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Fiebre del Valle del Rift en animales

PorPeter N. Thompson, BVSc, MMedVet, PhD
Revisado/Modificado sept 2022

La fiebre del Valle del Rift es una enfermedad zoonótica hiperaguda o aguda transmitida por dípteros de los rumiantes domésticos y silvestres, que se limita principalmente al África subsahariana, pero con un alto potencial de transmisión más amplia. Se caracteriza por abortos y mortalidad neonatal en rumiantes. El diagnóstico depende del examen histopatológico de muestras de hígado y de la identificación del virus en los tejidos. Existen vacunas disponibles.

La fiebre del Valle del Rift (FVR) está presente en África, Madagascar, algunas islas del Océano Índico y la península arábiga. La enfermedad se debe a la infección por un Flebovirus en la familia Phenuiviridae. Los brotes esporádicos, a veces muy grandes, de la enfermedad en los rumiantes suelen estar asociados con lluvias intensas e inundaciones localizadas. El virus se mantiene entre epidemias por la circulación silenciosa entre los dípteros vectores y los rumiantes domésticos o silvestres sensibles o por transmisión vertical de dípteros Aedes spp.

Durante las epidemias, los abortos en los animales de producción y las muertes entre los animales jóvenes, especialmente los corderos, junto con una enfermedad similar a la gripe en humanos, son característicos. Sin embargo, las infecciones tanto en animales como en humanos son frecuentemente subclínicas o leves. El diagnóstico se basa en la identificación de lesiones histopatológicas características en el hígado y la demostración de la presencia del virus mediante tinción inmunohistoquímica, prueba de PCR o aumento del título de anticuerpos. Los tejidos y líquidos de animales infectados conllevan un alto riesgo de infección para los manipuladores humanos. El tratamiento es de apoyo, y se puede lograr una prevención eficaz mediante la vacunación.

Etiología y epidemiología de la fiebre del Valle del Rift en animales

El virus de la fiebre del Valle del Rift (VFVR) pertenece al orden Bunyavirales, familia Phenuiviridae y género Phlebovirus. Se trata de una partícula esférica con envoltura de 80-100 nm de diámetro que tiene un genoma de ARN de sentido negativo, monocatenario y tres segmentos con una longitud total de ~11,9 kilobases (kb). Cada uno de los segmentos, L (grande: 6,4 kb), M (mediano: 3,9 kb) y S (pequeño: 1,7 kb), está contenido en una nucleocápside separada dentro del virión. Se ha encontrado una diversidad genética notablemente pequeña entre los aislados de VFVR de muchos países, y no se han demostrado diferencias antigénicas notables. Sin embargo, se producen algunas diferencias en la patogenicidad.

La enfermedad es endémica en muchas regiones tropicales y subtropicales del África subsahariana, Madagascar, Comoras, Mayotte y la península arábiga. Aunque en un principio se pensaba que estaba limitaba a la región del Valle del Rift en el este y sur de África, desde la década de 1970 el virus se ha extendido, con importantes brotes en Egipto desde 1977, África occidental desde 1987, Madagascar desde 1990 y la península arábiga en 2000. También ha habido evidencia serológica no confirmada de infección por el VFVR en otras partes de Oriente Medio. Particularmente se produjeron grandes epidemias con un gran número de casos humanos en Egipto en 1977-1978 y en Kenia en 2006-2007. Entre 2016 y 2018 se produjeron 10 brotes de fiebre del Valle del Rift en Uganda, los primeros en casi 50 años. En 2020 se declararon dos brotes en Libia.

