Se han descrito diversos defectos estructurales y funcionales en animales. Estos defectos congénitos suelen clasificarse según el sistema orgánico principalmente afectado, y muchos de ellos se tratan en este libro en la sección del sistema orgánico correspondiente. Los recién nacidos con defectos han sobrevivido a un acontecimiento perturbador durante el desarrollo embrionario o fetal. Un desarrollo defectuoso también puede causar la pérdida del embrión, la muerte del feto, momificación, aborto, muerte fetal, un recién nacido sin capacidad de vivir o defectos de nacimiento. Cuando una anomalía está presente al nacimiento, se llama trastorno congénito.
La sensibilidad a los agentes ambientales o a las anomalías genéticas varía según la etapa de desarrollo y la especie, y disminuye con la edad del feto. El ovocito fertilizado es resistente a agentes o factores que causan o aumentan las posibilidades de un defecto congénito (teratógenos), pero es sensible a mutaciones genéticas y cambios en los cromosomas. El embrión es muy sensible a los teratógenos, pero esta sensibilidad disminuye con la edad a medida que se superan los periodos críticos del desarrollo de los diversos órganos o sistemas y aparatos. El feto se vuelve cada vez más resistente a los teratógenos, excepto las estructuras que se desarrollan más tarde, como el cerebelo, el paladar, el aparato urinario y los genitales.
La frecuencia de los defectos individuales varía con la especie, la raza, la localización geográfica, la estación del año y otros factores ambientales. Se estima que se produce a una tasa del 0,2 al 3,5 % de todos los nacimientos caninos. Los defectos congénitos y hereditarios comúnmente descritos en los perros incluyen defectos neurológicos, defectos oculares, defectos cardiacos, defectos del músculo esquelético, fallo de uno o ambos testículos para descender al escroto (conocido como criptorquidia) y anomalías en la cadera y el codo. La mayoría de los defectos congénitos no tienen una causa claramente establecida; otros están causados por factores genéticos o ambientales o por la interacción entre estos factores.
Factores genéticos
Los defectos hereditarios resultantes de genes mutantes o de anomalías cromosómicas tienden a presentarse en patrones de herencia. Dichos patrones incluyen los dominantes (en los que el defecto se producirá si cualquiera de los padres proporciona un gen anormal a su descendencia), los recesivos (en los que ambos padres deben proporcionar un gen anormal) u otros, como los ligados al sexo (en los que el gen está asociado al cromosoma X y no al cromosoma Y).
Algunas enfermedades o trastornos comunes causados por defectos genéticos incluyen deficiencias de determinadas enzimas que dan lugar a la incapacidad del organismo para realizar funciones metabólicas normales y anomalías cromosómicas que pueden producir esterilidad, crecimiento anormal, aumento de la mortalidad embrionaria o reducción del tamaño de la camada. Los virus, ciertos fármacos y la radiación son causas frecuentes de daño cromosómico.
La compleja interacción entre los factores genéticos y ambientales se está estudiando y poco a poco se va comprendiendo mejor.
Factores ambientales
Los factores que tienden a producir anomalías en la formación incluyen plantas tóxicas, infecciones víricas que se producen durante la gestación, fármacos, oligoelementos, deficiencias nutricionales y agentes físicos como la radiación, la temperatura corporal anormalmente elevada y la posición uterina. Estos factores pueden ser difíciles de identificar, suelen seguir patrones estacionales y de estrés, y pueden estar relacionados con una enfermedad materna. No siguen el patrón de herencia familiar que muestran los cambios genéticos.
Consulte también el contenido para veterinarios sobre trastornos congénitos y hereditarios.