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Trastornos del hígado y la vesícula biliar en los gatos

PorStanley I. Rubin, DVM, MS, DACVIM
Revisado/Modificado ago 2018

El hígado realiza numerosas funciones. Tiene una gran capacidad de almacenamiento y reserva funcional y es capaz de regenerarse. Estas propiedades proporcionan cierta protección contra los daños permanentes. Sin embargo, el hígado también es susceptible de sufrir lesiones debido a su función de metabolizar, desintoxicar y almacenar diversos compuestos tóxicos.

Funciones del hígado

  1. Metaboliza grasas, carbohidratos y proteínas.

  2. Metaboliza fármacos (los inactiva o facilita que el organismo los excrete).

  3. Almacena y metaboliza vitaminas.

  4. Almacena minerales, glucógeno y triglicéridos.

  5. Produce proteínas necesarias para diversas funciones del organismo, como la coagulación sanguínea.

  6. Produce los ácidos biliares necesarios para la digestión.

  7. Desintoxica de los productos dañinos fabricados dentro del organismo (como el amoníaco) o consumidos por el animal (como los venenos).

Los signos de que un gato tiene una enfermedad hepática pueden variar e incluyen pérdida de apetito, vómitos, ulceración de estómago, diarrea, fiebre, problemas de coagulación sanguínea, ictericia, dilatación abdominal, micción excesiva y sed, cambios en el tamaño del hígado, pérdida de peso y ocasionalmente hemorragia gastrointestinal.

Una variedad de análisis de sangre puede ayudar a detectar y diagnosticar la enfermedad hepática. Las radiografías y la ecografía pueden ayudar a su veterinario a determinar el tamaño del hígado y encontrar irregularidades, cálculos biliares y enfermedades de la vesícula biliar. Los procedimientos de aspiración o biopsia pueden utilizarse para obtener muestras para el cultivo de bacterias, el análisis de células y tejidos y, en su caso, el análisis toxicológico. Otras pruebas menos comunes, como la gammagrafía, pueden usarse en algunos casos para identificar derivaciones portosistémicas y otras anomalías de los vasos sanguíneos.

Tratamiento de los trastornos hepáticos

El tratamiento precoz es fundamental para los gatos con insuficiencia hepática súbita. Su veterinario le recetará un tratamiento específico si se puede identificar una causa subyacente. En los casos de enfermedad hepática de larga duración o terminal, y en los casos de enfermedad hepática súbita cuando no se ha identificado una causa subyacente, el tratamiento de apoyo está dirigido a ralentizar la progresión de la enfermedad, minimizar las complicaciones y dar tiempo a que el hígado se regenere y compense. El tratamiento de apoyo puede incluir la administración de fluidos, medicamentos para proteger el hígado y apoyo dietético.

La dieta por lo general recomendada para gatos con enfermedad hepática suele ser fácil de digerir y rica en calorías. Algunos trastornos hepáticos requieren modificaciones de grasas o proteínas o suplementación con ciertas vitaminas. Siga los consejos específicos proporcionados por su veterinario. Puede ser mejor dar comidas pequeñas y frecuentes. Los gatos que se niegan a comer pueden necesitar alimentación por sonda.

Con la enfermedad hepática pueden darse deficiencias vitamínicas. Los suplementos vitamínicos y minerales recetados pueden incluir zinc, vitaminas B, vitamina K y vitamina E. Siga las recomendaciones de su veterinario sobre la suplementación vitamínica porque las sobredosis de algunas vitaminas pueden ser perjudiciales.