Se han producido grandes epidemias esporádicas a intervalos de 5-10 años en las zonas más áridas del este de África y con menor frecuencia en el sur de África. Los brotes suelen estar asociados con periodos de lluvias anormalmente intensas o, en algunos casos, con inundaciones localizadas debidas a la construcción de presas o al riego por inundación. Es probable que los brotes más pequeños se produzcan con mayor frecuencia y que a menudo se pasen por alto debido a una vigilancia veterinaria subóptima y a la confusión con otras causas de aborto y mortalidad neonatal. La FVR se considera una amenaza en otras regiones del mundo, incluidas Europa y América del Norte, donde están presentes los dípteros vectores competentes y existe la posibilidad de que el virus se vuelva endémico si se introduce.

Durante los periodos interepidémicos, se cree que el virus permanece latente en los huevos infectados por vía transovárica de dípteros Aedes spp (subgéneros Neomelaniconion y Aedimorphus) en el suelo seco de humedales pequeños y efímeros (represas u ollas). En algunas zonas, se cree que esta transmisión transovárica es la estrategia de supervivencia interepidémica más importante del virus; sin embargo, esto rara vez se ha demostrado y se desconoce durante cuánto tiempo puede sobrevivir el VFVR de esta manera. Se ha descrito que se produce un ciclo inaparente del virus entre los vectores y los hospedadores mamíferos silvestres o domésticos, y esta puede ser la estrategia de supervivencia más importante del virus en muchas zonas. Se han encontrado pruebas serológicas de exposición al VFVR en muchas especies silvestres, ya sea asociadas con brotes en animales o en ausencia de brotes descritos.

El VFVR también puede transmitirse y emerger o reemerger por el movimiento de animales virémicos (p. ej., a través del comercio de animales de producción y posiblemente por dípteros transportados por el viento). Cuando la aparición de dípteros Aedes spp infectados o la introducción del virus en una zona coincide con condiciones anormalmente húmedas y la presencia de una población hospedadora altamente sensible, puede sobrevenir una gran epidemia. El virus entonces se amplifica en rumiantes y se transmite localmente por muchas especies de dípteros, particularmente Culex spp, mecánicamente por otros insectos como las dípteros picadores o de forma iatrogénica, como por la reutilización de agujas entre animales infectados.

La incidencia de la FVR alcanza su pico máximo durante el final de la estación lluviosa. En áreas con inviernos fríos, tanto la enfermedad como los vectores pueden desaparecer tras las primeras heladas. En los climas más cálidos, donde los insectos vectores están presentes continuamente, la estacionalidad es menos pronunciada y es probable que los brotes sean menores debido al mantenimiento de algún nivel de inmunidad del rebaño.

Los humanos se infectan fácilmente por el VFVR mediante la exposición a:

  • Tejidos o líquidos de animales infectados y fetos abortados.

  • Sangre aerosolizada de animales infectados durante el sacrificio.

  • Picaduras de dípteros (consideradas menos probables).

Por tanto, los agricultores, los trabajadores agrícolas, los trabajadores de los mataderos y los veterinarios están particularmente en riesgo.

Hallazgos clínicos de la fiebre del Valle del Rift en animales

Los signos clínicos de la fiebre del Valle del Rift tienden a ser inespecíficos, lo que dificulta el reconocimiento de los casos de forma individual. El periodo de incubación es de 12-36 h en los corderos y puede desarrollarse una fiebre bifásica de hasta 42 °C. Los animales afectados se encuentran apáticos, se resisten a caminar o a comer y pueden mostrar signos de dolor abdominal. La mortalidad en los corderos jóvenes es elevada (90-100 %) y los animales suelen morir en 2-3 días. Las ovejas adultas son menos sensibles, con una mortalidad del 10-30 %; el periodo de incubación es de 24-72 h, y los animales muestran una respuesta febril generalizada, letargo, hematemesis, hematoquecia y secreción nasal, aunque la infección también puede ser inaparente.

