El prolapso rectal se produce en una amplia gama de especies y puede estar causado por enteritis, parásitos intestinales, trastornos rectales y otras afecciones subyacentes. El diagnóstico se puede establecer basándose en los signos clínicos (es decir, una masa mucosa cilíndrica que sobresale del ano). El tratamiento incluye el lavado del tejido que sobresale, la reducción y la colocación de una sutura temporal en bolsa de tabaco. La anestesia local puede ayudar a disminuir el esfuerzo y a reducir el prolapso, especialmente en grandes animales.
En el prolapso rectal se exteriorizan una o más capas del recto a través del ano, debido al tenesmo persistente asociado con la enfermedad intestinal, anorrectal o urogenital. El prolapso puede clasificarse como incompleto, cuando solamente afecta a la mucosa rectal, o completo, cuando comprende todas las capas del recto.
Etiología del prolapso rectal en animales
El prolapso rectal es frecuente en animales jóvenes en asociación con diarrea grave y tenesmo. Los factores causales incluyen:
enteritis grave
endoparasitismo
trastornos del recto (p. ej., cuerpos extraños, laceraciones, divertículos o saculación)
neoplasia del recto o colon distal
Urolitiasis.
obstrucción uretral
cistitis
distocia
colitis
enfermedades prostáticas
La hernia perineal o cualquier otra causa de interrupción de la inervación normal del esfínter anal externo también pueden causar prolapso.
El prolapso puede ocurrir en animales de cualquier edad, raza o sexo. Probablemente sea el trastorno GI más común en el cerdo, por diarrea o debilidad del tejido rectal de soporte de dentro de la pelvis. En el ganado vacuno puede asociarse a la coccidiosis, la rabia o el prolapso vaginal o uterino; ocasionalmente, la "monta" excesiva y las lesiones traumáticas asociadas pueden ser la causa en los toros jóvenes. Es común en las ovejas cuyo muñón de la cola es muy corto y especialmente en corderos de cebadero, donde las raciones muy concentradas pueden ser la causa. El uso de estrógenos para acelerar el crecimiento o la exposición accidental a toxinas fúngicas estrogénicas, también pueden predisponer a los grandes animales al prolapso rectal.
Hallazgos clínicos y diagnóstico del prolapso rectal en animales
El diagnóstico se basa en el signo clínico principal, una masa cilíndrica de tejido que sobresale del ano.
El signo clínico principal, una masa cilíndrica alargada que sobresale a través del orificio anal, suele ser diagnóstico. La masa debe diferenciarse del prolapso de una intususcepción ileocólica introduciendo una sonda, un instrumento romo o un dedo, entre la masa prolapsada y la pared rectal interna. En el prolapso rectal no es posible la inserción del instrumento por la presencia de un fórnix. Otros signos frecuentes incluyen ulceración, inflamación y congestión de la mucosa rectal. Poco después del inicio de un prolapso hay un segmento corto, no ulcerado e inflamado de tejido rectal; más tarde, la superficie mucosa se oscurece, se endurece y puede volverse necrótica.
Cortesía del Dr. Sameeh M. Abutarbush.
Tratamiento del prolapso rectal en animales
El tratamiento incluye el lavado del tejido que sobresale, la reducción y la colocación de una sutura temporal en bolsa de tabaco.
En todas las especies, lo más importante es identificar y eliminar la causa del prolapso.
En pequeños animales el tratamiento consiste en la pronta reposición del tejido prolapsado viable en su localización anatómica normal o su amputación, si el segmento está necrosado. Puede lograrse reducir de forma manual si el prolapso rectal es pequeño o incompleto bajo anestesia, usando un dedo. Antes de reducirlo, el tejido prolapsado debe lavarse con suero salino y lubricarse con un gel soluble en agua. Opcionalmente, se puede utilizar una solución hipertónica (50 % dextrosa o 70 % manitol) aplicada tópicamente para aliviar el edema de la mucosa. Está indicado efectuar una sutura en bolsa de tabaco alrededor del ano durante 5-7 días. Se puede evitar que el animal haga esfuerzos para defecar, aplicando un agente anestésico tópico (pomada de dibucaína al 1 %) o mediante la inyección epidural de un narcótico, antes o después de la reducción o corrección. Después de la cirugía, se recomienda administrar comida húmeda y laxantes (p. ej., docusato de sodio). La diarrea posquirúrgica puede precisar tratamiento.
Cuando la viabilidad del tejido es dudosa y no permite la reducción manual, se debe realizar una resección rectal y anastomosis. Si el tejido rectal es viable pero no se puede reducir manualmente, está indicada la celiotomía seguida de colopexia para evitar la recidiva. Como tratamiento médico de apoyo, la anestesia epidural se puede utilizar para reducir el esfuerzo al defecar.
En grandes animales se recomienda la anestesia epidural caudal para reducir el esfuerzo al defecar, para facilitar la reposición del prolapso y para permitir la manipulación quirúrgica. Se recomienda la reducción y contención mediante sutura en bolsa de tabaco. La sutura debe estar lo suficientemente suelta como para dejar una abertura de un dedo dentro del recto, en cerdos y ovejas y una levemente mayor, en vacas y caballos. Si el prolapso rectal no se trata en las yeguas, puede producirse también prolapso del colon menor. El aporte sanguíneo del colon menor se interrumpe fácilmente. La reducción de un prolapso de recto y colon menor, seguido de sutura en bolsa de tabaco del ano tiene mal pronóstico.
Las condiciones en que se halle el recto puede requerir un tratamiento más agresivo del prolapso. En general, el prolapso puede resolverse de forma conservadora, salvo que exista una necrosis profunda o un traumatismo obvio del tejido, o que el tejido evertido esté rígido, indurado y no se pueda reducir. En estas circunstancias, se debe considerar la resección o amputación a nivel de la submucosa. La amputación del recto debe reservarse para los casos graves. La amputación total presenta una mayor incidencia de estenosis rectal, sobre todo en cerdos. Un anillo de prolapso, una carcasa de jeringa o un tubo de plástico pueden utilizarse como alternativa a la amputación quirúrgica en cerdos y ovejas. Después de la operación, el animal debe recibir antibióticos. En los caballos, pueden utilizarse laxantes. En general no es económicamente viable reparar los prolapsos rectales en corderos ya listos para el mercado.
Puntos clave
El prolapso rectal suele ser consecuencia de otras enfermedades que provocan un tenesmo significativo o está causado por una lesión nerviosa que da lugar a incompetencia del esfínter anal.
El diagnóstico del prolapso rectal se basa en la exploración física. Puede ser necesario realizar más evaluaciones para determinar la causa.
El tratamiento requiere la reducción manual del tejido prolapsado o la resección quirúrgica y anastomosis.