Complicaciones de la enfermedad hepática

La encefalopatía hepática es un síndrome neurológico causado por una disfunción hepática y se observa en varias enfermedades hepáticas. Los signos que sugieren una encefalopatía hepática incluyen embotamiento, movimientos en círculos, presionar con la cabeza, deambular sin rumbo, debilidad, mala coordinación, ceguera, babeo excesivo, cambios de comportamiento (p. ej., agresividad), demencia, colapso, convulsiones y coma. El tratamiento de la encefalopatía hepática incluye cuidados de apoyo y una rápida reducción de los venenos producidos por el tracto digestivo. Los gatos gravemente afectados pueden estar en coma o semicomatosos y no se deben alimentar hasta que su estado mejore. Es probable que el tratamiento incluya fluidos intravenosos para corregir la deshidratación y los desequilibrios electrolíticos (sales). Los enemas pueden usarse para limpiar los intestinos de amoníaco y otros venenos y para introducir nutrientes que ayuden a disminuir la producción de veneno. Los medicamentos que afectan a las poblaciones bacterianas en el intestino también pueden usarse para reducir la absorción de productos tóxicos. Una vez estabilizado el gato, el tratamiento ayuda a evitar la recidiva. Se puede prescribir una dieta modificada restringida en proteínas. Los signos de la encefalopatía hepática pueden empeorar por hemorragia intestinal, infecciones, ciertos fármacos (como corticoesteroides y sedantes), cáncer, bajo nivel de glucosa en sangre, fiebre, enfermedad renal, deshidratación y estreñimiento. Su veterinario puede prescribir tratamientos adicionales para tratar estas preocupaciones.

La ascitis es una afección en la que se acumula líquido en el abdomen. En los pacientes con enfermedad hepática, la ascitis está causada por una combinación de presión sanguínea elevada en el hígado y un desequilibrio en el metabolismo de las sales y el agua. La hinchazón puede controlarse prescribiendo un diurético (un medicamento para aumentar la cantidad de agua excretada en la orina), reduciendo la ingesta de sodio, extrayendo el exceso de líquido con una aguja o una combinación de estos pasos.

Los defectos de coagulación se producen en gatos con enfermedad hepática porque el hígado produce muchas de las proteínas responsables del proceso de coagulación. Además, puede haber una menor absorción de las vitaminas que ayudan a la coagulación desde el tracto digestivo. Los problemas de coagulación pueden tratarse mediante transfusiones de sangre o plasma para proporcionar los factores de coagulación necesarios. También se pueden administrar heparina y vitamina K para disminuir o aumentar la capacidad de coagulación. Su veterinario le prescribirá el tratamiento más adecuado para su mascota.

Los gatos con insuficiencia hepática súbita y enfermedad hepática de larga duración son susceptibles de sufrir infecciones bacterianas. Su veterinario estará alerta a esta posibilidad porque los signos de la enfermedad hepática en sí (p. ej., fiebre o niveles bajos de azúcar en sangre) pueden ser similares a los de la infección. Pueden ser necesarios uno o más antibióticos para tratar adecuadamente los tipos de bacterias asociados a la infección.

La fibrosis, la formación de tejido cicatricial fibroso en el hígado, puede dar lugar finalmente a la cirrosis hepática. La cirrosis es una enfermedad grave que altera la función hepática. Sin embargo, la fibrosis a veces puede revertirse o reducirse mediante el uso de medicamentos apropiados. Su veterinario puede determinar cuál de los medicamentos disponibles, si es que hay alguno, sería beneficioso para su mascota.

Insuficiencia hepática aguda

La insuficiencia hepática aguda produce una pérdida súbita de la función hepática, que a menudo se asocia con encefalopatía hepática y anomalías de la coagulación. Puede producirse debido a una lesión repentina de un hígado previamente sano o a causa de una lesión adicional en un hígado ya enfermo. Es importante buscar tratamiento veterinario inmediato para ayudar al hígado hasta que pueda regenerarse y compensar la agresión. Cualquier causa subyacente de la insuficiencia hepática se debe identificar y tratar, si está presente. Asegúrese de informar a su veterinario sobre cualquier medicamento que reciba su mascota o cualquier acceso que su mascota pueda tener a venenos. El tratamiento puede incluir fluidos intravenosos, suplementos vitamínicos, cambios en la dieta, antibióticos y ciertos medicamentos para el hígado. Otro objetivo del tratamiento es prevenir o tratar la encefalopatía hepática.

