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Enfermedades prostáticas en pequeños animales

PorMichelle Kutzler, DVM, PhD, DACT
Última revisión/modificación jun 2020

Las enfermedades de la glándula prostática son relativamente frecuentes en los perros enteros, pero menos frecuentes en otras especies de animales domésticos. La hiperplasia prostática benigna es por el momento el problema más frecuente de la próstata en los perros machos enteros. La prostatitis bacteriana (aguda o crónica), los abscesos prostáticos, los quistes prostáticos y paraprostáticos y el adenocarcinoma prostático son mucho menos frecuentes y pueden observarse en machos castrados.

Cuando se forman cálculos prostáticos (raramente), suele haber alguna otra enfermedad prostática. Los cálculos prostáticos radiopacos son hallazgos incidentales raros en las radiografías abdominales.

Según el trastorno, los signos clínicos pueden incluir:

  • Tenesmo durante la defecación.

  • Hematuria intermitente.

  • Infecciones recidivantes de las vías urinarias.

  • Malestar abdominal caudal.

Sin embargo, muchos machos enteros con hiperplasia prostática benigna (con o sin prostatitis crónica) son asintomáticos o presentan signos de hemospermia y/o infertilidad solamente. Junto a las infecciones bacterianas, abscesos y neoplasia pueden observarse otros signos no específicos adicionales, como fiebre, malestar, anorexia, rigidez grave y dolor abdominal caudal. El adenocarcinoma prostático con afectación ósea de la pelvis y las vértebras lumbares puede causar anomalías de la marcha en las extremidades posteriores. Con menor frecuencia, las enfermedades prostáticas pueden causar incontinencia urinaria. El adenocarcinoma prostático puede causar la obstrucción completa de la uretra.

La exploración física de la glándula prostática debe comprender la palpación abdominal y rectal. La próstata agrandada se localiza más cranealmente de lo habitual y se puede encontrar en el abdomen caudal, más que dentro del canal pélvico. La palpación abdominal y rectal simultánea permite no solo palpar la parte craneal de la próstata, sino que también permite una mejor palpación rectal, ya que la próstata puede empujarse hacia o cerca del canal pélvico, lo cual es especialmente importante en perros de razas grandes y en machos con próstatas muy agrandadas. El tamaño, la forma, la simetría, la consistencia, la movilidad y la presencia o ausencia de dolor se pueden evaluar mediante palpación. El surco dorsal normal (depresión) ayuda a valorar la forma y la simetría. Más del 90 % de la proteína secretada en el líquido prostático es esterasa específica de la próstata canina, que es una esterasa arginina que se encuentra principalmente en la región apical de las células epiteliales secretoras prostáticas. La concentración sérica de esterasa específica de la próstata canina aumenta con todas las formas de enfermedad prostática, pero no es significativamente diferente entre la hiperplasia prostática benigna, la prostatitis o la neoplasia.

Las radiografías abdominales pueden ayudar a definir el tamaño, la forma y la posición de la glándula prostática. Los nódulos linfáticos sublumbares, vértebras lumbares y la pelvis ósea deben evaluarse radiológicamente buscando signos de nuevo hueso perióstico y de metástasis óseas. Se puede realizar un uretrograma retrógrado de contraste positivo cuando sea difícil diferenciar la próstata anormal o el quiste paraprostático de la vejiga. Sin embargo, la ecografía transabdominal es la mejor prueba de imagen para la evaluación de la próstata, ya que permite la evaluación del parénquima prostático y las estructuras adyacentes de los tejidos blandos (véase vídeo). Los quistes intraprostáticos aparecen como áreas anecoicas dentro del parénquima prostático (véanse imágenes). Una mayor ecogenicidad (véanse imágenes) se asocia con hiperplasia prostática benigna, prostatitis bacteriana crónica y neoplasia prostática, mientras que las áreas de mineralización pueden ser secundarias a prostatitis bacteriana crónica o neoplasia prostática. Las lesiones en forma de masa dentro de la uretra prostática y la discontinuidad de la pared de la uretra prostática son altamente sugestivas de neoplasia prostática.

La mejor manera de obtener una muestra representativa de líquido prostático para citología y cultivo es mediante la eyaculación manual del perro (véase vídeo) y la recogida separada de la tercera fracción (prostática) del eyaculado en un recipiente estéril (véase foto). Si el perro no eyacula, se puede obtener material para examen citológico y microbiológico mediante masaje prostático. Utilizando una técnica aséptica, se cateteriza la vejiga y se extrae toda la orina. La vejiga se lava con solución salina y se guarda esta muestra. El catéter se retira entonces de modo que el extremo esté caudal a la próstata. La próstata se masajea posteriormente por el recto durante aproximadamente 1 minuto para liberar líquido prostático en la uretra, donde puede recogerse con el catéter. Mientras se ocluye la abertura uretral, se inyecta lentamente solución salina. El catéter se hace avanzar hacia la vejiga mientras se realiza la aspiración y se recoge otra muestra. Se deben comparar los resultados del examen citológico y microbiológico de ambas muestras de lavado prostático.

El masaje prostático puede producir septicemia en perros con prostatitis bacteriana aguda o absceso prostático. Con frecuencia, no se recuperan células neoplásicas en muestras obtenidas por eyaculación o masaje prostático.

La aspiración con aguja fina de la glándula prostática se puede realizar transrectalmente o percutáneamente, con o sin guía ecográfica. Aunque esta técnica suele ser segura y simple, presenta cierta riesgo de penetración de las estructuras circundantes y peritonitis iatrogénica. La biopsia es el procedimiento más definitivo, pero también el más invasivo, para el diagnóstico diferencial de enfermedades prostáticas. Para obtener muestras diagnósticas, se debe realizar una biopsia prostática mediante celiotomía o por un ecografista experto.

Como alternativa, si se sospecha un carcinoma de células transicionales uretral prostático, se puede realizar una biopsia de la próstata por catéter con una restricción química mínima. Para realizar una biopsia por catéter, se elige el catéter de mayor calibre (con orificios laterales) que pueda introducirse en la uretra. Se cateteriza la vejiga y se vacía la orina. El catéter se conecta a una jeringa de 12 mL llena con 3-10 mL de solución salina normal y se guía hasta el nivel de la lesión según lo indicado por radiografías o ecografías, o por un dedo insertado en el recto. Con un dedo en el recto, la lesión se empuja ventralmente contra el catéter urinario. Se aplica presión negativa retrayendo el émbolo de la jeringa, y el catéter se mueve rápidamente hacia adelante y hacia atrás en una corta distancia para asegurar un trozo de tejido. La presión negativa se libera gradualmente y se retira el catéter. Si la lesión afecta a la glándula prostática, se debe masajear rectalmente antes y durante la fase de aspiración. Las muestras de tejido se fijan en formol tamponado al 10 % y se evalúan histológicamente. Se preparan portaobjetos con la porción líquida restante de la muestra y se examinan citológicamente.

Para más información

Consulte también la información para propietarios sobre enfermedades prostáticas en perros y enfermedades prostáticas en gatos.