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Seborrea en animales

PorNicole A. Heinrich, DVM, DACVD
Revisado/Modificado ene 2020

La seborrea primaria es un trastorno de queratinización muy raro caracterizado por pelo graso y descamación de la piel. La seborrea primaria no es pruriginosa. Se diagnostica descartando todas las causas de seborrea secundaria, la cual es mucho más común. La seborrea primaria se trata con baños frecuentes y mediante la administración de vitamina A o un retinoide.

La seborrea primaria idiopática es una enfermedad cutánea que se observa en perros y raramente en gatos. Se caracteriza por un defecto de la queratinización que da lugar a un incremento de la formación de escamas, ocasionalmente a una piel y un pelaje graso, y a menudo a una inflamación e infección secundarias asociadas. La seborrea primaria no es pruriginosa.

En la seborrea secundaria, una enfermedad subyacente primaria causa signos clínicos similares y es más común que la seborrea primaria. La seborrea secundaria puede ser pruriginosa o no.

La seborrea en caballos suele ser secundaria a pénfigo foliáceo o sarcoidosis equina (enfermedad granulomatosa crónica).

Etiología, hallazgos clínicos y diagnóstico de la seborrea en animales

  • La seborrea primaria se diagnostica descartando las causas subyacentes de la seborrea secundaria.

La seborrea primaria es un trastorno hereditario caracterizado por una queratinización defectuosa de la epidermis, del epitelio de los folículos pilosos o de las uñas. Se observa con más frecuencia en las siguientes razas de perros:

  • Cocker Spaniel Americano.

  • Springer Spaniel Inglés.

  • Basset Hound.

  • West Highland White Terrier.

  • Teckel.

  • Labrador y Golden Retriever.

  • Pastor Alemán.

Normalmente hay una historia familiar de seborrea, lo que sugiere la implicación de factores genéticos. La enfermedad comienza a temprana edad (normalmente <18-24 meses) y progresa a lo largo de la vida del animal. El diagnóstico de seborrea primaria idiopática generalizada debe reservarse para los casos en los que se hayan excluido todas las posibles causas subyacentes.

Para diagnosticar la seborrea primaria, la afección ha de confirmarse como no pruriginosa y deben realizarse las siguientes pruebas:

  1. Raspados cutáneos para descartar demodicosis.

  2. Citología cutánea superficial para descartar dermatitis bacteriana y por levaduras.

  3. Análisis de sangre para descartar endocrinopatías.

Si todas estas pruebas son normales, se debe realizar una biopsia de piel para confirmar el diagnóstico de seborrea primaria.

La mayoría de los animales seborreicos tienen una seborrea secundaria causada por una enfermedad primaria subyacente que predispone a una excesiva descamación, formación de costras o engrasamiento, que con frecuencia se acompaña de piodermia superficial, infección por Malassezia (levadura) y alopecia. Las causas subyacentes más comunes son las endocrinopatías y las alergias. El objetivo es identificar y tratar cualquier causa subyacente de la seborrea. Las terapias paliativas que no comprometan la evaluación diagnóstica deben instaurarse simultáneamente para proporcionar de inmediato el mayor alivio posible.

Otras enfermedades subyacentes pueden presentarse con seborrea como el problema clínico primario. Los datos particulares (edad, raza, sexo) y la anamnesis pueden proporcionar pistas en el diagnóstico de la causa subyacente. Es más probable que las alergias ambientales (dermatitis atópica) sean la causa subyacente si la edad de inicio es <5 años, mientras una endocrinopatía o una neoplasia (especialmente linfoma cutáneo) es más probable si la seborrea comienza en animales de mediana edad o más mayores.

También se debe considerar el grado de prurito. Si el prurito es mínimo, deben considerarse las endocrinopatías, otras enfermedades internas o determinadas enfermedades limitadas a la piel (p. ej., demodicosis o adenitis sebácea). Si el prurito es importante, han de considerarse las alergias y las enfermedades ectoparasitarias pruríticas (p. ej., sarna, pulgas). La presencia de prurito no excluye las enfermedades no pruríticas como causa subyacente, pues la presencia de piodermia, infección por Malassezia o la inflamación por el exceso de escamas pueden provocar un prurito significativo. Sin embargo, la ausencia de prurito ayuda a excluir alergias, sarnas y otras enfermedades pruríticas como causa subyacente.

