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Fiebre transmitida por garrapatas en rumiantes

(Fiebre de los pastos)

PorZerai Woldehiwet, DVM, PhD, DipAgric
Revisado/Modificado jul 2020

La fiebre transmitida por garrapatas es una enfermedad rickettsial de los rumiantes domésticos y de vida libre en las zonas templadas de Europa. La enfermedad se transmite a través de la garrapata dura Ixodes ricinus. Los principales signos clínicos son fiebre súbita en las ovejas, y depresión, pérdida de peso y disminución de la producción de leche en el ganado vacuno. El diagnóstico se realiza mediante PCR. Las oxitetraciclinas son el tratamiento más eficaz. No existe vacuna.

La fiebre de las garrapatas es un proceso febril de los animales domésticos y de rumiantes criados en libertad en las zonas templadas de Europa. Es frecuente en ovejas y ganado vacuno en el Reino Unido, Irlanda, Noruega, Finlandia, Países Bajos, Austria y España. En la India y Sudáfrica se ha descrito una enfermedad similar transmitida por otras garrapatas. Los hospedadores principales son las ovejas y el ganado vacuno, pero las cabras y los ciervos son también sensibles.

Etiología de la fiebre transmitida por garrapatas en rumiantes

El agente causal de la fiebre transmitida por garrapatas se clasifica actualmente como un miembro del orden Rickettsiales, de la familia Anaplasmataceae, como Anaplasma phagocytophilum, que incluye a los agentes granulocíticos anteriormente conocidos como Ehrlichia phagocytophila, Ehrlichia equi y el agente causante de la ehrlichiosis granulocítica humana.

El microorganismo infecta a eosinófilos, neutrófilos y monocitos, en ese orden. Los cuerpos de inclusión citoplasmáticos pueden verse de color azul grisáceo en frotis de sangre teñidos con Giemsa y pueden contener una o más partículas de rickettsias de tamaño y forma variables. La variedad de tipos morfológicos encontrados en las inclusiones citoplasmáticas no representa distintos estadios de desarrollo, como en el caso de las clamidias, sino que más bien son colonias de rickettsias situadas en el interior de vacuolas citoplasmáticas.

Las garrapatas adultas infectadas en la fase de larva o de ninfa pueden transmitir la enfermedad de igual modo que lo pueden hacer las ninfas infectadas en la fase de larva, pero la infección no parece transmitirse desde la hembra adulta a la fase de larva a través de los huevos. Las rickettsias pueden sobrevivir en las garrapatas infectadas durante largos periodos y, debido a que I ricinus puede permanecer sin alimentarse durante >1 año, esperando a un nuevo hospedador, las garrapatas infectadas en su fase previa pueden seguir siéndolo después de largos periodos de hibernación. La rápida transmisión de la infección por la inyección de sangre infectada sugiere que el organismo podría transmitirse de forma mecánica por insectos picadores. Además, si los microorganismos descritos como causantes de un proceso similar en los rumiantes de la India y Sudáfrica son en realidad A phagocytophilum, es muy probable que estén involucradas además de I ricinus otras garrapatas distintas.

Hallazgos clínicos de la fiebre transmitida por garrapatas en rumiantes

Una vez que se produce la infestación con garrapatas infectadas, el periodo de incubación de la fiebre transmitida por garrapatas puede ser de 5-14 días, pero tras la inyección de sangre infectada el periodo de incubación es de 2-6 días. En las ovejas, el principal signo clínico es la aparición súbita de fiebre (40,5-42,0 °C) que dura 4-10 días. No existen otros signos destacables, salvo que, por lo general, los animales se muestran apáticos y pueden perder peso. Las frecuencias respiratoria y cardiaca se suelen encontrar aumentadas y a menudo aparece tos.

En muchos lugares de Europa, entre ellos Noruega, Austria, España y Suiza, la enfermedad desarrollada en el ganado vacuno se conoce como fiebre de los pastos. La enfermedad se presenta anualmente como una epidemia leve, cuando las vacas lecheras, tanto novillas como adultas, salen a pastar en primavera y a comienzos del verano. En cuestión de días, las vacas se encuentran apáticas y deprimidas, y muestran una notable pérdida de apetito y reducción en la producción de leche. Las vacas afectadas suelen padecer dificultad respiratoria y tos. Los signos clínicos son más obvios y más prolongados en los animales recién adquiridos que en los nacidos y criados en la granja. Con frecuencia, se busca el consejo del veterinario después de una caída repentina en la producción de leche.

