de la infección por el virus Hendra en caballos aumentó (18 incidentes en 2011, 8 anuales en 2012-2014, 4 en 2014, 3 en 2015, 1 en 2016, 4 en 2017, 1 en 2018 y 1 en 2019), con ubicaciones geográficas desde el norte de Queensland hasta el norte de Nueva Gales del Sur, Australia.

En julio de 2011, a un perro de una propiedad con caballos infectados por el virus de Hendra (en Queensland) se le identificó como seropositivo sin mostrar signos clínicos. En julio de 2013 se confirmó que un perro de una propiedad (en Nueva Gales del Sur), con infección por el virus de Hendra en un caballo, estaba infectado con el mismo virus. Las investigaciones posteriores concluyeron que este aumento de casos en caballos se podría deber a una mayor conciencia pública a la hora de declarar la enfermedad teniendo en cuenta el riesgo para la salud humana, pero los factores ambientales y ecológicos que alteraron el comportamiento de las poblaciones de zorros voladores también podrían haber desempeñado un papel en el desencadenamiento de este aumento del número de casos y de la ampliación geográfica de su presencia.

Experimentalmente, los intentos de transmisión desde caballos infectados a otros caballos en contacto o a gatos ha resultado ineficaz. Sin embargo, la posibilidad de transmisión respiratoria no puede descartarse. La descarga nasal espumosa (originada en los pulmones), observada algunas veces de forma tardía en caballos naturalmente afectados, podría explicar de forma plausible un origen del virus para la transmisión por aerosol. El virus de Hendra se ha detectado en la orina, la sangre y las secreciones nasales y orales de caballos y perros infectados naturalmente. Según los datos de campo y de laboratorio disponibles, la infección de las personas o los animales parece requerir contacto directo con secreciones infectadas con el virus (exudados pulmonares), excreciones (orina), fluidos corporales o tejidos. Aunque el virus de Hendra parece tener una infectividad limitada, la tasa de letalidad en los individuos infectados es alta: 75 % en caballos, 57 % en personas.

El periodo de incubación de la infección por el virus Hendra en caballos es de 5-21 días. El 80 % de los casos equinos conocidos ha tenido un periodo de incubación de 12 días o menos, y el 95 % ha tenido un periodo de incubación de 15 días o menos. La información sobre el período de incubación en gatos y perros es limitada. Un estudio experimental mostró que los gatos inoculados con el virus Hendra tenían periodos de incubación de 4-8 días, mientras que un gato que estaba en contacto desarrollaba la enfermedad después de 12 días. Los estudios experimentales en perros mostraron que el virus Hendra se aisló de la cavidad oral de perros infectados de forma aguda los días 2 y 4 después de la exposición.

La evidencia epidemiológica, serológica y virológica disponible implica a los murciélagos frugívoros como el reservorio natural del virus de Hendra. Los estudios serológicos han revelado una alta prevalencia de anticuerpos neutralizantes en murciélagos frugívoros capturados en la naturaleza (Pteropus spp) en Australia y Papúa Nueva Guinea. La distribución geográfica del virus en los murciélagos frugívoros parece estar limitada a Australia y Papúa Nueva Guinea, aunque más allá de Australia puede producirse una transición de virus tipo Hendra a virus tipo Nipah. La infección en murciélagos frugívoros (ya sea natural o experimental) no causa enfermedad clínica. Existe evidencia de campo y experimental de transmisión vertical, con aislados recuperados de líquidos uterinos y tejidos fetales de un zorro volador de cabeza gris (Pteropus poliocephalus) y de un zorro volador negro (P alecto).

La infrecuente incidencia y los casos equinos de naturaleza esporádica sugieren que la exposición de caballos al virus de Hendra es, al menos en parte, un hecho posible. Los modos de transmisión entre murciélagos, y entre murciélagos y caballos, son inciertos, al igual que los factores que pueden facilitar la propagación. El virus de Hendra se ha identificado en los fluidos propios del parto, el material placentario, los cachorros abortados y la orina de murciélagos frugívoros infectados natural y experimentalmente. Aunque se desconoce la vía exacta de transmisión, se plantea la hipótesis de que los caballos se infectan por contacto con alimentos o agua contaminada con material de murciélagos frugívoros infectados (líquidos corporales o excreciones) o por inhalación de gotitas por vía nasal.

Hallazgos clínicos de la infección por el virus Hendra en caballos

Debido a su afinidad por las células endoteliales, el virus de Hendra puede causar una serie de signos clínicos en los caballos. La presentación clínica predominante puede depender de qué sistema orgánico sufra el daño endotelial más grave o comprometido.

