Los animales domésticos dependen de los cuidadores para satisfacer sus necesidades fisiológicas y de comportamiento. Por consiguiente, el manejo y la nutrición son esenciales para la salud y el bienestar de los animales. Esto es especialmente aplicable en la agricultura, en la que los métodos de producción exigen un alto nivel de productividad animal. Con los avances continuos, los sistemas de producción han tendido a intensificarse, lo que exige una adaptación continua en el manejo y las prácticas nutricionales para asegurarse de que no limitan el bienestar, la salud o la producción animal.
A pesar de las mejoras en los sistemas de producción, las enfermedades infecciosas siguen siendo un problema de salud importante, especialmente en los animales jóvenes. El manejo y la nutrición adecuados son esenciales para la prevención y el control de muchas enfermedades tanto infecciosas como no infecciosas.
Las enfermedades infecciosas requieren una colonización satisfactoria por un organismo infeccioso específico (p. ej., una bacteria, un virus, un parásito); sin embargo, la mera presencia del microorganismo suele ser insuficiente para que se desarrolle la enfermedad. Los factores ambientales y del hospedador influyen en el hecho de que un animal desarrolle una enfermedad clínica o vea mermada su productividad después de la infección. Las prácticas de manejo deben limitar la exposición a los microorganismos y mitigar las circunstancias que predisponen a los animales al desarrollo de enfermedades clínicas y subclínicas después de la exposición.
El método de manejo más eficaz para prevenir las enfermedades infecciosas es erradicar y excluir el microorganismo que causa la enfermedad mediante bioseguridad. La erradicación y la bioseguridad son los pilares del manejo de enfermedades exóticas; sin embargo, su implementación suele ser poco práctica para las enfermedades endémicas comunes.
No obstante, ha habido avances en la erradicación de enfermedades previamente endémicas a nivel nacional y regional y por explotaciones. Por ejemplo, los gobiernos, las organizaciones de productores y los productores individuales han iniciado programas de erradicación frente a patógenos como el virus de la diarrea bovina y el herpesvirus bovino 1. Las industrias porcina y avícola utilizan con éxito la erradicación y la bioseguridad en las explotaciones como parte del manejo básico de lotes para controlar muchas enfermedades.
Dado que la erradicación no es factible para todos los microorganismos infecciosos, el objetivo de las estrategias de manejo es controlar, más que eliminar, la enfermedad en sí. Esto a menudo implica identificar y reducir las circunstancias que favorecen la transmisión del agente infeccioso, mitigar las condiciones ambientales que contribuyen al desarrollo de la enfermedad y minimizar las circunstancias que aumentan la sensibilidad del hospedador. Las circunstancias que contribuyen al desarrollo de la enfermedad se denominan factores de riesgo para esa enfermedad. Los factores de riesgo pueden estar relacionados con el microorganismo, el entorno del animal o el propio animal. Identificar y mitigar estos factores de riesgo es uno de los objetivos de la estrategia de manejo para prevenir una enfermedad específica y mantener la productividad.
Muchas enfermedades comunes tienen una etiología compleja que implica la interacción de más de un microbio. Otras están causadas por patógenos para los que no existen tratamientos fiables (p. ej., virus, algunos parásitos) ni medidas preventivas específicas (p. ej., criptosporidiosis en terneros). La prevención y el control de estas enfermedades depende del uso de una estrategia de manejo para mitigar los factores de riesgo de infección y desarrollo de la enfermedad. Estas estrategias de control incluyen prácticas generales de manejo, no necesariamente dirigidas a un microorganismo infeccioso específico, y prácticas de manejo para abordar los factores de riesgo que son específicos para patógenos particulares.
Los abordajes multidimensionales que utilizan muchas prácticas de manejo son las formas más eficaces de controlar y prevenir enfermedades infecciosas y no infecciosas comunes en la producción animal de consumo. Algunos ejemplos de enfermedades endémicas que exigen un abordaje multidimensional son la neumonía en terneros y lechones, la enfermedad gastrointestinal en neonatos, el complejo de enfermedad respiratoria bovina en ganado de cebo, causas infecciosas de infertilidad, la mastitis en vacas lecheras y las enfermedades metabólicas en vacas lecheras. Del mismo modo, ciertas enfermedades en los animales de compañía, como la enfermedad respiratoria en los criaderos de gatos, la tos de las perreras en residencias caninas y las enfermedades respiratorias infecciosas y alérgicas en caballos (p. ej., obstrucción recurrente de las vías respiratorias), se controlan más eficazmente mediante el manejo de los factores de riesgo.