Otras consideraciones importantes incluyen la presencia de:

  • Poliuria, polidipsia o polifagia.

  • Comportamiento de búsqueda de calor.

  • Ciclos estrales anormales.

  • Piodermia.

  • Variación estacional de los signos.

  • Respuestas a los cambios dietéticos.

  • Respuestas a medicamentos previos (como corticoesteroides, antibióticos, antifúngicos, antihistamínicos o tratamientos tópicos).

  • Riesgo de zoonosis o contagio.

  • Influencias ambientales.

La duración y gravedad de la enfermedad, así como el nivel de frustración del propietario, son factores importantes a la hora de determinar la agresividad del plan diagnóstico.

Una exploración física minuciosa, en la que se incluyan los órganos internos y un examen dermatológico exhaustivo, es el primer paso en la identificación de la causa subyacente. El examen dermatológico debe documentar el tipo y la distribución de las lesiones, la presencia de alopecia y el grado de olor, escamas, untuosidad y textura de la piel y el pelaje. La presencia de pápulas foliculares, pústulas, costras y collaretes epidérmicos normalmente indica la existencia de una piodermia superficial. La hiperpigmentación indica una irritación crónica de la piel (como prurito, infección o inflamación), y la liquenificación un prurito crónico. La infección por levaduras (Malassezia spp) siempre debe tenerse en cuenta al evaluar a un animal seborreico.

Las infecciones secundarias desempeñan un papel importante en la mayoría de los casos de seborrea. El sebo y las anomalías en la queratinización, comunes en la seborrea, frecuentemente proporcionan las condiciones ideales para las infecciones bacterianas y por levaduras. El autotraumatismo que se produce en animales pruríticos aumenta la posibilidad de una infección secundaria. Los Staphylococcus spp coagulasa positivos o las Malassezia spp con frecuencia están presentes. Las infecciones generan prurito y suelen ser responsables de una cantidad significativa de inflamación, pápulas, costras, alopecias y escamas.

Uno de los primeros pasos en el diagnóstico es obtener una citología superficial de las áreas afectadas para identificar la cantidad y el tipo de bacterias o levaduras presentes. Si existe la presencia de numerosos cocos y neutrófilos es probable la piodermia. Además de la terapia sistémica, los champús tópicos pueden ayudar en el tratamiento de infecciones secundarias. En un perro seborreico con prurito, la infección puede causar todo el prurito o la mayor parte de este. En lugar de considerar las alergias como la enfermedad subyacente en estos perros, al abordar las infecciones pueden descubrirse enfermedades no pruriginosas (p. ej., endocrinopatías).

Tras haber identificado las infecciones, otras pruebas diagnósticas que deben considerarse incluyen múltiples raspados profundos, cultivos de dermatofitos, frotis de impresión, tricogramas y peineta para pulgas. Si estos son negativos o normales, una biopsia de piel, un hemograma completo, un perfil bioquímico sérico y un análisis de orina completo completarán la base de datos mínima. Algunos ejemplos de pistas diagnósticas son una elevación de la fosfatasa alcalina sérica (que puede sugerir hiperadrenocorticismo o un tratamiento previo con esteroides), el colesterol (que puede sugerir hipotiroidismo), la glucosa sanguínea (que sugiere diabetes mellitus) y el BUN o la creatinina (que pueden sugerir enfermedad renal).

Tratamiento de la seborrea en animales

  • Para la seborrea primaria, el tratamiento incluye baños frecuentes junto con vitamina A o un retinoide.

