Cuando un coágulo de sangre bloquea un vaso sanguíneo de los pulmones, se denomina tromboembolia pulmonar. Los perros con riesgo de tromboembolia pulmonar incluyen aquellos que están críticamente enfermos o aquellos con ciertas enfermedades, incluyendo la anemia hemolítica inmunomediada, infecciones bacterianas, enfermedades perdedoras de proteínas, ciertas enfermedades cardiacas, pancreatitis, cáncer, diabetes mellitus, enfermedad de Cushing, hipotiroidismo, enfermedad del gusano del corazón o trastornos de la coagulación. Los perros que reciben corticoesteroides, que han sufrido una lesión importante o que se han sometido a una cirugía mayor, también pueden tener un mayor riesgo. La tromboembolia pulmonar puede causar una disfunción cardiaca y pulmonar potencialmente mortal.
Los signos varían según la extensión de la disfunción cardiaca y pulmonar. Son frecuentes la respiración dificultosa o rápida y la depresión. Otros signos incluyen tos (a veces con sangre), encías o piel teñidas de azul, colapso, shock y muerte súbita. La tromboembolia pulmonar es difícil de diagnosticar porque los signos y los resultados de las pruebas son similares a los observados en otras enfermedades. Las radiografías, la ecocardiografía (una ecografía del corazón) y otras pruebas especializadas pueden ser útiles.
El tratamiento está dirigido a mantener el corazón, los vasos sanguíneos y los pulmones. Se pueden utilizar fármacos que inhiben la coagulación para prevenir nuevos coágulos. El oxígeno y los medicamentos (como los broncodilatadores) se usan para mejorar la cantidad de oxígeno en la sangre. Los medicamentos que se usan en las personas para disolver los coágulos sanguíneos no se suelen usar en animales.
Consulte también el contenido para veterinarios sobre la tromboembolia pulmonar.