La infección por el virus de Hendra debe considerarse cuando hay fiebre de inicio agudo y progresión rápida a la muerte, posiblemente asociada con signos respiratorios o neurológicos graves; sin embargo, la ausencia de estos no debe impedir la consideración del virus de Hendra. La infección no siempre es mortal, con un 25 % de casos reconocidos que se han recuperado de la enfermedad clínica con anticuerpos detectables.

Los signos clínicos que deben orientar al veterinario para considerar la infección por el virus de Hendra incluyen la aparición aguda de la enfermedad, fiebre y un rápido deterioro.

Los síntomas respiratorios pueden incluir:

  • edema y congestión pulmonar

  • dificultad respiratoria (aumento de la frecuencia respiratoria)

  • y descarga nasal terminal, que puede ser inicialmente clara y progresar a una espuma blanca o teñida de sangre.

Los síntomas neurológicos pueden incluir:

  • "Marcha tambaleante" que progresa a ataxia

  • Alteración de la consciencia (pérdida aparente de visión en uno o ambos ojos, caminar sin rumbo en un estado de aturdimiento).

  • Inclinación de la cabeza.

  • Dar vueltas.

  • Contracciones musculares (se han observado espasmos mioclónicos en caballos enfermos de forma aguda y recuperados).

  • incontinencia urinaria

  • decúbito con incapacidad para levantarse

  • debilidad terminal

  • Colapso.

Otros signos clínicos pueden incluir depresión, frecuencia cardiaca muy elevada, edema facial, temblores musculares, anorexia, congestión de las membranas mucosas orales, signos similares a los cólicos (por lo general sonidos abdominales bajos a la auscultación del abdomen en los casos preterminales) y estranguria en machos y hembras. La proximidad a los lugares donde duermen o se alimentan los murciélagos frugívoros debe incrementar el nivel de sospecha.

Cuando los caballos están pastando, la infección por el virus de Hendra es más probable que se presente como un caso aislado en un solo caballo enfermo o muerto que como múltiples casos. La mayoría de las infecciones en los pastos han afectado a un solo caballo mortalmente infectado sin transmisión por contacto a otros caballos. Sin embargo, en varias ocasiones, uno o más caballos del grupo se han infectado después de un contacto cercano con el caso inicial antes o en el momento de la muerte.

Cuando los caballos se mantienen estabulados, parece que el virus de Hendra tiene el potencial de diseminarse por contacto directo cercano a través de fluidos corporales infecciosos o por transmisión indirecta a través de fómites contaminados, incluida la transferencia inadvertida por parte de personas. Hasta la fecha, las infecciones por el virus de Hendra en los establos de caballos han dado lugar a la infección de múltiples caballos, que parece haber surgido de un caballo infectado en un box o en un patio exterior con acceso al establo.

Lesiones

La presencia de grandes células sincitiales en la histopatología es característica de la infección por el virus de Hendra. Aunque de forma más evidente se encuentran en los capilares pulmonares y las arteriolas, estas células también se observan en otros órganos (nódulos linfáticos, bazo, corazón, estómago, riñones y cerebro). La degeneración fibrinoide difusa de los vasos sanguíneos pequeños se observa en la mayoría de los órganos, como los pulmones, el corazón, los riñones, el bazo, los nódulos linfáticos, las meninges, el tracto GI, el músculo esquelético y la vejiga.

El antígeno específico del virus de Hendra puede mostrarse por tinción inmunohistoquímica en las lesiones vasculares y a lo largo de las paredes alveolares. La inclusión de cuerpos intracitoplasmáticos virales puede detectarse en las células endoteliales infectadas mediante electromicroscopía (pero no mediante luz).

Cuando predomina la enfermedad respiratoria, las principales lesiones macroscópicas son el edema grave y la congestión de los pulmones, y una marcada dilatación de los nódulos linfáticos subpleurales. Las vías aéreas están repletas de espuma espesa, que a menudo se encuentra teñida de sangre. Las lesiones adicionales observadas en algunos caballos afectados incluyen incremento de los líquidos pleural y pericárdico, congestión de los nódulos linfáticos, hemorragias en diversos órganos y una ligera ictericia.

Microscópicamente, las lesiones primarias son las de una neumonía intersticial aguda. El daño vascular grave, con edema alveolar serofibrinógeno, hemorragia, trombosis de los capilares, necrosis de las paredes alveolares y presencia de macrófagos alveolares son evidentes en los pulmones.

Si predomina la forma neurológica, se han observado lesiones de meningitis no supurativa o de meningoencefalitis, que incluyen perivasculitis, degeneración neuronal y gliosis focal.

Diagnóstico de la infección por el virus Hendra en caballos

  • Síntomas clínicos, aislamiento viral, PCR y serología

La infección por el virus de Hendra debe considerarse cuando hay fiebre de inicio agudo y evolución rápida a la muerte, pero un resultado no mortal no debe excluir la consideración del virus de Hendra.