Los terneros son menos sensibles que los corderos; sin embargo, la mortalidad puede llegar hasta el 70 %. Los signos clínicos son similares a los de las ovejas, pero la ictericia es más frecuente. La enfermedad en el ganado vacuno adulto a menudo es inaparente; sin embargo, pueden mostrar anorexia, lagrimeo, salivación, secreción nasal, disgalactia y diarrea sanguinolenta o fétida, con una mortalidad del 5-10 %. Los camélidos, équidos, cerdos, perros y gatos pueden estar infectados por el VFVR, pero parecen muy resistentes a la enfermedad, mientras que las aves, los reptiles y los anfibios parecen ser refractarios a la infección.

A veces, el aborto puede ser el único signo de infección; los fetos abortados se encuentran por lo general autolíticos. En las ovejas gestantes, las tasas de aborto varían entre el 5 % y casi el 100 % en los distintos brotes y las diferentes granjas; en el ganado vacuno, la tasa suele ser de <10 %. La vacunación de las ovejas con la vacuna viva de la cepa Smithburn puede causar la muerte embrionaria de forma precoz, anomalías congénitas del SNC y artrogriposis, abortos, o mortinatos. También se han descrito signos clínicos y abortos en cabras y ocasionalmente en camellos, búfalos de agua y algunas especies de ungulados silvestres, como el búfalo africano (Syncerus caffer), la gacela (Antidorcas marsupialis), el bontebok (Damaliscus dorcas), el kudú (Tragelaphus strepsiceros), el nyala (T angasii), el antílope sable (Hippotragus niger) y el antílope ruano (H equinus).

En las personas, la FVR suele ser inaparente o estar asociada con una enfermedad febril autolimitante caracterizada por la aparición súbita de malestar general, mialgia y artralgia. Rara vez, la afección progresa a trastornos oculares, meningoencefalitis o una forma hemorrágica (que tiene una tasa de letalidad del 50 %).

Lesiones

Las lesiones hepáticas son similares en todas las especies y varían principalmente con la edad del individuo infectado. La mayoría de las lesiones graves se observan en los fetos abortados y en los corderos neonatos, con hígados que muestran un moderado o gran aumento de tamaño, blandos, friables y con zonas congestivas irregulares. Se presentan de forma invariable numerosos focos necróticos de color blanco grisáceo, aunque es posible que no sean fácilmente visibles. Frecuentemente se observa hemorragia y edema en la pared de la vesícula biliar y la mucosa del abomaso. El contenido intestinal tiene un aspecto de color marrón chocolate oscuro.

En todos los animales, el bazo y los nódulos. linfáticos periféricos se encuentran aumentados de tamaño y edematosos y pueden presentar petequias. Histopatológicamente, las lesiones hepáticas son graves y extensas, y la necrosis hepática es la lesión histológica más notable de la FVR en los animales afectados.

Diagnóstico de la fiebre del Valle del Rift en animales

  • Abortos y muerte asociados con fuertes lluvias e inundaciones.

  • Lesiones histológicas características en muestras de hígado (hepatitis necrótica).

  • Inmunohistoquímica, prueba de PCR o aislamiento de virus.

  • Demostración de seroconversión

Debe sospecharse la fiebre del Valle del Rift cuando hay fuertes lluvias e inundaciones anormales seguidas por abortos y mortalidad neonatal en rumiantes domésticos, especialmente ovejas, con hepatitis necrótica. La presencia de una enfermedad similar a la influenza simultánea en humanos que manipulan animales o sus productos debe aumentar el índice de sospecha de FVR.

La necropsia de los animales infectados presenta un riesgo considerable para el manipulador y la debe realizar únicamente personal capacitado, utilizando un equipo de protección personal apropiado. El virus puede aislarse fácilmente a partir de los tejidos de fetos abortados y de la sangre de animales infectados.