Los abortos afectan a las ovejas y vacas sensibles que se encuentran en las últimas fases de la gestación y que se han introducido recientemente en los pastos infestados con garrapatas, y se producen a los 2-8 días después de la aparición de la fiebre. Excepto en el caso de las ovejas que abortan, la muerte por fiebre transmitida por garrapatas es muy rara. La calidad del semen de los carneros y toros infectados puede verse muy reducida. Las variaciones observadas en la gravedad de los efectos clínicos pueden deberse a las diferencias existentes entre las distintas cepas de A phagocytophilum o en la sensibilidad del hospedador.

Quizá el efecto más importante de la infección es el grave deterioro de los mecanismos de defensa humoral y celular, que tiene como consecuencia una mayor sensibilidad a padecer infecciones secundarias como:

Lesiones

La fiebre de las garrapatas se caracteriza por cambios hematológicos transitorios, que son inconfundibles. A los 2-4 días después de producirse la infección natural o experimental, se desarrolla una neutrofilia moderada, seguida de una intensa leucopenia caracterizada por linfocitopenia y neutropenia. La linfocitopenia dura 4-6 días, mientras que la neutropenia se desarrolla de manera progresiva y se torna más intensa ~10 días después de producirse la infección. Los estudios con anticuerpos monoclonales que reconocen los marcadores superficiales de ambos tipos de linfocitos ponen de manifiesto que tanto los linfocitos T como los linfocitos B se encuentran disminuidos. El número de eosinófilos circulantes también se reduce durante al menos 2 semanas. Una vez superada la fase febril, el número de monocitos puede aumentar. En el pico de la reacción, >90 % de los neutrófilos circulantes y eosinófilos pueden estar infectados. Los monocitos están infectados predominantemente durante los últimos días de la bacteriemia, mientras que los granulocitos suelen estar infectados durante todo el periodo de la bacteriemia. El número de trombocitos circulantes también se encuentra disminuido durante la fase febril, y posiblemente esta sea la causa de los síndromes hemorrágicos que ocasionalmente se asocian a la fiebre de las garrapatas.

Diagnóstico de la fiebre transmitida por garrapatas en rumiantes

  • Sugerido por signos clínicos, confirmado por PCR.

Puede diagnosticarse la enfermedad si se presenta fiebre elevada durante la primavera y el verano en ovejas que habitan en zonas infestadas por garrapatas, junto con la aparición de cambios hematológicos y la presencia de inclusiones en el interior de los granulocitos o la detección de ADN específico mediante PCR. La PCR y otros métodos moleculares son particularmente útiles durante las últimas etapas de la bacteriemia primaria y durante la infección persistente, cuando es difícil detectar cuerpos de inclusión en los frotis sanguíneos.

Por lo general, la enfermedad clínica se observa solo en corderos jóvenes nacidos en áreas infestadas por garrapatas o en animales de avanzada edad recientemente introducidos en estas zonas. La demostración de cuerpos de inclusión típicos en frotis de sangre o ADN especifico por PCR debería mostrar la asociación entre la fiebre transmitida por garrapatas y los casos de piemias y abortos por garrapata, en particular cuando los abortos se producen después de trasladar a los animales gestantes desde una zona libre de garrapatas a pastos infestados. La infección podría establecerse retrospectivamente demostrando un aumento de los títulos de anticuerpos por inmunofluorescencia indirecta o ELISA.

En las vacas lecheras afectadas, los principales signos son los abortos y una caída repentina en la producción de leche. El otro signo clínico en el ganado vacuno infectado es la aparición de una enfermedad respiratoria tras haber llevado a los animales por primera vez a un pasto infestado con garrapatas. También debe sospecharse la fiebre de las garrapatas cuando se producen abortos y el nacimiento de crías muertas, en particular en las novillas, tras la introducción del ganado en pastos infestados con garrapatas. Por lo tanto, en zonas donde la enfermedad es enzoótica, deben examinarse frotis de sangre para detectar la presencia de microorganismos en todos los casos de abortos en ovejas y vacas, así como cuando se observe una reducción brusca de la producción de leche poco después de que los animales hayan regresado a los pastos.