La confirmación del diagnóstico está basada en el examen laboratorial de las muestras adecuadas para detectar antígeno viral, ácido nucleico viral o anticuerpos específicos. Las muestras mínimas recomendadas incluyen una muestra de sangre (entera y/o con EDTA) y frotis nasales, orales y/o rectales. Estas se pueden tomar tanto de caballos vivos como muertos. El enfoque de la recogida de muestras debe reflejar el grave potencial zoonótico del virus de Hendra e incorporar medidas apropiadas para evitar la exposición humana. Las muestras de necropsia, tanto frescas como fijadas en formol al 10 %, de pulmón, riñón, bazo, hígado, nódulos linfáticos y cerebro aumentarán la probabilidad de alcanzar un diagnóstico concluyente, pero también incrementarán potencialmente el riesgo de exposición humana.

El número y tipo de muestras recogidas debe seguir un cuidadoso análisis de riesgo por parte del veterinario para prevenir la exposición humana y considerar muchos factores, como el equipo de protección personal disponible, la formación y la experiencia previa. Si existen problemas de seguridad personal, solo se debe recoger un grupo mínimo de muestras (sangre, hisopos). El envío de una combinación de sangre con EDTA, suero, hisopos nasales, orales y rectales debe ser suficiente para detectar la infección por el virus de Hendra en un caballo con alta sospecha de infección.

El virus puede aislarse en varias líneas celulares; las células Vero son la línea celular de elección. El efecto citopático viral, que suele desarrollarse después de 3 días, se caracteriza por la formación de sincitios en las células infectadas. El aislamiento del virus y otras pruebas diagnósticas con virus vivos solo deben ensayarse en condiciones de bioseguridad de nivel 4.

Las pruebas de PCR detectan fragmentos del genoma del virus Hendra. Un resultado positivo indica solo la presencia de genoma vírico en la muestra, no indica que el virus sea viable e infeccioso.

Las pruebas serológicas, que incluyen ELISA y la prueba de neutralización del virus (VNT), se realizan en muestras de suero y detectan la presencia de anticuerpos frente al virus Hendra. El ELISA es una prueba de cribado, mientras que el VNT es una prueba de confirmación basada en pruebas de sueros agudos y convalecientes recogidos con un intervalo de 2-4 semanas.

La presencia de lesiones características de tipo vascular en la histopatología es altamente sospechosa de la infección; la especificidad de las lesiones puede confirmarse mediante catalogación inmunohistoquímica empleando como referencia el antisuero del virus de Hendra.

La peste equina africana puede parecerse clínicamente a la infección por el virus de Hendra, y debería tenerse en cuenta en el diagnóstico diferencial. Otras causas de muerte súbita que deben excluirse son el ántrax (carbunco), el botulismo, determinadas infecciones bacterianas (p. ej., pasteurelosis, gripe equina, infección por herpesvirus equino 1 hiperaguda), una picadura de serpiente y una intoxicación química o por plantas.

Tratamiento, prevención y control de la infección por el virus Hendra en caballos

  • Vacunación y cuidados de apoyo para caballos infectados

No hay un tratamiento antiviral específico para la infección por el virus de Hendra. Con frecuencia, los caballos infectados con inicio agudo de signos clínicos graves son eutanasiados para evitar el sufrimiento. Para los caballos infectados que muestran signos clínicos leves, el tratamiento es principalmente de apoyo para ayudar a aliviar los signos y reducir las complicaciones de la enfermedad.

Se ha desarrollado una vacuna que contiene un componente proteico no infeccioso (proteína G) del virus; se presentó en Australia en noviembre de 2012 y está disponible a través de veterinarios acreditados. Los caballos sanos pueden vacunarse a partir de los 4 meses de edad con dos dosis en un intervalo de 21 días, seguidas de revacunaciones cada 12 meses.

La prevención se centra en minimizar el contacto con fluidos corporales/contaminantes de los murciélagos frugívoros e incluye medidas sencillas y prácticas como colocar el alimento y los recipientes de agua bajo techo, y minimizar el número de árboles/arbustos que sirvan de alimento a los murciélagos (fructíferos y/o en flor) en los prados de los caballos o excluir a los caballos de la proximidad de dichos árboles/arbustos. El control se basa en la eutanasia y el enterramiento profundo de los casos infectados, en monitorizar, aislar y restringir el movimiento de los animales en contacto y en la desinfección de las superficies potencialmente contaminadas.