Es probable que aumente la necesidad de implementar estrategias de manejo multidimensionales para mantener la salud y mejorar la productividad de los animales a medida que la automatización del control, la alimentación y el ordeño de los animales reemplacen la observación directa de estos. Los sistemas de producción lechera pueden utilizar herramientas de control automatizadas para detectar el celo, detectar la cojera, controlar la condición corporal y evaluar el comportamiento en el comedero.
Los consumidores y los grupos de interés a menudo presionan a los involucrados en la producción animal para que aborden los problemas sobre algunas prácticas industriales actuales. Algunos ejemplos de estos problemas son los vínculos potenciales entre el uso de fármacos en animales y la resistencia a los antimicrobianos en patógenos humanos, el manejo de desechos animales y la contaminación ambiental en los sistemas de producción intensiva, el papel de las prácticas de manejo en las enfermedades transmitidas por los alimentos y el mantenimiento de patógenos zoonóticos, y el impacto de ciertas prácticas de manejo sobre el bienestar animal.
Incluso si no hay pruebas concluyentes que relacionen la producción animal con los problemas de salud pública, las prácticas de manejo serán casi con certeza revaluadas en respuesta a la percepción de tales vínculos y modificadas según corresponda. Los cambios en las prácticas de manejo adoptarán diferentes enfoques; sin embargo, todavía deben centrarse en mantener la sanidad y la producción animal. A menudo, la identificación y realización de cambios requiere una inversión en investigación para garantizar que cualquier cambio en el manejo sea práctico y pueda lograr el resultado deseado.
El manejo nutricional es parte del manejo animal global y es esencial para la sanidad y la productividad. La nutrición influye en la sensibilidad del animal a la enfermedad (p. ej., enfermedad del tracto urinario inferior felino), así como en el tratamiento de ciertas enfermedades (p. ej., diabetes en animales de compañía, hiperlipidemia, cetosis clínica y subclínica en ganado lechero). Las raciones/dietas deben cubrir las necesidades fisiológicas básicas (p. ej., energía, proteínas, grasas, carbohidratos, vitaminas, minerales) del animal y asegurar un crecimiento y una productividad óptimos. El manejo nutricional debe considerar la función digestiva, la edad, el sexo, la raza, el estado de lactación y el estado gestacional, así como la actividad física y las condiciones ambientales.
Las enfermedades relacionadas con la nutrición incluyen enfermedades asociadas a excesos nutricionales (p. ej., efecto tóxico directo o trastorno digestivo), a deficiencias nutricionales (tanto primarias como secundarias) o a desequilibrios nutricionales. En producción animal, la salud y la producción están muy influidas por el manejo nutricional con respecto a la formulación de la ración. La preparación del alimento y la modalidad de suministro del alimento son a menudo tan importantes para la salud y la productividad de los animales como el valor nutricional real de la ración. Un suministro inadecuado del alimento puede ser causa directa de enfermedad (p. ej., acidosis ruminal o laminitis) o aumentar la sensibilidad a la enfermedad (p. ej., enterotoxemia por Clostridium perfringens tipo D). En muchos sectores de producción animal, las herramientas de manejo automatizadas han facilitado la tarea de garantizar una nutrición y una disponibilidad de alimento constantes; sin embargo, la capacidad de controlar el rendimiento de los sistemas automatizados requerirá nuevas herramientas.
Las enfermedades relacionadas con la nutrición en animales de compañía engloban tanto enfermedades por excesos (p. ej., enfermedad ortopédica del desarrollo en los perros asociada a un exceso de calcio y energía) como enfermedades por deficiencias (p. ej., ceguera en los gatos asociada a déficit de taurina). Los alimentos y el manejo alimentario pueden influir también en la salud animal si la alimentación puede ocasionar una exposición a riesgos físicos contenidos en los alimentos (p. ej., objetos afilados), sustancias químicas (p. ej., micotoxinas, plantas tóxicas), alérgenos (p. ej., ácaros del polvo, esporas del moho) o microorganismos (p. ej., mohos, Salmonella spp). Las prácticas nutricionales y de manejo de desechos también son importantes para prevenir y controlar las enfermedades infecciosas que se transmiten por vía fecal-oral (p. ej., salmonelosis, paratuberculosis en rumiantes y toxoplasmosis en gatos).