Lipidosis hepática

La lipidosis hepática es la causa más frecuente de enfermedad hepática en los gatos. La acumulación excesiva de grasa (triglicéridos) dentro del hígado produce insuficiencia hepática. La causa es desconocida, pero la enfermedad se asocia a un periodo de falta de apetito (de unos días a varias semanas), especialmente en los gatos obesos. Los factores que pueden desencadenar la pérdida de apetito incluyen un cambio de dieta (para iniciar la pérdida de peso o a un alimento que no le gusta al gato) u otros acontecimientos estresantes (como una mudanza, una estancia en una residencia, la introducción de una nueva mascota, el extravío o la muerte de otras mascotas o propietarios). La lipidosis hepática también puede asociarse con una enfermedad metabólica (como la diabetes mellitus) o una enfermedad del aparato digestivo que causa pérdida de apetito.

Los signos de la lipidosis hepática varían, pero pueden incluir una drástica pérdida de peso (más del 25 % del peso corporal) debido a la pérdida de apetito, vómitos, letargo y diarrea. Es frecuente observar ictericia o palidez de las mucosas, babeo excesivo, aumento del tamaño del hígado, incapacidad para mantener la cabeza erguida, disminución de la actividad intestinal y disminución de la condición corporal con retención de grasa abdominal. Puede desarrollarse una hemorragia anormal, pero no suelen observarse signos de encefalopatía hepática.

Lipidosis hepática, gato

Los veterinarios diagnostican la lipidosis hepática basándose en la anamnesis del gato, los hallazgos de la exploración física, los análisis de sangre y la ecografía abdominal. El diagnóstico se confirma analizando una muestra de hígado tomada con una aguja guiada por ecografía. Para diagnosticar algunas causas de lipidosis hepática se debe realizar una biopsia mayor durante la cirugía.

El tratamiento es principalmente de apoyo a menos que se encuentre la causa subyacente. El tratamiento con fluidos se usa para corregir la deshidratación. Son frecuentes las deficiencias de vitaminas, minerales y electrolitos, y a menudo es necesario administrar suplementos. También pueden ser necesarios otros medicamentos para el hígado.

El apoyo nutricional es esencial. Ocasionalmente, un estimulante del apetito prescrito ayudará si se inicia en una fase temprana del proceso de la enfermedad. Sin embargo, la mayoría de las veces los estimulantes del apetito no son eficaces y es necesaria la colocación de una sonda de alimentación. Su veterinario le recomendará un alimento apropiado, por lo general una dieta equilibrada, rica en proteínas y calórica. Inicialmente, las comidas son pequeñas y administradas frecuentemente. El pronóstico es bueno si el diagnóstico es precoz, el tratamiento se inicia rápidamente y la enfermedad subyacente, si la hay, se puede tratar. Los gatos con pancreatitis concomitante tienden a estar peor. La recidiva de la lipidosis hepática es rara en los gatos que se recuperan.

Enfermedad hepática inflamatoria

La enfermedad hepática inflamatoria es la segunda enfermedad hepática más común en los gatos. Los dos tipos de enfermedad hepática inflamatoria en los gatos son el síndrome de colangitis/colangiohepatitis y la hepatitis portal linfocítica.

Síndrome de colangitis/colangiohepatitis felina

La colangitis es una inflamación de los conductos biliares (pequeños conductos dentro del hígado que transportan la bilis a la vesícula biliar y al intestino delgado). La colangiohepatitis es una inflamación del tracto biliar que se extiende al tejido hepático circundante. La diferenciación entre colangitis y colangiohepatitis depende de la localización de la inflamación dentro del hígado. Los gatos con colangitis o colangiohepatitis también pueden tener otros trastornos inflamatorios, como enfermedad inflamatoria intestinal, pancreatitis y enfermedad renal (nefritis intersticial crónica). La combinación de enfermedad inflamatoria intestinal, pancreatitis y colangiohepatitis a menudo se denomina triaditis. Otras afecciones asociadas con el síndrome de colangitis/colangiohepatitis incluyen infecciones bacterianas, envenenamiento de la sangre (septicemia), inflamación de la vesícula biliar, cálculos biliares, trematodos hepáticos, tumores y malformaciones u obstrucciones de los conductos biliares. El diagnóstico puede incluir análisis de sangre y ecografía, pero el diagnóstico definitivo requiere biopsias tomadas de varias partes del hígado.

