Anticuerpos policlonales en animales
La inmunización pasiva implica la producción de anticuerpos en un animal por inmunización activa y su transferencia a otro. Se puede sangrar al animal donante y administrar su suero a animales sensibles para conferir una protección inmediata pero de corta duración. La transferencia de anticuerpos maternos a las crías a través de la placenta o del calostro es la forma natural, y fundamental, de inmunización pasiva. En el ganado vacuno pueden producirse inmunoglobulinas contra el carbunco, en los perros contra el virus del moquillo y en los gatos contra el virus de la panleucopenia. Su función principal es la protección contra microorganismos toxigénicos, como el tétanos, el botulismo o Clostridium perfringens. También se puede utilizar en el tratamiento del envenenamiento por serpientes. Estos inmunoglobulinas se producen por lo general en caballos jóvenes mediante una serie de inoculaciones inmunizantes.
La inmunoglobulina tetánica se administra a animales para conferirles protección inmediata contra el tétanos. Se deben administrar por lo menos 1500-3000 UI de inmunoglobulinas a los caballos y al ganado vacuno, al menos 500 UI a terneros, ovejas, cabras y cerdos, y como mínimo 250 UI a los perros. La cantidad exacta varía según la extensión de la lesión tisular, el grado de contaminación de la herida y el tiempo transcurrido desde la producción de la herida. La inmunoglobulina tetánica es poco útil tras la aparición de los signos clínicos, aunque las dosis masivas de hasta 300 000 UI tal vez sean de ayuda.
Anticuerpos monoclonales en animales
En una respuesta inmunitaria normal, los anticuerpos son producidos por muchas poblaciones de células plasmáticas diferentes y, por lo tanto, se dice que son policlonales. Aunque todos estos anticuerpos se combinan con un organismo específico, son una mezcla heterogénea de proteínas que reaccionan a diferentes epítopos de ese organismo. Los anticuerpos homogéneos que reaccionan a un solo epítopo ahora se pueden generar mediante el uso de líneas celulares clonadas llamadas hibridomas; estos anticuerpos monoclonales representan una fuente alternativa de inmunización pasiva. Mientras que los primeros anticuerpos monoclonales fueron producidos por hibridomas de ratón (y por lo tanto consisten en anticuerpos de ratón), las técnicas de ingeniería molecular ahora permiten alterarlos para que coincidan con las especies receptoras. Por ejemplo, una antiinterleucina 31 monoclonal caninizada puede usarse para bloquear la picazón en los perros con dermatitis atópica.