El título viral en estos tejidos es a menudo lo bastante alto como para utilizar suspensiones de órganos como antígeno para un diagnóstico rápido por neutralización, fijación del complemento, ELISA, inmunodifusión en gel de agar o tinción a partir de improntas de tejidos. Estas pruebas deberían complementarse con el aislamiento del virus en ratones o hámsteres lactantes tras la inoculación intracerebral, o en cultivos celulares basados en riñón de cría de hámster (BHK21), riñón de mono (líneas celulares Vero), líneas celulares de embrión de pollo (CER) y células de mosquito, o líneas primarias de riñón y cultivos celulares de testículo de cordero. Sin embargo, el diagnóstico definitivo de la infección por el VFVR se realiza ahora de forma rutinaria mediante la detección del ácido nucleico vírico con una prueba de PCR con transcriptasa inversa convencional o con una prueba de PCR en tiempo real (cuantitativa). El virus puede demostrarse en cortes o frotis de órganos usando tinciones inmunohistoquímicas.

Varias pruebas serológicas pueden detectar anticuerpos frente al VFVR; son útiles en estudios epidemiológicos y para mostrar la seroconversión durante la infección activa. Hay kits comerciales de prueba de ELISA disponibles para la detección de inmunoglobulina total (IgG e IgM) o IgM solamente. Un ELISA específico de IgM puede demostrar una infección reciente mediante una simple muestra de suero, con IgM detectable hasta 2-3 meses después de la infección.

Los estudios serológicos pueden complicarse por la falta de especificidad, posiblemente debido a la reactividad cruzada entre el VFVR y otros flebovirus. Las reacciones positivas, particularmente cuando la seroprevalencia es baja, deben confirmarse preferiblemente con una prueba de neutralización del virus (VNT), que es muy específica y se suele considerar la prueba de referencia. Una desventaja de la mayoría de las VNT es la necesidad de altos niveles de bioseguridad debido al empleo de virus virulentos; sin embargo, recientemente se han desarrollado VNT seguras con menores requisitos de bioseguridad utilizando cepas avirulentas del VFVR producidas en laboratorio.

La enfermedad de Wesselsbron y otras enfermedades víricas transmitidas por insectos suelen darse bajo las mismas condiciones climáticas que favorecen la proliferación explosiva de vectores artrópodos. La mortalidad por FVR asociada con lesiones hepáticas debe también distinguirse de las intoxicaciones por plantas hepatotóxicas y algas; septicemias bacterianas como la pasteurelosis, la salmonelosis y el carbunco; y otras infecciones virales como la enfermedad de las ovejas de Nairobi y la peste de los pequeños rumiantes. Cuando el aborto es el único hallazgo, debe realizarse un diagnóstico diferencial con otras enfermedades importantes como la brucelosis, la leptospirosis, la clamidiosis, la campilobacteriosis, toxoplasmosis, la infección por Coxiella burnetii y la salmonelosis.

Control y prevención de la fiebre del Valle del Rift en animales

  • La predicción puede proporcionar una alerta temprana.

  • Vacunación de animales sensibles.

Una vez que ha comenzado un brote de fiebre del Valle del Rift, cualquier esfuerzo para mitigar su evolución suele ser inútil. El control de los vectores, los desplazamientos de animales hacia áreas de descanso elevadas y el confinamiento de los animales en establos protegidos frente a los insectos son por lo general medidas poco prácticas que se instauran demasiado tarde y de escasa eficacia. El tratamiento de los animales afectados clínicamente debe ser sintomático y ha de considerarse el alto riesgo de transmisión zoonótica a los humanos a través de tejidos o líquidos.

La inmunización sigue siendo la única forma eficaz de proteger a los animales de producción de la FVR. La cepa Smithburn del virus de la fiebre del Valle del Rift (RVFV), adaptada a células nerviosas de ratón, puede producirse fácilmente en grandes cantidades, es económica e induce una prolongada inmunidad 6-7 días después de la inoculación en ovejas. Sin embargo, produce una respuesta de anticuerpos relativamente escasa en el ganado vacuno. Tipicamente no debe usarse para la protección de animales gestantes, ya que puede causar abortos, defectos congénitos e hidropesía amniótica en la oveja; sin embargo, se puede considerar su uso durante un brote cuando los posibles efectos adversos puedan verse superados por los peligros de la infección natural. Aunque no se ha demostrado, en teoría es posible que las cepas del virus atenuado vuelvan a ser virulentas, por lo que no es aconsejable utilizar vacunas vivas atenuadas en países o regiones no endémicas.