La colangitis/colangiohepatitis supurativa (aguda) suele causar enfermedad obvia y repentina en los gatos. Los signos incluyen fiebre, agrandamiento del hígado, dolor abdominal, ictericia, letargo, vómitos, falta de apetito y pérdida de peso. El síndrome se suele observar en adultos jóvenes o de mediana edad. Los gatos afectados tienen un mayor riesgo de infecciones del tracto digestivo. El tratamiento consiste en la administración de fluidos para corregir la deshidratación y de antibióticos a largo plazo (de 2 a 3 meses) para tratar las infecciones bacterianas. A menudo son necesarios medicamentos para proteger el hígado, suplementos vitamínicos y apoyo nutricional. Si hay una obstrucción entre el hígado y la vesícula biliar, se necesita cirugía para restaurar la función normal.

La colangitis/colangiohepatitis no supurativa (crónica) suele afectar a gatos de mediana edad o mayores. Los gatos afectados suelen estar enfermos durante meses o incluso años antes del diagnóstico. Los signos incluyen vómitos y diarrea intermitentes, fluctuaciones en el apetito, conductas de ocultación e ictericia que aparece y desaparece. La progresión a la cirrosis (enfermedad hepática terminal) es posible, pero no es frecuente. Se puede prescribir un tratamiento de apoyo con fluidos, antibióticos, suplementos vitamínicos y otros fármacos apropiados. A menudo se recomienda el tratamiento con un corticoesteroide debido a la sospecha de que esta enfermedad es inmunomediada. Otros tipos de medicamentos pueden ayudar a los gatos que no responden al tratamiento inicial. Algunos tipos de medicamentos pueden ser necesarios a largo plazo.

Hepatitis portal linfocitaria

La hepatitis portal linfocitaria es una enfermedad inflamatoria del hígado que no afecta al tracto biliar. La causa es incierta, pero puede estar relacionada con una reacción a microorganismos, desechos o células inmunitarias que llegan al hígado desde el tracto digestivo. Su veterinario podrá proporcionarle un programa de tratamiento basado en la información más actualizada.

Venenos que afectan al hígado

Dado que el hígado es el principal órgano que metaboliza los fármacos, algunos fármacos pueden causar disfunción hepática en los gatos. Los signos y efectos específicos dependen del fármaco y de la dosis. En muchos casos, su veterinario será consciente de la posibilidad de padecer una enfermedad hepática cuando prescriba estos fármacos y vigilará a su gato para detectar cualquier signo de disminución o alteración de la función. También es muy importante no darle a su gato ningún medicamento humano sin consultar a su veterinario. El paracetamol (Tylenol®), por ejemplo, es extremadamente tóxico para los gatos.

Otras sustancias que son tóxicas para el hígado incluyen metales pesados, ciertos herbicidas, fungicidas, insecticidas, venenos para roedores, aflatoxinas (producidas por el moho), setas amanita, plantas cícadas (plantas ornamentales de palma de sagú para el jardín y el hogar y bonsáis) y algas verdeazuladas.

Si su mascota ha tenido una sobredosis accidental de un medicamento, ha tenido una reacción adversa a un medicamento (incluso a la dosis prescrita) o ha ingerido un veneno, se debe consultar inmediatamente a un veterinario. Si es necesario, el veterinario puede tomar medidas para minimizar la absorción del fármaco o del veneno. Según la situación, el veterinario puede inducir el vómito, administrar carbón activado, vaciar el estómago del animal o administrar una antitoxina apropiada. Cualquier información que pueda aportar sobre el tóxico puede ayudar a su veterinario a proporcionar un tratamiento más rápido.

Véase también Introducción al envenenamiento.

Derivaciones portosistémicas

Las derivaciones portosistémicas ya se han descrito como defectos hepáticos congénitos (innatos). Sin embargo, en algunos casos pueden desarrollarse como parte de una enfermedad que causa hipertensión arterial en la vena porta (la vena que lleva la sangre al hígado desde el tracto digestivo). En estos casos se denominan derivaciones adquiridas. Los signos incluyen sed excesiva, vómitos y diarrea. Son frecuentes la acumulación de líquido en el abdomen (ascitis) y los signos neurológicos intermitentes (encefalopatía hepática, véase anteriormente). El tratamiento médico de estos signos y de la enfermedad subyacente puede dar lugar a una respuesta favorable en algunos gatos. Los gatos con derivaciones adquiridas pueden vivir varios años sin ningún signo, y algunos pueden vivir una vida normal con tratamiento.

