La neoplasia pancreática exocrina es rara en perros y gatos, y la mayoría son tumores secundarios. Los signos clínicos son inespecíficos y conducen a un diagnóstico tardío en la mayoría de los casos. El diagnóstico es primario por ecografía o radiología, con confirmación por citología o histopatología. Se puede intentar la extirpación quirúrgica, pero normalmente no tiene éxito.
Las neoplasias del páncreas exocrino son bastante raras en perros y gatos, pueden ser primarias o secundarias, y se pueden clasificar como benignas o malignas.
Los adenomas pancreáticos son tumores benignos; suelen ser aislados y puede diferenciarse de la hiperplasia nodular pancreática por la presencia de una cápsula. El adenocarcinoma pancreático es la neoplasia primaria de páncreas exocrino más frecuente en perros y gatos pero es poco habitual en términos generales en ambas especies. Sin embargo, la mayoría de las neoplasias pancreáticas exocrinas en perros y gatos son secundarias. La mayoría de las neoplasias malignas pancreáticas exocrinas se diagnostican al final del proceso de la enfermedad, y a menudo no se pueden extirpar quirúrgicamente por completo y tienen un mal pronóstico.
Patogenia de las neoplasias pancreáticas en perros y gatos
Las neoplasias benignas del páncreas exocrino pueden dar lugar a la transposición de órganos de la cavidad abdominal craneal. No obstante, estos signos suelen ser subclínicos y el diagnóstico a menudo se hace por un hallazgo accidental durante necropsia. En casos raros, el crecimiento neoplásico puede obstruir el conducto pancreático, causando atrofia secundaria del páncreas exocrino restante y dando lugar a insuficiencia pancreática exocrina. Los adenocarcinomas pueden originar necrosis tumoral si el tumor aumenta su aporte sanguíneo. La necrosis tumoral causa una inflamación local, que puede dar lugar a signos clínicos de pancreatitis. Las neoplasias malignas se pueden extender a organos vecinos o lejanos.
Hallazgos clínicos de las neoplasias pancreáticas en perros y gatos
La presencia de neoplasia pancreática exocrina en perros y gatos es inespecífica, y muchos casos son subclínicos hasta que la enfermedad está en una fase avanzada. Algunos animales muestran signos clínicos indicativos de pancreatitis. Se puede presentar ictericia obstructiva si se produce una obstrucción del conducto biliar. Se han descrito signos clínicos relacionados con lesiones metastásicas en algunos casos de adenocarcinoma pancreático y pueden manifestarse como cojera, dolor óseo o disnea. Por último, se ha descrito alopecia paraneoplásica en gatos con adenocarcinoma pancreático.
Diagnóstico de las neoplasias pancreáticas en perros y gatos
Diagnóstico por imagen, confirmado por citología o histopatología
El hemograma completo, el perfil bioquímico y la medición de los marcadores pancreáticos (p. ej., la actividad de la lipasa sérica, la concentración sérica de PLI) son inespecíficos en perros y gatos con neoplasia pancreática exocrina.
Los hallazgos radiográficos son también inespecíficos en la mayoría de los casos. Los hallazgos abdominales anormales incluyen la disminución del contraste en el abdomen craneal que indica un derrame peritoneal, la transposición del bazo caudalmente y las sombras en la región pilórica. En algunos casos, las radiografías abdominales indican una masa abdominal craneal. La ecografía abdominal suele evidenciar una masa de tejido blando cerca del páncreas, pero en muchos casos no se puede demostrar de forma concluyente la continuación de la masa con tejido pancreático. Además, las lesiones neoplásicas de los órganos vecinos pueden confundirse como de origen pancreático. Por último, los animales con pancreatitis grave pueden mostrar un efecto masa en la zona del páncreas en la ecografía abdominal que no debe confundirse con una neoplasia pancreática.
En caso de derrame peritoneal se debe aspirar una muestra y analizarse citológicamente. No obstante, en la mayoría de los casos, las células neoplásicas no se exfolian fácilmente hacia el derrame peritoneal y no se identifican en la citología. Cuando una masa sospechosa se identifica, se puede intentar una aspiración con una aguja fina o una biopsia transcutánea ecoguiada. Sin embargo, en muchos casos, el diagnóstico se hace mediante laparotomía exploratoria o necropsia.
Tratamiento y pronóstico de las neoplasias pancreáticas en perros y gatos
Por lo general no tiene éxito, con mal pronóstico.
Los adenomas pancreáticos son benignos y, en teoría, no requieren tratamiento a menos que provoquen signos clínicos debido a los efectos de una lesión que ocupe espacio intraabdominal. No obstante, dado que el diagnóstico final del adenocarcinoma pancreático a menudo se realiza mediante laparotomía exploratoria, debe realizarse una pancreatectomía parcial incluso en los casos en los que se sospecha adenoma pancreático. El pronóstico en estos casos es excelente.
Los animales con adenocarcinomas pancreáticos a menudo se presentan en una fase tardía de la enfermedad, y las metástasis son comunes en el momento del diagnóstico es común tanto en perros como en gatos. Los sitios más frecuentes de metástasis son el hígado, los nódulos linfáticos torácicos y abdominales, el mesenterio, los intestinos y los pulmones, pero también se han descrito otras localizaciones metastásicas. En los pocos casos en los que no se identifican lesiones metastásicas macroscópicas en el momento del diagnóstico, se puede intentar la resección quirúrgica del tumor, pero casi nunca se consiguen márgenes quirúrgicos limpios, y los propietarios deben estar prevenidos. Tanto la quimioterapia como la radioterapia han demostrado tener poco éxito en humanos o en veterinaria en pacientes con adenocarcinomas pancreáticos. Por tanto, el pronóstico para perros y gatos en casos de adenocarcinoma pancreático es grave.
Puntos clave
El diagnóstico de neoplasia pancreática exocrina solo se puede confirmar mediante citología o histopatología.
El tratamiento de perros o gatos con adenocarcinoma pancreático es en gran parte infructuoso.