El tratamiento de la seborrea idiopática primaria consiste en bañar al perro 2-3 veces por semana hasta que se logre el efecto deseado. El baño 1-2 veces por semana es suficiente para el mantenimiento. Los champús que contienen clorhexidina, climbazol y fitoesfingosina suelen ser eficaces; sin embargo, si la untuosidad persiste puede probarse un champú con peróxido de benzoílo o sulfuro de selenio. Si la terapia tópica no es suficiente puede instaurarse un tratamiento sistémico con vitamina A (10 000 UI, PO, una vez al día; máximo 800-1000 UI/kg, PO, una vez al día) o retinoides sistémicos (p. ej., isotretinoína o acitretina [1-2 mg/kg, PO, una vez al día; reduciendo a 1 mg/kg, PO, cada dos días, para el mantenimiento]).

El tratamiento de la seborrea secundaria es mucho más complejo. Para el tratamiento de la seborrea con piodermia concomitante, debe escogerse un antibiótico apropiado con sensibilidad conocida frente a Staphylococcus pseudintermedius. Ejemplos de estos antibióticos son:

  • Clindamicina, 5,5-10 mg/kg, PO, dos veces al día.

  • Lincomicina, 15-25 mg/kg, PO, dos veces al día.

  • Cefalexina, 20-30 mg/kg, PO, dos veces al día.

  • Amoxicilina-ácido clavulánico, 12,5-25 mg/kg, PO, dos veces al día.

  • Sulfamida potenciada con trimetoprima, 15-30 mg/kg, PO, dos veces al día.

Debido a que la mayoría de las infecciones estafilocócicas en los casos de seborrea son piodermias superficiales, deberían tratarse durante un mínimo de 4 semanas.

Con el aumento de S pseudintermedius, S aureus y S schleiferi resistentes a la meticilina, se recomienda encarecidamente realizar un cultivo bacteriano de cualquier animal con piodermia que no comience a responder a un antibiótico después de 3-4 semanas. Pueden cultivarse los collaretes epidérmicos usando un hisopo estéril. Aunque las infecciones por S pseudintermedius resistentes a la meticilina son más difíciles de tratar, no son más virulentas o visualmente más llamativas que las debidas a S pseudintermedius sensible a la meticilina. Una hospitalización anterior (en el último año) y una cirugía o un tratamiento antibiótico previos son posibles factores de riesgo para el desarrollo de infecciones de S pseudintermedius resistente a la meticilina.

La seborrea con dermatitis concomitante por Malassezia puede tratarse sistémicamente con un azol como el ketoconazol o el fluconazol (5 mg/kg/día durante 4 semanas) o tratarse tópicamente con un champú antifúngico, espumas o aerosoles.

Además de tratar cualquier infección secundaria, la terapia antiprurítica y la terapia con champú son habitualmente necesarias para ayudar a controlar la seborrea y acelerar el retorno de la piel a su estado normal. La terapia con champús puede disminuir el número de bacterias y levaduras de la superficie de la piel, la cantidad de escamas y de sebo presentes, así como el nivel de prurito; también ayuda a normalizar la tasa de renovación epidérmica.

La mayoría de los ingredientes activos que contienen los champús pueden clasificarse según su acción como queratolíticos, queratoplásticos, emolientes, antipruríticos o antimicrobianos. Entre los productos queratolíticos se incluyen el azufre, el ácido salicílico, la brea, el sulfuro de selenio, el propilenglicol, los ácidos grasos y el peróxido de benzoílo. Eliminan células del estrato córneo produciendo un daño celular que tiene como resultado el hinchamiento y la escarificación de los queratinocitos de superficie. Esto reduce las escamas y hace que la piel esté más suave. Los champús que contienen productos queratolíticos con frecuencia exacerban la descamación durante los primeros 14 días de tratamiento, ya que las escamas escarificadas quedan atrapadas en el pelaje. Aunque las escamas se eliminarán con baños, debe advertirse a los propietarios que la descamación suele empeorar al principio.

Los productos queratoplásticos ayudan a normalizar la queratinización y reducen la formación de escamas al disminuir la mitosis de las células basales de la epidermis. La brea, el azufre, el ácido salicílico y el sulfuro de selenio son ejemplos de agentes queratoplásticos.

Los emolientes (p. ej., ácido láctico, lactato de sodio, lanolina y numerosos aceites, como el de maíz, coco, cacahuetes y semilla de algodón) están indicados para las dermatosis descamativas, puesto que reducen la pérdida de agua transepidérmica. Son más efectivos después de que la piel se haya rehidratado y son excelentes productos adicionales tras el uso de los champús.