Enfermedades infecciosas del hígado

Varios tipos de infecciones pueden causar enfermedad hepática, incluyendo enfermedades víricas, bacterianas, fúngicas y parasitarias.

La peritonitis infecciosa felina está causada por un virus. La infección provoca una inflamación generalizada, especialmente en el abdomen (incluido el hígado), y la inflamación de los vasos sanguíneos (vasculitis). La ictericia, la acumulación de líquido en el abdomen, los vómitos, la diarrea y la fiebre son signos comunes.

El calicivirus sistémico virulento es una forma agresiva de un virus común de las vías respiratorias superiores de los gatos (llamado calicivirus felino). Los brotes del virus suelen producirse en albergues y criaderos, dando lugar a la muerte del 33-60 % de los gatos afectados. Los gatos adultos son los más gravemente afectados. Los signos incluyen fiebre, pérdida del apetito, hinchazón de las extremidades y de la cara, ictericia, pérdida de pelo y úlceras en la nariz, labios, orejas y pies.

La bacteria Mycobacterium avium puede causar infecciones hepáticas en gatos Abisinios y Somalíes jóvenes que nacen con deficiencias inmunitarias. Los gatos afectados a menudo presentan signos vagos, como pérdida de peso a pesar de comer grandes cantidades de comida. También pueden estar afectados los pulmones. Su veterinario puede recetarle antibióticos para tratar la afección. Pueden aparecer recidivas y pueden deberse a una disfunción del sistema inmunitario.

Otros tipos de infecciones bacterianas, como las causadas por Clostridium piliforme (enfermedad de Tyzzer), pueden causar daño hepático. Las infecciones en otras partes del organismo pueden transferirse al tejido hepático y causar daño o disfunción. Dado que el hígado puede ayudar a proteger al organismo de las infecciones bacterianas, los gatos con insuficiencia hepática o con enfermedad hepática de larga duración son más sensibles a las infecciones bacterianas en otras partes del organismo.

Las infecciones fúngicas más frecuentes asociadas a la disfunción hepática son la coccidioidomicosis y la histoplasmosis. Si el hígado está afectado, los signos pueden incluir dilatación abdominal, ictericia y agrandamiento del hígado. La coccidioidomicosis se puede tratar con administración prolongada (6-12 meses) de medicamentos antifúngicos. Sin embargo, a veces se producen recidivas. La histoplasmosis a menudo se trata con medicamentos antimicóticos recetados. Según la gravedad de la enfermedad, el pronóstico de recuperación puede ser malo. El tratamiento antifúngico de por vida es necesario para algunos gatos con estas enfermedades.

La toxoplasmosis es una enfermedad parasitaria que puede causar insuficiencia hepática a corto plazo debido a la muerte de las células hepáticas. El parásito es un protozoo, Toxoplasma gondii, que se encuentra en todo el mundo. La infección es más frecuente en los gatos que dan positivo al virus de la inmunodeficiencia felina y al virus de la leucemia felina. Se observa ictericia, dilatación abdominal, fiebre, letargo, vómitos y diarrea, además de signos de afectación del sistema nervioso central, los pulmones o los ojos. Se usa un antibiótico para el tratamiento, y a veces son necesarios otros fármacos. A pesar de la mejoría después del tratamiento, los gatos a menudo tienen infecciones a largo plazo y se deben controlar para detectar brotes recurrentes de la enfermedad. El pronóstico depende de la gravedad de la enfermedad. La toxoplasmosis también puede infectar a los humanos y es más probable que cause síntomas en mujeres embarazadas y en personas con un sistema inmunitario deteriorado. Dado que el parásito se transmite a través de las heces, las mujeres embarazadas y otras personas con mayor riesgo de infección deben evitar el contacto con las cajas de arena para gatos.

