En los animales, las manifestaciones oftálmicas pueden producirse con trastornos hereditarios, infecciosos, degenerativos, parasitarios, tóxicos, nutricionales y neoplásicos. A menudo, los exámenes oftálmicos pueden ayudar a la identificación oportuna del trastorno sistémico. Las enfermedades que afectan a los sistemas vascular y nervioso pueden también mostrar manifestaciones oculares. A los animales con enfermedad intra-ocular bilateral se les debe evaluar cuidadosamente para detectar enfermedades sistémicas.
Cortesía del Dr. Ralph Hamor.
En los perros, las enfermedades oculares, como la displasia retinal, la microftalmía y las cataratas, están asociadas con enanismo, albinismo y coloración merle. Las enfermedades infecciosas suelen afectar al tracto uveal y se presentan como iridociclitis, coroiditis y panuveítis. Pueden estar causadas por virus (moquillo, hepatitis infecciosa), por enfermedades rickettsiales (ehrlichiosis y fiebre maculosa de las Montañas Rocosas), por bacterias (Brucella canis y Borrelia burgdorferi), por hongos (Blastomyces, Coccidioides, Histoplasma, Cryptococcus y Aspergillus), por protozoos (Toxoplasma, Neospora, Leishmania y Hepatozoon), por algas (Prototheca) o por parásitos (Dirofilaria, Toxocara y Diptera spp). Las enfermedades metabólicas asociadas con enfermedades en el ojo del perro incluyen la diabetes mellitus (formación de cataratas), la hipocalcemia (cataratas), el hiperadrenocorticismo (enfermedad corneal, cataratas y lipemia retinalis) y el hipotiroidismo (queratoconjuntivitis seca, hemorragias intraoculares procedentes de presión arterial aumentada y lipemia retinalis [la hiperlipemia]). También pueden presentarse trastornos sanguíneos y vasculares, como hemorragia intraocular, desprendimiento de retina, glaucoma secundario y papiledema. Las neoplasias metastásicas, como el linfosarcoma, pueden presentarse como uveítis persistente, masas abiertas intraoculares, hemorragia intraocular, glaucoma secundario o desprendimiento de retina. La hipertensión sistémica a menudo produce hemorragia retiniana o desprendimientos serosos de la retina. Con un diagnóstico y tratamiento apropiados, estas lesiones retinianas pueden resolverse y la visión puede mantenerse o recuperarse.
Cortesía del Dr. Ralph Hamor.
En los gatos, las enfermedades sistémicas suelen afectar al ojo y a las estructuras asociadas. Las inflamaciones de los párpados se pueden asociar con enfermedades sistémicas por Demodex cati y D gatoi, Notoedres cati (sarna), tiña y enfermedades de la piel inmunomediadas. Los agentes patógenos que comúnmente causan enfermedades infecciosas en los gatos (p. ej., el feline herpesvirus 1 (FHV-1), Chlamydia y Mycoplasma) presentan con frecuencia una conjuntivitis aguda y recidivante. El FHV-1 (Feline HerpesVirus) está también asociado con la queratitis ulcerativa del estroma, la queratoconjuntivitis proliferante, el secuestro corneal, el simbléfaron corneal y la queratoconjuntivitis seca. La peritonitis infecciosa felina, la toxoplasmosis, el virus de la inmunodeficiencia felina y el virus de la leucemia felina a menudo ocasionan uveítis anterior y posterior, uveítis crónica, desprendimiento retiniano y glaucoma secundario. La pérdida grave de visión con hemorragia intraocular y desprendimiento de retina en gatos adultos pueden ser secundaria a la hipertensión sistémica y suele asociarse con la insuficiencia renal crónica o el hipertiroidismo. La resolución de las hemorragias intraoculares, la reparación del desprendimiento de retina y la posible restauración de la visión dependen de la reducción exitosa de la presión arterial a niveles normales; esto se consigue con mayor frecuencia mediante el tratamiento con amlodipino.
Cortesía de K. Gelatt.
En los caballos, las enfermedades infecciosas, como el adenovirus en potros de la raza Árabe inmunodeficientes, la gripe equina, la rinoadenitis (Streptococcus equi), Rhodococcus equi, la leptospirosis, la enfermedad de Lyme (Borrelia burgdorferi) y la salmonelosis, pueden provocar conjuntivitis, uveítis anterior o uveítis posterior. La oncocercosis ocular puede presentarse con uveítis anterior y posterior, coriorretinitis peripapilar, queratitis, queratoconjuntivitis o vitiligo lateral conjuntival; el tratamiento es la ivermectina sistémica. La habronemiasis (úlceras de verano) se presenta con masas conjuntivales rojas en la zona periocular (especialmente el canto medial) asociada con la migración aberrante de larvas de Habronema muscae, H microstoma y Draschia megastoma. El tratamiento suele consistir en administrar ivermectina o moxidectina sistémica, desbridar las lesiones, instaurar un control tópico y ambiental de moscas y proteger la piel de la humedad del drenaje lagrimal con una barrera a base de pomada.
En el ganado vacuno, la microftalmía, las cataratas, la displasia retinal y el desprendimientos de retina están asociados con la hidrocefalia y con una infección in utero de los terneros con la diarrea vírica bovina. Los mismos defectos oftálmicos tienen lugar en corderos afectados in utero con el virus de la lengua azul. La deficiencia de vitamina A causa microftalmía en lechones y ceguera e hipoplasia del nervio óptico en terneros. La deficiencia de vitamina A en el ganado vacuno adulto o en crecimiento tiene como consecuencia ceguera nocturna, midriasis y, finalmente, ceguera total. Las anomalías oftalmológicas incluyen papiledema, degeneración retiniana y atrofia del nervio óptico. Un suplemento de vitamina A puede restablecer la visión en animales que solo sufran ceguera nocturna. En el ganado vacuno, el linfosarcoma puede manifestarse como exoftalmía bilateral progresiva. Muchas enfermedades infecciosas, como la rinotraqueítis, la fiebre catarral maligna, la meningoencefalitis tromboembólica y la septicemia neonatal, pueden presentarse con conjuntivitis o uveítis de la cara anterior o posterior. Las intoxicaciones, como el envenenamiento por helecho macho (Dryopteris filix), el envenenamiento por helecho común (Pteridium aquilinum) en ovejas, la intoxicación por cumarina (envenenamiento por trébol dulce) y la toxicosis por fenotiacina en el ganado vacuno, se presentan con los signos clínicos de ceguera provocada por degeneración retiniana, hemorragia intraocular o edema corneal. (Véase también Introducción a la toxicología.)