Los agentes antibacterianos incluyen el peróxido de benzoílo, la clorhexidina, el lactato de etilo, el Tris-EDTA y el triclosán.

Entre los componentes antifúngicos se incluyen la clorhexidina, el azufre, el ketoconazol y el miconazol. Los ácidos bórico y acético pueden también usarse como antimicrobianos tópicos.

Es importante saber cómo actúan los ingredientes individuales de los champús, así como cualquier efecto aditivo o sinérgico que tengan, porque la mayoría de los champús son una combinación de productos. La elección del champú antiseborreico se basa en el pelaje y en la descamación y engrasamiento de la piel, de las cuales hay cuatro presentaciones generales:

  1. Descamación leve y ausencia de grasa.

  2. Descamación de moderada a marcada y untuosidad leve (la más común).

  3. Descamación de moderada a marcada y untuosidad moderada.

  4. Descamación leve y untuosidad marcada.

Estas categorías están destinadas a orientar el tipo de tratamiento con el champú necesario; sin embargo, deben considerarse todos los factores para cada animal de forma individual.

Los animales con descamación leve y ausencia de grasa necesitan champús suaves hipoalergénicos o humectantes. Estos champús están indicados para animales que presentan cambios seborreicos leves, que se bañan con frecuencia o a los que los champús medicados les producen irritación. Estos productos con frecuencia contienen aceites emolientes, lanolina, ácido láctico, urea, glicerina o ácidos grasos. Los aerosoles o enjuagues emolientes se usan a menudo junto con estos champús.

Los animales con descamación de moderada a marcada y untuosidad leve deben bañarse con champús que contengan azufre y ácido salicílico. Ambos agentes son queratolíticos, queratoplásticos, antibacterianos y antipruríticos. Además, el azufre es antiparasitario y antifúngico. Algunos de estos champús también contienen ingredientes que son antibacterianos, antifúngicos y humectantes, lo cual puede ayudar también a controlar una piodermia secundaria, una infección por Malassezia spp y una descamación excesiva. Los champús que contienen lactato de etilo disminuyen el pH cutáneo (lo cual ejerce una acción bacteriostática o bactericida al inhibir las lipasas bacterianas), normalizan la queratinización, solubilizan las grasas y disminuyen la secreción sebácea. Estas acciones también tienen como resultado una potente actividad antibacteriana.

En el pasado, a los perros con descamación de moderada a grave y con una untuosidad moderada se les solía tratar con champús que contenían brea. Sin embargo, debido a que los champús de brea suelen tener un olor desagradable y pueden ser irritantes, junto con una mala aceptación por parte del propietario, por lo general ya no se recomiendan.

Los animales con exceso de grasa y descamación mínima, a menudo presentan un olor intenso, eritema, inflamación y piodermia secundaria generalizada o dermatitis por Malassezia. Los champús que contienen peróxido de benzoílo proporcionan una acción fuertemente desengrasante junto con una potente actividad antibacteriana y de lavado folicular. Debido a que los champús de peróxido de benzoílo son agentes fuertemente desengrasantes, pueden ser irritantes y desecantes. En animales que tienen piodermia superficial sin un engrasamiento significativo están más indicados otros champús antibacterianos. Estos champús normalmente contienen 2-4 % de clorhexidina (a menudo en asociación con Tris-EDTA) o lactato de etilo. La acción de lavado de los folículos que ejerce el peróxido de benzoílo lo convierte en un producto útil para perros con numerosos comedones o con demodicosis. Los geles de peróxido de benzoílo (5 %) son una buena opción cuando se desean acciones antibacterianas, desengrasantes o de lavado de los folículos para áreas focales, como en la demodicosis localizada, el acné canino o el síndrome de los comedones del Schnauzer. No obstante, estos geles pueden ser irritantes.

Puntos clave

  • La seborrea primaria es rara, pero la secundaria es frecuente.

  • La seborrea primaria no es pruriginosa.

  • La seborrea primaria no se puede curar, pero se puede controlar con un tratamiento continuo.

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