Enfermedades endocrinas que afectan al hígado

Varias enfermedades que afectan a las glándulas endocrinas pueden causar problemas hepáticos en los gatos. Estas enfermedades incluyen la diabetes mellitus y el hipertiroidismo.

Los gatos con diabetes mellitus tienen un mayor riesgo de desarrollar lipidosis hepática porque la diabetes mellitus aumenta el metabolismo y la movilización de lípidos. Los lípidos incluyen cualquier grupo de grasas solubles en agua y sustancias químicas similares a las grasas que son fuentes de combustible para el organismo. Sin embargo, cuando se depositan demasiados lípidos en el hígado, la función del órgano se ve afectada. El reemplazo de insulina puede o no corregir este problema de almacenamiento. Los gatos diabéticos también tienen un mayor riesgo de inflamación del páncreas (pancreatitis) y del conducto biliar (colangitis) y de infecciones bacterianas del tracto biliar.

Los gatos con hipertiroidismo tienen niveles elevados de ciertas sustancias químicas (enzimas) en el hígado y, en casos raros, una cantidad excesiva de bilirrubina (un pigmento biliar amarillo). Los gatos con exceso de bilirrubina pueden tener ictericia. A pesar de las enzimas hepáticas elevadas, la función del hígado suele ser normal. Los niveles de enzimas hepáticas casi siempre vuelven a la normalidad cuando se tratan las causas subyacentes. Sin embargo, un fármaco comúnmente utilizado para tratar el hipertiroidismo (llamado metimazol) puede, en raras ocasiones, causar enfermedad hepática.

Síndrome hepatocutáneo

El síndrome hepatocutáneo es raro, a largo plazo, progresivo y por lo general mortal. La diabetes mellitus suele estar presente al mismo tiempo, pero ciertos tumores, hormonas y fármacos también pueden desencadenar el síndrome. Las costras y las anomalías en las almohadillas de las patas, las orejas, la piel alrededor de los ojos y los puntos de presión son cambios cutáneos típicos. También se ha descrito falta de apetito, pérdida de peso, exceso de sed y micción y letargo. El tratamiento puede incluir fármacos antifúngicos y antibióticos para las infecciones cutáneas, suplementos de zinc y vitaminas, administración de aminoácidos, dietas ricas en proteínas, control de la diabetes mellitus con insulina y limpieza tópica de la piel afectada. Desgraciadamente, el tratamiento tiene poco efecto en la evolución de la enfermedad, y el pronóstico es de reservado a malo.

Quistes hepáticos

Los quistes hepáticos pueden ser adquiridos (por lo general nódulos únicos) o estar presentes al nacimiento (por lo general nódulos múltiples llamados enfermedad poliquística). La enfermedad poliquística congénita del hígado se ha descrito en gatos Persas. El gato con múltiples quistes también puede tener quistes en los riñones. Los quistes a menudo no se diagnostican, pero en ocasiones se agrandan y causan dilatación abdominal y otros signos como letargo, vómitos y sed excesiva. Los gatos con múltiples quistes en todo el hígado pueden tener signos de disfunción hepática. Su veterinario puede palpar masas indoloras en el abdomen. Los quistes se pueden identificar con radiografías o ecografía, pero es necesaria una biopsia para un diagnóstico definitivo. La extirpación quirúrgica de quistes aislados suele curar la afección, pero no siempre es necesaria. Los gatos con múltiples quistes que se extienden por todo el hígado se tratan con medicamentos de apoyo y dieta para reducir los signos de la enfermedad hepática.

Cánceres del hígado

Los tumores que se originan en el hígado (llamados tumores primarios) son menos comunes que los causados por la diseminación desde otra parte del cuerpo (llamados tumores metastásicos). Los tumores primarios se observan con mayor frecuencia en gatos de más de 9 años, y pueden ser malignos (cancerosos) o benignos. Los tipos más comunes de tumores primarios son los adenomas biliares, los adenocarcinomas biliares, los linfomas y otros tumores de células sanguíneas.