Tratamiento y control de la fiebre transmitida por garrapatas en rumiantes

  • Las oxitetraciclinas son el tratamiento más eficaz.

Se considera que las oxitetraciclinas de acción corta son los antibióticos más efectivos para la fiebre transmitida por garrapatas, ya que pueden prevenir las recidivas, al contrario que las penicilinas, la estreptomicina y la ampicilina. La sulfametacina también resulta útil. Si en los primeros días de infección se trata al ganado vacuno lechero con oxitetraciclinas, la fiebre se reduce rápidamente y la producción de leche se recupera.

Hay tres aspectos importantes del control: control del vector, la quimioterapia y la inmunidad. Se puede lograr un control eficaz eliminando o reduciendo notablemente el contacto con la garrapata vector, ya sea manteniendo al ganado vacuno y ovino en pastos de tierras bajas que estén libres de garrapatas o utilizando acaricidas. En las explotaciones de ganado ovino, habitualmente se mantiene a las ovejas y a los corderos en una pradera cercada, relativamente libre de garrapatas, hasta que los corderos alcanzan las ~6 semanas de vida. Los corderos también se benefician de una mejor nutrición de las madres.

El método de sumergir a los corderos de 1-2 semanas de vida en un baño acaricida no se practica habitualmente, debido a la dificultad de reunir a corderos que habitan en granjas distanciadas entre sí, al riesgo de que sus madres no les acepten a su regreso y a la relativamente corta duración de la protección que proporcionan los acaricidas, que se debe posiblemente a la escasa densidad del vellón y a la rapidez a la que crecen los corderos. Sin embargo, cuando se sumerge a los corderos dos veces en baños acaricidas con un intervalo de 2-3 semanas o se les impregna con preparaciones acaricidas antes de que los corderos se trasladen desde los apriscos a los pastos de las colinas se controlan eficazmente las garrapatas. Debe evitarse el traslado de las hembras gestantes desde los pastos libres de garrapatas a los pastos infestados.

En las áreas endémicas, se puede instaurar un tratamiento con tetraciclinas de acción prolongada como medida profiláctica. Cuando los animales sensibles a la infección, en particular las ovejas y vacas gestantes y los corderos neonatos, van a ser trasladados desde zonas libres de garrapatas a zonas infestadas, es conveniente combinar los baños de inmersión con el empleo profiláctico de tetraciclinas de acción prolongada. Este tratamiento de los corderos en las primeras 2-3 semanas de vida puede proporcionarles protección durante al menos 3 semanas y ayuda a reducir las infecciones secundarias como la piemia por garrapatas, la pasteurelosis y la colibacilosis. Puede también mejorar la tasa de crecimiento.

Aunque sigue habiendo controversia con respecto a varios aspectos de la inmunidad, en general se acepta que las ovejas y vacas que se han recuperado de uno o dos episodios de enfermedad clínica por fiebre transmitida por las garrapatas se muestran inmunes frente a un nuevo desafío. La inmunidad puede durar varios meses, pero se reduce rápidamente si se retira a los animales de los pastos infestados por garrapatas. Las infecciones secundarias suelen ser más leves mientras persiste la inmunidad residual. Existe un grado variable de inmunidad cruzada entre cepas de A phagocytophilum.

No se dispone de vacunas efectivas para proteger a los rumiantes frente a la forma clínica de la fiebre de las garrapatas. No obstante, si se va a llevar a los animales sensibles a pastos infestados por garrapatas, podría ser conveniente infectarlos deliberadamente antes del traslado y tratarlos con oxitetraciclinas con anterioridad o inmediatamente después de la aparición de la fiebre. Esto permitirá la multiplicación del microorganismo y, por lo tanto, la estimulación de respuestas inmunitarias; puede ser necesaria una duración mínima de bacteriemia para que se desarrolle una inmunidad protectora. Debido a que no todas las cepas de A phagocytophilum presentan protección cruzada, deben utilizarse las cepas específicas de cada zona.

Puntos clave

  • La fiebre de las garrapatas es una infección por rickettsias de los rumiantes criados en las zonas templadas de Europa.

  • La enfermedad se transmite a través de la garrapata Ixodes ricinus.

  • Los hospedadores principales son las ovejas y el ganado vacuno, pero las cabras y los ciervos son también sensibles.

  • Las oxitetraciclinas se consideran el tratamiento más eficaz.