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Diagnóstico de gestación en cabras

PorJamie Lynn Stewart, DVM, MS, PhD, DACT
Revisado/Modificado ago 2021

    La determinación de la gestación en las hembras se suele realizar usando una ecografía en tiempo real para visualizar la presencia de un embrión/feto y placentomas dentro del útero. La ecografía transabdominal es rápida y fiable y puede detectar el embarazo a los 30 días, aunque es más precisa después de los 45 días de gestación. Si es posible, las hembras deben estar en ayunas de alimentos (12 horas) y agua (4 horas) para mejorar la velocidad y la precisión cuando se realizan ecografías en explotaciones grandes. La ecografía transrectal es más difícil y requiere más tiempo, pero puede diagnosticar la gestación a los 20 días. La ecografía se puede utilizar para contar embriones/fetos con mayor precisión hasta los 85 días de gestación, lo cual es importante cuando se trata de hembras propensas a la toxemia de la gestación al final de la gestación. Los expertos en ecografía pueden determinar el sexo fetal entre los días 55 y 70 de gestación y es más precisa en las gestaciones simples que en las múltiples. Se pueden hacer radiografías para diagnosticar la gestación con un 100 % de precisión después del día 70 y detectar el número de cabritos después del día 75, aunque no se realiza de forma rutinaria debido a la impracticabilidad y al coste.

    Las concentraciones de progesterona se pueden medir en leche o suero. Las muestras deben recogerse precisamente un ciclo (19-24 días) después de la cubrición de la hembra. Mientras que los niveles bajos de progesterona pueden confirmar que la hembra no está gestante, la progesterona alta no es una prueba positiva de gestación, porque no puede diferenciar entre la mitad del ciclo, una gestación real o una pseudogestación. Además, las concentraciones de progesterona no pueden determinar con precisión la viabilidad o predecir el número fetal cuando se realizan al principio de la gestación. Sin embargo, si se miden con >3 meses de gestación, se ha descrito que las concentraciones de progesterona son mayores en las hembras con trillizos que en las hembras con gemelos o fetos únicos.

    La prueba del sulfato de estrona, realizada en plasma u orina, es otro método para determinar la gestación. A los 15-20 días después de la concepción, el nivel de sulfato de estrona, un estrógeno conjugado producido por el embrión, se eleva sustancialmente y se mantiene elevado durante toda la gestación. La mayoría de los laboratorios comerciales recomiendan esperar hasta los 50-60 días de gestación para realizar la prueba y garantizar resultados precisos. Se han descrito concentraciones más altas de sulfato de estrona en las hembras que tienen gemelos o trillizos que en las que tienen un solo feto. El aborto, la muerte fetal o la reabsorción embrionaria provocan un descenso en la concentración de sulfato de estrona; por tanto, la prueba también es útil para medir la viabilidad del embrión o feto.

    La proteína B específica de la gestación (PSP-B), también conocida como glucoproteína asociada a la gestación, se produce por la placenta y puede detectarse en el suero o plasma de hembras gestantes mediante ELISA al menos 25–30 días después de la reproducción. Los propietarios pueden optar por enviar esta prueba ellos mismos después de observar la falta de retorno al estro en las hembras cruzadas. Las concentraciones de PSPB son menores en las hembras portadoras de fetos únicos que en las hembras de gestación múltiple. Por tanto, agrupar a las hembras por niveles de PSPB puede ser útil cuando se trata de hembras al final de la gestación. Sin embargo, debido a la larga semivida de la PSPB, pueden producirse falsos positivos cuando la muerte fetal se ha producido en los últimos 15 días.

    La hidrometra, o pseudogestación, está bien documentada en cabras, aunque su causa es desconocida. El líquido amniótico (aséptico) se acumula dentro del útero y se acompaña de concentraciones periféricas elevadas de progesterona debido a un fallo en la luteólisis. Aproximadamente el 50 % de las pseudogestaciones pueden resultar de la muerte embrionaria precoz en ≤40 días de gestación. Un mecanismo adicional implica la persistencia espontánea del cuerpo lúteo, que se da con mayor frecuencia en cabras viejas, no cubiertas fuera de la época de cubrición natural o después de la ovulación inducida. El diagnóstico puede establecerse excluyendo la gestación junto con la presencia de signos clínicos.

    La hidrometra puede tratarse con prostaglandina para lisar el cuerpo lúteo, y las hembras pueden volver a concebir si se diagnostican y tratan pronto. Sin embargo, si la afección persiste o recidiva, las posibilidades de una concepción futura disminuyen y las hembras deben ser eliminadas. Otras causas descritas de hidrometra en hembras mayores incluyen adherencias cervicales que se desarrollan después de una distocia y que impiden el drenaje normal de líquido o neoplasia. Estos animales no responderán a la administración de prostaglandinas y tienen un mal pronóstico de fertilidad.

    Los abortos en rebaños de cabras son relativamente frecuentes y tienen graves consecuencias económicas. Las evaluaciones diagnósticas deben realizarse cuando los abortos exceden el 5 % del número total de animales gestantes en un rebaño o si varios abortan en un periodo corto de tiempo. La clamidiosis (Chlamydia psittaci), la toxoplasmosis (Toxoplasma gondii), la campilobacteriosis (Campylobacter fetus fetus) y la fiebre Q (Coxiella burnetii) son causas infecciosas comúnmente identificadas de abortos en cabras en EE. UU. Se suelen observar lesiones placentarias con estos patógenos debido al desarrollo de placentitis. Si se observan defectos congénitos, como artrogriposis, se debe sospechar la presencia de virus (p. ej., fiebre del Valle de Cache, enfermedad de la frontera, virus de la lengua azul) y plantas tóxicas (p. ej., Veratrum californicum). El feto y la placenta se han de enviar a un laboratorio de diagnóstico. Se deben obtener muestras pareadas de suero de la hembra y conservarlas adecuadamente, en caso de que estén indicadas pruebas de serología. Se ha de realizar una anamnesis completa, incluyendo la nutrición y cualquier cambio reciente en el cuidado, para ayudar en la evaluación diagnóstica y el tratamiento.

    La prevención de los abortos y de la infertilidad se logran mejor manteniendo las explotaciones con bajo estrés e implementando medidas de bioseguridad. Los animales nuevos deben aislarse durante 2-3 semanas antes de introducirlos en la explotación. Pueden incorporarse vacunas frente a Chlamydia y Campylobacter spp a los protocolos sanitarios de la explotación si es necesario. Sin embargo, estas vacunaciones sólo minimizan las pérdidas y no previenen completamente las infecciones. Aunque las estrategias previas para reducir la probabilidad de abortos implicaban la administración profiláctica de tetraciclinas de grado alimenticio, esta práctica tenía una eficacia mínima y ahora está restringida con la implementación de la directiva de alimentos veterinarios.