Los tumores metastásicos (que se diseminan) del hígado son menos comunes en los gatos que en los perros. Los cánceres que pueden extenderse al hígado son los carcinomas pancreáticos, intestinales y de células renales, los mastocitomas y el linfoma. Los tumores metastásicos suelen aparecer en múltiples localizaciones.

Los gatos con tumores hepáticos pueden no mostrar signos de enfermedad, mientras que otros pueden no estar interesados en la comida y estar letárgicos. Pueden desarrollarse convulsiones a causa de una encefalopatía hepática, un nivel bajo de azúcar en la sangre o diseminación del cáncer al cerebro. Durante la exploración física se puede encontrar un hígado agrandado o una masa abdominal. Los animales pueden estar pálidos (debido a hemorragias o anemia por enfermedad crónica) o ictéricos. Se necesita una biopsia para el diagnóstico definitivo. Si solo está afectado un lóbulo hepático, se recomienda la extirpación quirúrgica del lóbulo. La quimioterapia puede ser eficaz para algunos otros tipos de cáncer. El pronóstico a menudo es malo para los tumores hepáticos que afectan a múltiples lóbulos.

Amiloidosis hepática

El amiloide es una proteína que no se pliega en la forma correcta. La proteína mal plegada causa daños al desplazar a las células normales. La amiloidosis es una enfermedad hereditaria de los gatos Abisinios, Siameses y Orientales de pelo corto. Aunque algunos gatos pueden no mostrar signos, otros pueden tener pérdida de apetito, sed y micción excesivas, pérdida de peso, fiebre, nódulos linfáticos agrandados, vómitos, ictericia y agrandamiento del hígado. Los gatos afectados pueden colapsar y tener las membranas mucosas pálidas debido a la rotura del hígado y la posterior hemorragia en el abdomen. El diagnóstico se realiza mediante la identificación de depósitos de amiloide en muestras de biopsia hepática. La amiloidosis es progresiva, y el pronóstico de recuperación es malo, sobre todo si el diagnóstico se realiza en una fase avanzada de la enfermedad.

Enfermedades de la vesícula biliar y el conducto biliar

El hígado secreta bilis, una sustancia que ayuda a la digestión y absorción de grasas y a la eliminación de ciertos productos de desecho del organismo. La bilis se almacena en la vesícula biliar y se libera en el duodeno a través del conducto biliar.

La ictericia (un color amarillo perceptible en la piel, las membranas mucosas y los ojos) es a menudo el signo principal de enfermedades de la vesícula biliar y del conducto biliar. Una excepción es el cáncer de vesícula biliar, que puede no causar ictericia.

Obstrucción del conducto biliar

La obstrucción del conducto biliar se asocia con una serie de afecciones, que incluyen inflamación del páncreas (pancreatitis), intestinos, vesícula biliar y conducto biliar, cuerpos extraños intestinales, parásitos, cálculos biliares y tumores. La hinchazón del tejido, la inflamación o la cicatrización pueden causar compresión del conducto biliar. Una obstrucción repentina y completa puede producir letargo, fiebre, ictericia, vómitos, heces pálidas y cambios en el apetito (ya sea aumentado o disminuido). Algunos gatos desarrollan hemorragias anormales en 1 semana.

El diagnóstico se basa en pruebas de laboratorio, radiografías y ecografía. La cirugía abdominal es a menudo necesaria para diagnosticar y tratar la obstrucción. Los gatos con infecciones en las vías biliares corren el riesgo de sufrir complicaciones graves durante la cirugía. Los gatos con pancreatitis a veces pueden tratarse con medicación para aliviar la obstrucción, pero si esto no tiene éxito, puede ser necesaria la cirugía. Los cálculos biliares rara vez causan obstrucción, pero cuando esto ocurre, la extirpación de la vesícula biliar es el tratamiento preferido en la mayoría de los casos. Cuando el cáncer está presente, la cirugía puede proporcionar un alivio temporal, pero no suele ser una cura.

Inflamación de la vesícula biliar (colecistitis)

La inflamación de la vesícula biliar (colecistitis) suele estar causada por infecciones bacterianas que se inician en los intestinos y ascienden por el conducto biliar o se propagan por la sangre. Otras causas incluyen enfermedades de todo el organismo, tumores, traumatismos abdominales y obstrucción del conducto biliar. La pérdida de apetito, el dolor abdominal, la ictericia, la fiebre y los vómitos son signos comunes. El animal puede hallarse en un estado de shock debido a la inflamación abdominal.