Una vacuna inactivada con formol es segura para su uso en animales gestantes; sin embargo, induce una inmunidad de corta duración y necesita una dosis de recuerdo. Posteriormente, se ha utilizado un aislado avirulento atenuado de forma natural del VFVR, el clon 13, en una vacuna disponible comercialmente, y según se ha descrito es más seguro administrarlo a animales gestantes. Las posibles futuras vacunas de ADN recombinante y las cepas virales con deleciones de los principales genes de virulencia deberían ofrecer mejores opciones.

Dado que los grandes brotes de FVR se producen solo muy ocasionalmente en un zona en particular, y las zonas de riesgo a menudo se encuentran en países de escasos recursos, es difícil motivar a los granjeros o a las autoridades a vacunar a los animales regularmente para prevenir los brotes. Como resultado, la vacunación se emplea a menudo como una medida de urgencia ante un brote, lo que da lugar a una escasez de vacunas, un aparente fallo de la vacuna y una transmisión iatrogénica dentro de los lotes debido a la reutilización de agujas en animales ya virémicos. El desarrollo de vacunas recombinantes multivalentes de la viruela caprina combinando la dermatosis nodular contagiosa o peste de los pequeños rumiantes puede mejorar la absorción de la vacuna en muchas áreas de África afectadas por estas enfermedades.

Se han dirigido muchos esfuerzos a buscar medios para predecir los brotes de FVR. Esto incluye el uso de datos meteorológicos y de teledetección para identificar áreas y periodos de alto riesgo. Este análisis ha tenido cierto éxito en la predicción de brotes en el este de África, pero menos en el sur de África, y se está trabajando en modelos predictivos. Sin embargo, los brotes de FVR no pueden aún predecirse de forma fehaciente y su inicio suele ser repentino. Por lo tanto, es aconsejable la inmunización sistemática de los corderos a los 6 meses de edad, lo que debería proporcionar una protección de por vida. La paridera procedente de ovejas sensibles a la enfermedad puede inmunizarse a cualquier edad. Las ovejas preñadas y el ganado vacuno pueden vacunarse con una vacuna inactivada con formol, que produce una mejor inmunidad en el ganado vacuno y es segura durante la gestación. Es aconsejable revacunar a los 3 meses para inducir una inmunidad que se prolongará durante >1 año y para conferir una inmunidad calostral a la siguiente paridera.

Riesgo zoonótico de la fiebre del Valle del Rift en animales

Debido a que el VFVR puede causar una enfermedad grave y potencialmente letal en humanos, las personas relacionadas con la industria de los animales de abasto deben ser conscientes de los riesgos potenciales de la exposición a animales y tejidos infectados por el VFVR. Se deben tomar medidas de protección adecuadas cuando se investigan casos de aborto, se manipulan animales potencialmente infectados y se recogen muestras diagnósticas.

Puntos clave

  • La fiebre del Valle del Rift es una enfermedad zoonótica transmitida por vectores con potencial de transmisión global.

  • Los abortos y la muerte en los rumiantes domésticos asociados con lluvias intensas e inundaciones deberían sugerir la posibilidad de FVR, especialmente si los signos similares a los de la gripe se dan simultáneamente en humanos.

  • El único método eficaz de prevención o control es la vacunación, que debe aplicarse en el ganado vacuno y ovino en zonas de riesgo, especialmente si se esperan lluvias abundantes.

  • Se deben tomar precauciones estrictas para evitar la transmisión zoonótica por contacto estrecho con tejidos o líquidos de animales enfermos o fetos abortados.

Para más información

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