Hay varios tipos de enfermedades del saco anal, que incluyen impactación, inflamación y abscesos. Los síntomas clínicos están relacionados con el malestar asociado al sentarse o defecar. El diagnóstico se suele establecer mediante exploración física, pero puede necesitar microscopía, ecografía o biopsia. El tratamiento puede incluir la extracción manual, antibióticos o medicamentos antiinflamatorios, o drenaje o extracción quirúrgica.
Ilustración del Dr. Gheorghe Constantinescu.
La enfermedad del saco anal comprende varias entidades patológicas específicas, como la impactación del saco anal, la saculitis anal y el absceso del saco anal. Las razas pequeñas están predispuestas; las razas grandes o gigantes rara vez están afectadas. También puede producirse el adenocarcinoma de las glándulas apocrinas del saco anal. En los gatos, la impactación es la forma más común de enfermedad de los sacos anales.
Etiología y patogenia de la enfermedad del saco anal en perros y gatos
Los sacos anales pueden impactarse, infectarse, sufrir abscesos o desarrollar neoplasias. La falta de vaciado durante la defecación, la hipotonicidad muscular en los perros obesos y la seborrea generalizada (que causa hipersecreción glandular) producen una retención del contenido del saco anal. Esta retención puede predisponer a padecer sobrecrecimiento bacteriano, infección e inflamación.
Hallazgos clínicos y lesiones de la enfermedad del saco anal en perros y gatos
Los signos clínicos se relacionan con el dolor y el malestar al sentarse o defecación. También es frecuente arrastrar, lamerse y morderse la zona anal, así como la defecación dolorosa (disquecia) con tenesmo. Es común observar induración, abscesos y fístulas. En la impactación, se palpan masas duras en el área de los sacos. Estos sacos están repletos de una secreción espesa, pastosa y de color marrón, que solo puede vaciarse haciendo una gran presión y el contenido sale con forma de cinta fina. Cuando los sacos están infectados o abscesados, hay dolor intenso y a menudo decoloración de la zona. Los trayectos fistulosos se originan en los sacos abscesados y se abren a la piel. Estos deben diferenciarse de las fístulas perianales.
Las neoplasias de los sacos anales suelen ser indoloras y pueden asociarse a edema perineal, eritema, induración o fistulización. Los adenocarcinomas de las glándulas apocrinas de los sacos anales son típicos de las perras mayores. Estas perras pueden presentar signos secundarios a hipercalcemia, tales como poliuria y polidipsia o por presentar problemas relacionados con la masa perineal.
Diagnóstico de la enfermedad del saco anal en perros y gatos
Exploración física, aunque puede ser necesaria la microscopía, la ecografía o la biopsia
El diagnóstico de impactación, infección o formación de abscesos se confirma por examen rectal digital, durante el cual se pueden vaciar los sacos. El examen microscópico del contenido de los sacos anales infectados revela la presencia de muchos leucocitos polimorfonucleares y bacterias. Se debe sospechar la presencia de un tumor (adenocarcinoma apocrino de los sacos anales) en los sacos anales que estén duros, agrandados y que no se puedan exprimir ni con irrigación. La ecografía puede ser útil para determinar si un saco anal duro y que no se consigue vaciar se debe a infección/absceso o neoplasia. En el caso de sospechar un tumor, el diagnóstico se debe confirmar mediante biopsia. Se debe contemplar la posibilidad de la existencia de metástasis regionales y sistémicas, y efectuar una determinación del calcio sérico.
Tratamiento de la enfermedad del saco anal en perros y gatos
Vaciado manual, lavado, antibióticos o medicamentos antiinflamatorios, o cirugía según sea necesario.
Los sacos anales impactados se deben vaciar manualmente con suavidad. Se puede inyectar un agente emoliente o ceruminolítico o salino en el saco si el contenido es demasiado compacto como para permitir que sea vaciado eficazmente. Los sacos infectados deben limpiarse con antisépticos, seguidos de antibioterapia local y sistémica. Las compresas calientes, aplicadas cada 8-12 h durante 15-20 min, son beneficiosas para los abscesos. Puede ser necesario efectuar lavados repetidos semanalmente, combinados con la aplicación de una pomada con corticoesteroides y antibióticos. Añadiendo a la dieta suplementos de fibra se puede aumentar el volumen fecal, facilitando la compresión y el vaciado del saco anal.
Si el tratamiento médico no da resultado o si existe una neoplasia, lo indicado es extirpar quirúrgicamente el saco. Es preferible la técnica cerrada para la extirpación porque tiene menos complicaciones. Sin embargo, la incontinencia fecal, una complicación común de la cirugía del saco anal, puede ser el resultado de la lesión de la rama rectal caudal del nervio pudendo y puede ser completa si hay lesión bilateral. Puede haber fistulización crónica cuando la extirpación del saco anal no es completa o cuando se rompe el saco anal. Como consecuencia del traumatismo quirúrgico, pueden formarse cicatrices en el esfínter anal externo y que estas ocasionen tenesmo. ( See also page Tumores de las glándulas apocrinas originados en el saco anal.)
Puntos clave
La enfermedad del saco anal es un problema común en los perros, pero poco frecuente en los gatos.
La mayoría de los casos pueden tratarse con extracción manual e instilación local de pomadas antibióticas/esteroides.
En los casos graves, puede ser necesario el tratamiento quirúrgico.