La inflamación también puede extenderse a las ramas circundantes del conducto biliar y al hígado. El diagnóstico se basa en análisis de sangre y ecografía y puede confirmarse mediante biopsia para hacer cultivos bacterianos y análisis de tejidos. El tratamiento suele consistir en la extirpación de la vesícula biliar y la medicación con antibióticos apropiados para tratar la infección. El pronóstico es bueno si la cirugía y los antibióticos apropiados se inician pronto, pero es menos favorable si el diagnóstico y el tratamiento se retrasan. Después de la cirugía, los gatos corren el riesgo de contraer infecciones bacterianas recurrentes de las vías biliares. Su veterinario puede indicarle que tome la temperatura de su gato con regularidad para que pueda identificar y tratar estas infecciones desde el principio.

Cálculos biliares

Los cálculos biliares raramente causan enfermedad. En los gatos, los cálculos biliares suelen estar asociados con inflamación del conducto biliar. La mayoría de los gatos con cálculos biliares no muestran signos o muestran malestar solo después de comer. Cuando se observan, los signos incluyen vómitos, ictericia, pérdida de apetito, dolor abdominal y fiebre. A menudo hay infecciones bacterianas presentes. El tratamiento consiste en la administración de antibióticos y medicamentos hepáticos adecuados. La cirugía para extraer los cálculos es necesaria si existe inflamación de la vesícula biliar o si los cálculos están bloqueando el conducto biliar.

Trematodos hepáticos

La infestación por trematodos hepáticos es una causa poco frecuente de enfermedad de las vías biliares en los gatos. Platynosomum concinnum es el trematodo más común que infesta a los gatos. Se produce en Malasia, Hawái, el sudeste de EE. UU., el Caribe, América del Sur y África occidental. En el ciclo biológico del trematodo intervienen lagartos y sapos como hospedadores intermediarios. Los gatos se infestan cuando capturan e ingieren estos animales. En las áreas donde el trematodo es común, el 15-85 % de los gatos con acceso a hospedadores intermediarios están infestados. Los trematodos no causan ningún signo en la mayoría de los gatos, pero en otros obstruyen el conducto biliar, lo que causa una disfunción hepática grave. Los signos varían según el número de trematodos implicados, pero pueden incluir vómitos, diarrea, fiebre, ictericia, depresión, falta de apetito y agrandamiento del hígado. Los trematodos también pueden dañar el páncreas. Dado que la mayoría de los gatos infectados no muestran ningún signo, el diagnóstico puede ser difícil. Se pueden utilizar análisis de sangre y heces y ecografía. Se pueden utilizar antiparasitarios para tratar la infestación. A menudo son necesarios medicamentos adicionales. El pronóstico es favorable para las formas leves de la enfermedad.

Rotura de la vesícula biliar o del conducto biliar

La rotura de la vesícula o del conducto biliar se debe en la mayoría de los casos a cálculos biliares, a una inflamación de la vesícula o a un traumatismo. La rotura del conducto biliar también puede producirse como resultado del cáncer o de ciertos parásitos. La rotura da lugar a la fuga de bilis al abdomen, causando una afección grave llamada peritonitis biliar, que puede ser mortal si la rotura no se repara. Los signos incluyen disminución del apetito, malestar abdominal, distensión abdominal e ictericia. El tratamiento incluye la cirugía, que consiste en ligar el conducto biliar, extirpar la vesícula biliar o conectar la vesícula biliar con el intestino delgado. Los antibióticos y otros medicamentos también se suelen usar antes y después de la cirugía.

Para más información

Si su gato ha consumido un alimento, fármaco u otro producto y no está seguro de si es tóxico, consulte a su veterinario, al ASPCA Animal Poison Control Center, al Pet Poison Helpline o a otro servicio de información toxicológica para mascotas inmediatamente.

Consulte también el contenido para veterinarios sobre trastornos del hígado y de la vesícula biliar.