Se debe realizar una evaluación del riesgo para determinar los controles de infección apropiados antes de que el personal entre en contacto directo con un animal infectado. La evaluación de riesgos debe tener en cuenta el bienestar animal, los riesgos para la salud humana y los deseos del propietario. Si la evaluación del riesgo indica que el riesgo de transmisión y otros aspectos, como el bienestar animal, pueden manejarse de forma segura, el manejo veterinario del animal puede continuar bajo el control de la autoridad veterinaria, con control de movimiento durante un mínimo de 20 días.

Si un animal de contacto estrecho es serológicamente positivo y negativo a la PCR, el animal es de bajo riesgo y se le puede tratar en consecuencia. Los animales serológicamente positivos no asociados a una enfermedad también pueden identificarse durante las pruebas de rutina por varias razones, incluidas las pruebas de exportación. Si el animal no ha sido vacunado previamente frente al virus Hendra, estos resultados pueden reflejar la recuperación de una infección natural por el virus Hendra o una infección subclínica previa. Estos animales también son de bajo riesgo y se tratan de forma similar a los animales vacunados.

Una vez que los perros han desarrollado anticuerpos neutralizantes, ya no representan un riesgo de transmisión. Los perros infectados deben aislarse durante la fase aguda de la enfermedad hasta que sean negativos a la PCR y positivos a los anticuerpos. Aunque los gatos solo muestran signos clínicos experimentalmente, los gatos infectados de forma natural también constituyen un riesgo de transmisión y requieren las mismas medidas estrictas de bioseguridad que los perros.

Riesgo zoonótico de la infección por el virus Hendra en caballos

La infección humana con el virus de Hendra tiene una tasa de mortalidad del 57 %. Todas las infecciones humanas se han producido por la manipulación de caballos infectados (tanto caballos vivos como muertos en la necropsia), por lo que se debe tener mucho cuidado para garantizar la seguridad personal de todas las personas en contacto con casos equinos sospechosos o confirmados. No se ha notificado ni la transmisión murciélago-persona ni la transmisión entre personas.

Los protocolos para minimizar el riesgo de exposición humana deben implementarse ante la sospecha de infección por el virus de Hendra en un caballo, no ante la confirmación. Un esquema del enfoque desarrollado por Biosecurity Queensland incluye los siguientes pasos para minimizar el riesgo.

Se debe elaborar un plan de antemano que describa cómo se manejarán los riesgos del virus de Hendra en la práctica y cómo lo harán los veterinarios de forma individual en esa práctica. Esto incluye:

  1. Tomar precauciones basadas en la sospecha de la presencia del virus Hendra y no esperar a la confirmación de la infección.

  2. Aislar a los caballos enfermos o muertos de las personas y de todos los demás animales, incluidas las mascotas

  3. Limitar el contacto humano con caballos expuestos solo a las personas esenciales.

  4. Promover la higiene personal (especialmente el lavado de manos, la ducha) para el personal en contacto;

  5. Identificar los peligros y tomar medidas para minimizar los riesgos asociados con ellos (p. ej., si se descontamina un área, evitar la generación de salpicaduras y aerosoles no utilizando una manguera de alta presión).

  6. Informar a las personas que pueden estar potencialmente expuestas, como los propietarios, los manipuladores y otras personas (incluidos otros veterinarios y auxiliares veterinarios) del riesgo y los procedimientos apropiados que se han de seguir.

  7. Remitir a las autoridades competentes en materia de salud animal y salud pública

Además, se debe usar un equipo de protección personal:

  1. Toda la piel expuesta, las membranas mucosas y los ojos han de protegerse del contacto directo.

  2. Debe evitarse la inhalación de partículas suspendidas en el aire.

  3. Se debe promover el lavado regular de manos y el lavado de la piel expuesta con jabón.

  4. Los cortes y las abrasiones han de cubrirse con vendajes oclusivos resistentes al agua que se cambiarán según sea necesario.

En particular, la sangre y otros fluidos corporales (especialmente las secreciones respiratoria y nasal, la saliva y la orina), y los tejidos de los caballos enfermos o muertos, deben tratarse como potencialmente infecciosos, y se han de tomar las precauciones adecuadas para prevenir cualquier contacto directo, salpicadura o inoculación accidental a partir de estos líquidos corporales.

Puntos clave

  • La infección por el virus Hendra es una enfermedad zoonótica que afecta a los caballos y a las personas.

  • Los murciélagos frugívoros (zorros voladores) en Australia son los reservorios naturales del virus Hendra.

  • La transmisión del virus Hendra es de murciélagos frugívoros a caballos, y de caballos a personas y perros.

  • No hay transmisión del virus Hendra de murciélagos frugívoros a personas o de persona a persona.

  • La higiene personal y el equipo de protección son esenciales para que los veterinarios puedan protegerse a sí mismos y a los propietarios cuando tratan a los caballos enfermos.

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